Él es ese compañero que se sentaba al final de la clase. El que pensabas que estaba aferrado a un bote de helado y los videojuegos y su club de ajedrez ocupaban la mayor parte del tiempo. Topicazos yanquis que florecen al conocer la imagen de Matthew E. White, quien parece haberse escapado del San Francisco de los años setenta. Y ya se sabe que no hay una segunda oportunidad de causar una primera impresión; pero, lo que en realidad parece haber sucedido es que, se pasó su adolescencia mirando por una rendija para aprender de tipos como Bill Withers, Bill Callahan, Marvin Gaye, Curtis Mayfield o Bon Iver. “Big Inner” (Domino, 2012) es el primer disco de este barbudo originario de Richmond (Virginia) que no ha sido excesivamente popular en nuestro país pero que se ha hecho un hueco entre los amantes del soul, del folk y de la psicodelia. Con tan solo 32 años ha demostrado que se puede hacer un disco de género para concentrarse en la fórmula magistral que toda grabación debe tener: no pecar de brillantez en el sonido porque un poco de polvo siempre viene bien.
“Atiende a la prescripción: “Big Inner” es un disco para escuchar con auriculares en una primera toma de contacto”.
One of these Days, que abre el LP, es un glosario de instrumentos y arreglos que pintan una panorámica de quién es White y qué es lo que se va a poder escuchar en todo el disco.
Canciones como Big Love piden concentrarse en la hipnótica línea de bajo que sustenta al tosco piano presente en los casi cinco minutos que dura el tema. De hecho, este corte podría erigirse como uno de los más representativos de la nueva hornada soul del siglo XXI. Hay cuerdas, metales, palmas, coros góspel y una voz principal, por momentos de hilo, que reclama toda la atención desde la más absoluta discreción.
Steady in Peace es otro caballo ganador. Utiliza los planos del sonido para poner de manifiesto que la mezcla de los elementos, como en cualquier formulación química, debe hacerse con los átomos precisos. Especialmente atractivos son los arreglos de vientos que, junto con las voces, realizan un interesante juego de pregunta-respuesta.
A nivel general, en las instrumentaciones de Big Inner, también hay algo de Dusty Springfield, de Al Green, de Mungo Jerry o de Hendrix. El disco ha sido producido por el propio White y ha contado con los arreglos del músico Trey Pollard, colaborador habitual de Bryce McCormick y Schuyler Fisk (ambos, son la nueva esperanza para el folk y el country).
Hasta que Matthew E. White visite nuestro país a principios de abril hay tiempo para revisar Big Inner. Álbum, en el que la psicodelia, el soul, el folk y el country son los vértices del oráculo de este alumno aventajado.
Por: María Purple.