Meses atrás vio la luz “Ø4.El Conjunto Vacío”, un trabajo que representa un decidido paso adelante dentro de la carrera discográfica de los gallegos Igloo, sobre todo si se compara con su anterior entrega, “∞3”, puesto que ahora la banda propone una obra mucho más arriesgada hasta el punto de estar divida en dos partes, su segundo capítulo verá la luz a lo largo del año que estamos a punto de estrenar, de la que son productores y que tan solo comparte con su predecesor el afán experimental y el gusto por una temática que sigue ahondando en la búsqueda de aquellos fantasmas que tanto atormentan a los seres humanos.
Un álbum intenso, épico e introspectivo; y hasta por momentos difícil de asimilar en primeras tomas de contacto que requerirá de la escucha pausada del oyente, a poder ser a todo volumen, muy a oscuras y con cascos para no dejar de percibir ningún detalle del mismo, puesto que solamente así se podrá llegar a percibir la grandeza de un disco que encierra un puñado de buenas canciones con una base innegablemente pop.
“Ø4.El Conjunto Vacío” presenta una doble e interesante dicotomía; de un lado la de unas composiciones premeditadamente instantáneas como “Han Solo”, tremendo la rabia con que Beni Ferreiro canta aquello de “Aunque me quede solo/ aunque ya nunca vuelvas/ No te diré que es cierto que me muero porque vuelvas”, “Todo”, probablemente una de las mejores canciones que jamás haya escrito la banda, “EX” o “Mi Gran Evasión”, donde parecen haber pasado a The Velvet Underground por el tamiz futurista del siglo XXI, y hasta inclusive “Hada”, todo un temazo escondido en la última pistas.
Del otro lado encontramos una serie de cortes que juegan con unas dinámicas mucho más pausadas, en las que a la banda no le ha temblado el pulso a la hora de incluir secciones de viento que sientan a la perfección a unas canciones que podrían pasar por música directamente ambiental, tal es el caso de la cadenciosa “Todo los días Amanece” y de su compañera “Canción para el fin del Mundo”, que es pura fragilidad,las cuales enriquecen poderosamente la categoría del disco.
Con “Ø4.El Conjunto Vacío” probablemente Igloo nos haya entregado su obra de mayor madurez hasta la fecha; un trabajo intenso y disfrutable de principio a fin que los sitúa entre las realidades más interesantes de la música facturada en el norte de nuestro país.
Por: Javier González/ javi@elgiradiscos.com