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José Ignacio Lapido: Lecciones Magistrales

Madrid, Teatro Lara, 20 de febrero de 2014 

Volvía el maestro granaíno a su lugar favorito para tocar en Madrid, el teatro Lara que tan bien le ha acogido en las veces anteriores. Con una buena entrada, Lapido en formato electro-acústico quiso devolver el cariño del público ofreciendo lo que mejor sabe hacer: canciones soberbia que desde hace 30 años, primero con 091 y ahora en solitario, han pasado a formar parte por derecho propio del mejor rock español de todos los tiempos. 

La banda que le acompaña desde hace más de 10 años, sus fieles escuderos Víctor Sánchez a la guitarra, Raúl Bernal al piano y Popi González. batería, aporta solidez a las composiciones. 

El repertorio fue un amplio recorrido por toda su discografía, empezando por No Queda Nadie en la Ciudad y Nada Malo, dos medios tiempos que precedieron a Cosas Por Hacer, de su más reciente trabajo Formas de Matar el Tiempo (2013). 

Lo bueno de los conciertos de José Ignacio es que tiene un repertorio tan amplio que no hace dos shows iguales, en este caso rescatando temas no habituales como El Carrusel Abandonado o Tiros y consiguiendo que no decaiga en ningún momento el espectáculo. 

Ladridos del Perro Mágico de su primer disco en solitario de 1999 encaja perfectamente con el último single Muy Lejos de Aquí. El rock también estuvo presente, aunque en menor medida, con Está que Arde o El Principio del Fin, del EP Luz de Ciudades en Llamas, a la que el propio autor definió como un tema increíble. 

El recuerdo a su ex-grupo 091 llegó con La Noche que la Luna Salió Tarde que estremeció a todos los presentes tanto como cuando citó a Nietzsche diciendo que “No sabia diferenciar las lágrimas de la música”. A continuación tocó Algo me Aleja de Ti, tema que incorporó Quique González a su Daiquiri Blues

Para los bises solo en escena volvió a su pasado con Sigue Estando Dios de Nuestro Lado y ya con la banda Nubes con Forma de Pistola, con una letra tan presente desgraciadamente como en el día que fue concebida. 

Después de La Hora de los Lamentos y La Antesala del Dolor, el rugido del público obligó a Raúl Bernal y Lapido a entregarnos un desgarrador Con la Lluvia del Atardecer. La banda salió por última vez para interpretar En el Ángulo Muerto y el himno La Torre de la Vela, que en 1988 nos voló la cabeza. Cerraron así un recital de lecciones magistrales sin parangón en nuestra escena. 

Texto y fotos: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”