Hablar de Antonio Arias es hacerlo de uno de los músicos más inquietos e interesantes de nuestra música. Su carrera es un claro ejemplo de lo que es un artista inmerso en la eterna investigación sonora. Un músico que partiendo directamente desde el desierto o de caminos escasamente transitados ha logrado legarnos algunos de los trabajos más interesantes facturados en nuestro país en los últimos veinticinco años, independientemente de lo que la crítica y las cifras de ventas digan.
Y es que ya sea al frente de Lagartija Nick, en compañía del siempre presente Enrique Morente o en su proyecto solista-coral al frente de los distintos “Multiversos”, sus canciones son sinónimos de poesía, vanguardismo y calidad, algo de lo que muy pocos pueden presumir.
Por todo eso y mucho más, para nosotros es un inmenso placer volver a dejaros en compañía de la entrevista que le hicimos semanas atrás, donde por enésima vez el genio se nos volvió a mostrar en todo su esplendor.
Hace algunas semanas que publicaste “Multiverso II De la Soleá de la Ciencia a la Física de la Inmortalidad”, la continuación de una carrera solista que comenzaste con “Multiverso”. ¿Por qué has elegido un momento como éste, en que andas inmerso en tantos proyectos a la vez, para darle continuidad?
Antonio: Ha habido varios factores que han hecho que esto fuera así. El primero de ellos fue que al desarrollar “Multiverso”, tuve la oportunidad de grabar en el observatorio espacial de Calar Alto de Almería. Allí pudimos grabar canciones y ensayar durante una semana en una de las cúpulas más pequeñas. El sonido de aquellas composiciones y de las que estábamos sacando en la reverb de aquella cúpula, apoyadas en los teclados de JJ Machuca, poseían un sonido que nos gustaba bastante. Por otro lado, personalmente venía trabajando con Youth en producciones mucho más ambientales, espirituales y místicas, del tipo de las que hacemos con Los Evangelistas, por lo que había aprendido un montón de cosas interesantes que pegaban con el tipo de composiciones que estaba haciendo, muy inspiradas en el flamenco algo que creo que queda muy patente en el disco. Tenía las canciones y las estructuras más alejadas del pop y veía que funcionaban a la perfección. Por último conseguí el apoyo de Andrés Parra para sacar el proyecto adelante, por lo que el disco iba saliendo. Todo ello a la vez que desarrollaba lo que estoy haciendo con Soleá que va un poco en esa línea.
Una vez más repites equipo de trabajo, puesto que vuelves a colaborar con David Jou, catedrático de Física de la materia en la Universidad Autónoma de Barcelona, y el astrofísico Antonio Caballero.
Antonio: Ellos son parte de lo que podríamos definir como “mi grupo en solitario”. Son parte de la gente a la que acudo cuando me da por curiosear en mundos distintos al mío. La experiencia con Enrique Morente me enseñó que entrar en un sitio siempre es mejor si te abren la puerta desde dentro, mucho mejor que si tú la tiras a patadas. Básicamente porque te lo van a explicar todo. (Risas)
¿Qué aporta cada uno de ellos al resultado final del disco?
Antonio: A día de hoy, por ejemplo, los poemas de David Jou me siguen pareciendo maravillosos. En este disco no sé si es que no nos quedaban los más astrofísicos y hemos tirado por la vertiente más astronómica de las canciones. Con José Antonio hemos ido haciendo una pequeña recopilación de elementos de audio e imágenes, captados en su mayoría de su dominio de páginas webs muy buenas. Estamos hablando de discos corales que firmo yo para que me den las collejas a mí bien fuerte. (Risas)
Lo primero que me ha llamado la atención a la hora de enfrentarme al disco ha sido el título que le has puesto, tomado de una canción de Enrique Morente y de una teoría de Frank J. Tipler ¿Por qué te decantaste por él? ¿A qué querías hacer referencia con el mismo?
Antonio: Es curioso porque ha habido mucha confusión por un error mío al redactar un texto que sirvió de guía a la hoja de promoción. El título proviene de una canción del disco de Morente, “Morente Sueña la Alhambra”, y de la teoría de Frank J. Tipler. Y también es una copia de los subtítulos de los libros de David Jou, que toman títulos de lo más interesante como “Reescribiendo el Génesis: De la Gloria de Dios al sabotaje del Universo” y el último es “Introducción al mundo cuántico. De la semilla de la galaxia a la danza de las partículas”. Es para darle hidalguía a los títulos. Por otra parte, “La Soleá de la Ciencia” refleja la armonía e inspiración que nos ha transmitido el flamenco ancestral. Yo la primera versión que conozco de esa canción es de Juan Mojama, que probablemente será de finales de los años veinte, aunque Jota me ha dicho que Mairena también tiene una adaptación. Yo la que más entiendo es la revisión que hizo de ella Enrique. Nosotros solíamos hacerla en directo al final de la canción “Hallelujah”, si él se encontraba con ganas de alargarla cantaba el último trozo de esta canción. Entonces inspirándome en aquello he tratado de encajarla. Me encanta esa visión ancestral que mucha veces nos ha legado el flamenco ancestral que sé que a David Jou le encanta.
Escuchando las letras del disco no sé hasta qué punto tratas de poner en relieve algunas situaciones actuales de manera muy personal o quizás, simplemente, de musicar poesía científica. ¿Qué sentido le das tú a los textos de éste “Multiverso II”?
Antonio: A mí me interesa la física cuántica, porque me entretiene y divierte. Me gusta mucho indagar en teorías que apenas puedo comprender y que es complicado entender porque hay que manejar muchos conceptos. Trato de ponerme a levitar cuando pienso en ello. En el fondo es una forma de que la gente se deje llevar por los textos y se vea arrastrado hasta ciertos conceptos que quizás no domine. Fíjate en el disco se nombran los cuatro elementos a los que yo uniría un quinto que es la luz.
¿Crees que la canción “La Física de la Inmortalidad” es la más criptica del álbum?
Antonio: Lo es, sin lugar a dudas, porque empieza hablando de una cosa concreta. Por parecer hasta parece un vídeo de la MTV. Es más, ésta canción y “Relieve” se iban a quedar fuera pero a la hora de mezclarlas estaban muy libres, por la poca importancia que le dimos en un principio, y rápidamente nos dimos cuenta de que debíamos incluirlas. En realidad hablaría de alguien o quizás de uno mismo. Tiene conceptos que me gustan sobre la vida en una sola dimensión. Debería haber cambiado la última frase, donde digo aquello de “buscar una ecuación que destruya lo demás” por “que resuelva”, pero el técnico no me dejó porque ya estaba todo el disco acabado.
Musicalmente parece que es un trabajo que tiene un componente altamente ambiental, pero por en él se encierran bastantes palos del flamenco. ¿Crees que el disco encierra una doble vertiente en lo musical? ¿A qué responde éste hecho?
Antonio: Al llevar con Youth todo el repertorio de Los Evangelistas, rápidamente nos dimos cuenta de que todas las versiones eran muy oscuras por la muerte de Enrique. No quiso cambiar las estructuras de las canciones apenas nada. Decía que al tratarse de música tan oscura, oculta en ese túnel, existían pequeños elementos que podían iluminarlas. Estamos hablando de una guitarra, una campana o una pandereta en un acorde concreto. Con eso toque no jodes la canción ni la haces más comercial, solamente le das luz. En este caso intentamos jugar como él lo hace. Con la salvedad de que en vez de utilizar guitarras acústicas lo que hemos utilizado ha sido una guitarra flamenca de Morente. Si te fijas en todas las canciones con los cambios de acordes suena. En todas, todas. Era como dotarles de espíritu. El brillo se lo da ese toque tan sencillo. Algo que se puede ampliar a las armonías donde jugamos con distintas estructuras flamencas a lo largo de todo el disco, como bien comentas.
Ahí están “Dejar las Cosas Intactas”, “Reloj de Arena” o “Proyecto Marte”, que en su comienzo me recuerda a alguna de las canciones de Triana por su cadencia…
Antonio: Ojalá. Soy fanático de Triana de toda la vida. Recuerdo que con “Sombra y Luz” estaba como loco con ellos. De hecho ahora se va a hacer en Andalucía un homenaje y me han pedido que cante “Necesito”. Acepto el reto. Es cierto que tiene un aire a Triana. Ya con el tiempo les entendí menos, porque lo que hacían no me llegaba tanto, pero aún así les seguía escuchando con asiduidad. Hablando de Triana, hace tiempo en la inauguración de la Plaza de Joe Strummer en Granada todos los presentes acabamos cantando “Todo es de Color”. Cuando las canciones surgen y son guapas las puedes tocar en todos los lados.
Antonio: No he tenido la oportunidad de escucharla, pero me gusta saber que han hecho algo así. Por eso hacemos los discos y por eso nos dejamos influenciar por las cosas que nos gustan. Te tocan, te llegan y te sirven como inspiración.
¿Es “Un Alfa y Tres Omegas” un homenaje a Enrique Morente?
Antonio: En realidad se trata de un poema de David Jou. Más que seguir chupando de la teta de Enrique, de verdad que lo que ocurre es que la palabra nos persigue. Ha llegado un punto en que la gente me dice que los pocos fans que tengo los voy a perder. Y yo les vacilo diciéndoles que a ver si van a dejarme solo a estas alturas de la película. Las cosas que hacemos de corazón y a sabiendas son homenajes que nos tomamos como un abrazo a su memoria. Por ejemplo la foto de portada que es igual que la de su disco “Sacromonte”, además en la misma aparezco llevando sus botas. Eso sí es un homenaje personal hacia él. A mí Morente me cambió la percepción de mi mundo.
De entre todos los nombres que te acompañan en este disco querría destacar el de Tymon Dogg. ¿Cómo surgió la oportunidad de colaborar con un mito como él?
Antonio: Ya había grabado con anterioridad con él en casa de Enrique. En su día fue uno de los primeros fichajes de Apple y también se hizo famoso por cantar una canción en el disco “Sandinista” de The Clash llamada “Lose my Skin”. Yo le conozco porque me lo presentó Joe Strummer, fue un gran amigo suyo desde principios de los años setenta. Personalmente estoy convencido de que Paul McCartney le robo alguna que otra canción. En una ocasión me confesó que creía que Apple les había fichado a él y a James Taylor porque The Beatles estaban secos, más que con la intención de sacar adelante a nuevos talentos. Y no debe ir desencaminado porque cuando James Taylor llegó a Londres tenía una canción que empezaba diciendo “Something in the way she moves”. Debían estar secos como pasas.
Vaya, curiosa teoría. Volviendo al disco, una vez más vuelve a ser sinónimo de autenticidad, categoría y de un profundo afán de búsqueda, toda una constante en tu carrera. ¿Cómo te sientes en ese camino constante que parece no tener fin?
Antonio: Se refleja un poco en la última canción “Un Alfa y Tres Omegas”. Un comienzo y tres finales. Supongo que tocará seguir buscando. En el fondo esa canción refleja ese afán de búsqueda al que haces referencia.
¿Quizás sea cierto que “te mueves para dejar las cosas intactas”?
Antonio: Ese es un poema que ha llamado mucho la atención a amigos astrofísicos. Dicen que el viaje es el motivo del arte. “Ítaca” el poema de Kavafis lo refleja a la perfección, aunque esto no es la “Iliada”.
¿Crees que alguna vez llegarás al final del trayecto?
Antonio: El universo no está hecho a escala del hombre. En el momento en que descubramos que la realidad la conformamos en el cerebro, seremos los reyes del universo, parafraseando Stephen Hawkins. Como diría también David Jou “cerebro y universo, dos cosmologías”.
Antes de que lleguemos a nuestro final de trayecto. ¿Podrías recomendarme cuatro discos de Morente?
Antonio: Para empezar te diría “Homenaje a Chacón”, “El Cante Antiguo del Flamenco”, “Sacromonte” y “Cruz y Luna”, para empezar.
¿No incluyes “Omega”?
Antonio: La gente me sigue parando para decirme “que sepas que es de vuestros peores trabajos”. (Risas)
¡Qué curioso!
Antonio: Y los hay más radicales. El otro día después de acercarme a ver un espectáculo de flamenco comentaba con la gente que me acompaña que no me había transmitido mucho aquella velada. Pues bien, se me acercó una persona para decirme “manda narices que el de los Lagartija Nick que participó en la mayor aberración contra el flamenco sea un purista de los cojones”. (Risas)
¿Qué te parece el Memorial a Enrique Morente que se está empezando a fraguar en Madrid?
Antonio: A mí me parece que Madrid que es la ciudad que le educó y le hizo un flamenco universal, quizás de haberse quedado en Granada hubiera sido uno más. El homenaje es más que merecido, nosotros queremos reflejar el agradecimiento que sentimos hacía él y su figura. Hacía cómo nos transformó. Gran parte de lo que soy se lo debo al trabajo que hice con Enrique Morente.
A día de hoy, existen muchos dimes y diretes acerca de cómo será el espectáculo y qué músicos participarán en el mismo. Lo más coherente parecería ser que se defendiera con todos los que participasteis en la gestación de “Omega”, arropados por la familia Morente. ¿Qué hay de cierto en los rumores? ¿Qué idea se maneja a estas alturas?
Antonio: Hasta ahora se ha hablado de juntarnos la formación original del “Omega” y defenderlo con su familia cantando en directo. Es la idea más fuerte que tenemos. En ese disco estábamos todos y queremos expresarla nuestro agradecimiento, como amigo y maestro.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com