Hay grupos que no tienen prisa, parecen estar agazapados pero siempre están ahí, salen cuando tienen algo que contar. Evidentemente en un mundo, también el musical, en el que todo va tan deprisa y lo que ayer era moda hoy está en la basura, no es la mejor mecánica para estar en boca del público, pero se intuye que esa no es la guerra de Doctor Divago, lo suyo son las canciones y el rock and roll, y eso a muchos nos alegra.
Tras su anterior disco “La Belleza Muda de los Secretos del Mar” editado hace tres años, los valencianos están de vuelta con su nuevo trabajo, que hace el número diez, “Imperio”. A lo largo de su ya extensa carrera, comenzaron allá por los primeros noventa, han conseguido algo realmente importante, y no es otra cosa que tener un sello propio y distintivo. Lo difícil ahora sería definirlo, pero hay algunos trazos que son evidentes, como la unión entre la electricidad y un deje nostálgico o su gusto por contar historias con diferentes lecturas y nada evidentes, a pesar de que en los últimos tiempos hayan ido volviéndose algo más directas.
Precisamente con una demostración de ese juego de dobles sentidos nos topamos ya desde el primer contacto con su nuevo disco. Una portada en la que acompañando al título aparece lo que aparenta ser el retrato de Gracia Imperio, exitosa artista de revista con una muerte prematura y misteriosa a la que dedican una canción, además de la imagen de un mapamundi. Saquen sus propias conclusiones.
En lo musical hay una buena parte de este trabajo que hace referencia a su lado más aguerrido, y es que aunque la banda tenga también ese aspecto más intimista, cuando deciden hacer arreciar las guitarras lo hacen pero bien. Y aquí hay ejemplos varios de eso, ya desde la inicial “Solo la Mitad de la Mitad de Mí”, en la que la batería marcará un ritmo trepidante al que se le irán sumando el resto de instrumentos. Las guitarras seguirán chirriando en “La Deriva Continental”, con ese juego de conceptos en su texto, y se dispararán en las directas “92 Horas” y “Ni una Pizca de Tu Amor”, en las que resuenan los 091.
“Gracia Imperio”, la historia de una vedette famosa muerta en plena juventud de forma misteriosa, contiene a los Doctor Divago reconocibles cien por cien: con ese entendimiento entre el rock y lo melancólico, la forma de cantar de Manolo Bertrán, armónica, coros... Una parte más pop, también ingrediente esencial en la música de los valencianos, asoma por “Sonaba Julio Galcerá”, dentro de un contexto evocador, perfecto para homenajear la figura del cantautor, o “Una Vida Plena”. Frente a ellas, “Debilidad” suena más arrastrada y oscura, que junto a las raíces americanas que asoman en “Barney Ross”, otro personaje con auge y caída, deja bien a las claras la facilidad para acoplar diferentes matices dentro de la idiosincrasia de la banda.
Como decía al principio Doctor Divago parece que no están, lo suyo no son las listas de éxito, ni las modas, pero a la hora de la verdad, cuando asoman, es para contar algo realmente interesante y bajo su estilo personal, tanto en lo estrictamente musical, reconocible al cien por cien, como por sus textos repletos de matices, de historias particulares y a la larga de interés por examinar el, complicado, alma humana. Precisamente “Imperio” es una muestra, de enorme calidad, de todo eso.
Kepa Arbizu