Salvador Tóxico es producto de las inquietudes de Javier Castellanos, guitarrista de Algora, que ahora se lanza a ser el protagonista de un álbum que recorre cada uno de los huecos que dentro de ti, tú mismo pensabas haber tapado. Es probable que a la creación de todos los ambientes que tiene este trabajo ayude el hecho de que los temas no tienen un final establecido como tal, todos (en cierta medida) mueren lentamente, desaparecen poco a poco, ya sea con unos armónicos apagándose en el tiempo o con una melodía deshaciéndose a medida que llega el fin; es un detalle a tener en cuenta, como si de una pausa valorativa se tratara, que crea en cada momento la atmósfera exacta.
Si estás a punto de escuchar “Animalismo” por primera vez, no creas que te dispones a ponerte un disco al uso, tienes delante un álbum repleto de sensaciones, emociones y escenarios diferentes en las que perderte poco a poco y si aceptas un consejo, deberías hacerlo más de una vez para llegar a apreciar todo lo que tiene que ofrecerte.
“El Agua y la Sed” es un gran comienzo. Es todo un avance de lo que el disco va a provocarte poco a poco, al igual que la melodía de este tema, irá invadiéndote sin que puedas evitarlo. Aquí parte de la culpa la tienen los coros de Cornelia que junto a la interpretación de Javier hacen del tema un inicio perfecto. “Me voy a París” es un juego de atmósferas magnífico. Un tema del que ya pudimos ver un videoclip en el que la idea de la melancolía que sugiere la canción queda claramente plasmada en imágenes. Este fue el primer tema que se presentó de manera oficial de lo que sería Salvador Tóxico.
A veces sucede que escuchas un disco y de repente te sorprendes escuchando un tema una y otra vez, y venga otra más… Eso es lo que pasa con “Me Tengo que Acostumbrar” (bueno, a algunos nos pasa). Quizá sea por la melodía completamente emocional que se escucha cuidada hasta el último detalle, el último acorde incluso en ese digamos “destartalado” y magnífico final que da paso a un tema (“Abisal”) que roza lo épico llevándote a un sitio aparentemente algo más oscuro y que bien podría estar situado a miles de metros de profundidad en el mar como sugiere todo este universo bioluminiscente. Llegamos a “Lo eterno” donde nos encontramos con una sencillez muy elegante (característica perpetua de este disco) en uno de los temas más (quizá) románticos del álbum. Un acierto el xilófono de Carlos René en este tema, que da paso al que pueda ser el tema más onírico, “Bioluminiscencia”, un interludio instrumental casi necesario para lo que se nos viene encima.
“Nadando al Revés” tiene todas las características para convertirse en uno de esos temas insignias de un artista. Es potente, algo agresivo, intenso y sobre todo, muy adictivo, uno de esos que inevitablemente requiere subir el volúmen del equipo aún a riesgo de que tus vecinos no estén conformes con ello. Es el contraste entre lo agresivo de la música y lo sugerente y casi relajado de la voz de Javier lo que le da una riqueza increíble al tema.
Llegamos al que podríamos denominar el momento Algora. Tres temas sucesivos con la colaboración de Víctor Algora, compañero de fatigas de Javier Castellanos. “Magnífico” y “Raro” son dos de los temas en los que la voz de Víctor acompaña a Javier aportando un color diferente y muy interesante, y tal vez haciendo más grande y amplio el sonido de los temas. En “Bucle” sin embargo, Víctor es autor y protagonista de letra y voz algo que está patente desde la primera escucha. En este tema algo muy importante es el fantástico trabajo de Natxo Esteban Zabaleta en los teclados que le dan al corte una energía fascinante (también puedes escuchar sus teclas sonando en “Lo Eterno” y en “Raro”). Carlos René vuelve a estar presente de nuevo en este tema con el bajo, y así este se convierte en un tema hecho por lo mejor de cada casa.
Cierra el disco uno de esos temas que te crean curiosidad ya de primeras por aquello de que da título al disco. En este caso el broche final es “Animalismo”, con letra de Manuel Jiménez, es un tema en el que Castellanos ha contado con la colaboración de Santi Diego (Capitán Sunrise) para sacar adelante un corte que es simplemente pura belleza, magia hecha realidad.
He perdido la cuenta de las veces que he escuchado este disco antes de ponerme a soltar cosas sobre él, y aún sigue sonando. Supongo que podría decir que este “Animalismo” de Salvador Tóxico me ha llegado casi de rebote, y personalmente debo admitir que para mí los álbumes que llegan así son los que cuando encima te gustan, mejor te saben. Es uno de esos discos debut que esperas que sean el primero de muchos. Está producido por el propio Javier Castellanos junto a Carlos René. “Si quieres algo bien hecho, hazlo tú mismo” que se suele decir. Hay discos que se nota que se hacen con cuidado especial, mimando los detalles, poniendo un cariño especial en cada paso, éste es uno de ellos.
Si tengo que ponerle pegas, quizá la que más me ronde la cabeza sea que habría cambiado el orden de algún tema, nada grave, pero quien soy yo, este disco no es mío.
Más allá de todo esto, creo que estoy delante de un disco que colocaría sin lugar a dudas dentro de los más emocionantes del año (si no el que más). Dale un par de vueltas y piensa cuántos discos te han emocionado este año. Hablo de los discos que se adentran en tí, que tocan por dentro donde sólo tú puedes llegar, de los que se alejan de ser un disco que digas simplemente que te gusta, lejos de ser de los que todos conocemos y que tienen “un par de buenas canciones”...
Pues eso, “Animalismo” de Salvador Tóxico.
Por: Carlos Fernández.