Los Zigarros hacen su debut con un álbum homónimo. A pesar de eso no estamos enfrente de una Tormo (Álvaro y Ovidi), es el mismo que lo hiciera en el pasado reciente con Los Perros del Boogie, grupo del que también heredan en líneas generales su apuesta estilística.
banda novel en el sentido estricto de la palabra porque el cerebro bicéfalo que la maneja, los hermanos
Carlos Raya es el encargado de la producción de este estreno, algo que supone una garantía de calidad ya que estamos ante un nombre que ha dado muestras más que sobradas de saber manejar a la perfección, también como músico, el rock and roll. Precisamente esa es la palabra que puede ejercer como definición más exacta de lo que nos proponen estos valencianos.
La adrenalina se va a disparar desde el primer tema de esta trabajo, “Cayendo Por el Agujero”, que agarra por las solapas al blues para incrementarlo de revoluciones. A partir de ahí pocos momentos (alguno habrá) de tregua se van a vivir y por el contrario nos vamos a poder mover entre ritmos variados y adrenalíticos: la apología de la buena vida por medio de unos Tequila en “Hablar, hablar, Hablar...” o “Voy a Bailar Encima de Ti”, rememorar la herencia clásica de The Rolling Stones (“No Obstante lo Cual”) o dejar salir ese lado soul intenso y de pegada a lo M Clan (“Desde Que Ya No Eres Mía”).
Pero no todo va a ser aceleración y altas pulsaciones , también habrá algunos instantes para tomar un breve aliento, que para nada van a suponer un descenso en la potencia, con “Tras el Cristal” o “Como un Puñal”. Todo ello conforma un disco que recupera el rock and roll puro y duro, donde las guitarras chirrían y uno no puede evitar acompañar con el pie los agitados ritmos que se construyen sobre historias de soledades, desamores, mala vida y rebeldía. Un lujo este disco debut de Los Zigarros que actúa como bandera reivindicativa de aquello que tanto nos gusta, el rock, y además cantado en castellano.
Por: Kepa Arbizu.