Hace cinco años que Glasvegas lograron emocionar a gran parte de la crítica y público con su fenomenal y homónimo disco de debut. El estado de gracia de la banda era tal que parecían condenados a entrar por la puerta grande en la historia de la música contemporánea. El asunto llegaba hasta el punto de excitación, y casi locura, que hasta el siempre díscolo, reservado y malhumorado Morrissey confesaba su admiración por la banda escocesa, un hecho que expresa bien a las claras hasta qué punto las expectativas que recaían sobre ellos eran enormes.
Unas expectativas que no tardaron en venirse abajo apenas tres años después con la publicación del barroco “Euphoric Heartbreak”, una secuela de dudosa calidad que provocó que las picas se tornaran lanzas y que la credibilidad del grupo liderado por James Allan llegara a ponerse en tela de juicio.
Por suerte estamos seguros de que las aguas volverán a su cauce en cuanto el público en general y la crítica en particular tengan a bien darle unas cuantas escuchas a “Later.. Whe the Tv Turns to Static”, el tercer trabajo de la banda de Glasgow, en el que, con bastante tacto todo hay que decirlo, recuperan el pulso y las sensaciones que les encumbraron, aunque si bien es cierto que sin llegar a conseguir las cotas de intensidad que consiguieron con su primer larga duración.
Y es que en esta ocasión la banda británica vuelve por sus fueros para firmar un álbum austero y compacto, no exento de crudeza y épica, en el que parecen haber tenido clara la premisa de no pecar por exceso, algo que a fe que consiguen, llegando inclusive a emocionar en algunos pasajes a través de canciones como “Youngblood”, “All I Want is my Baby” o “If”, y al que por ponerle algún pero quizás sea el encosertamiento que ellos mismos parecen haberse impuesto para no volver a tropezar en la misma piedra.
Por suerte estamos seguros de que las aguas volverán a su cauce en cuanto el público en general y la crítica en particular tengan a bien darle unas cuantas escuchas a “Later.. Whe the Tv Turns to Static”, el tercer trabajo de la banda de Glasgow, en el que, con bastante tacto todo hay que decirlo, recuperan el pulso y las sensaciones que les encumbraron, aunque si bien es cierto que sin llegar a conseguir las cotas de intensidad que consiguieron con su primer larga duración.
Y es que en esta ocasión la banda británica vuelve por sus fueros para firmar un álbum austero y compacto, no exento de crudeza y épica, en el que parecen haber tenido clara la premisa de no pecar por exceso, algo que a fe que consiguen, llegando inclusive a emocionar en algunos pasajes a través de canciones como “Youngblood”, “All I Want is my Baby” o “If”, y al que por ponerle algún pero quizás sea el encosertamiento que ellos mismos parecen haberse impuesto para no volver a tropezar en la misma piedra.
Con “Later…When the Tv Turns Static” Glavegas recupera parte de la credibilidad perdida, y personalmente creo que también parte de esa autoconfianza que dejaron atrás en algún punto del camino. Iré más allá. Creo que probablemente en un futuro éste álbum no representará la mejor obra de su discografía, pero de lo que estoy muy seguro es de que representará la primera piedra para edificar un futuro de lo más glorioso.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com