“El Ser Humano es un experimento y la única forma de dejar de serlo es perder el miedo”
Poco ejemplos existen en nuestro panorama que puedan servirnos como paradigma de lo que realmente es la independencia e integridad artística dentro de la escena musical estatal. Y uno de esos ejemplos, quizás el más característico, verdadero y real, está defendido por del barcelonés Carlos Ann, quien desde hace uno meses viene presentando un nuevo e interesante trabajo, “Agatsu”, con el que, lejos de la oratorio que caracteriza a otros compañeros de profesión que estrenan disco, vuelve a reinventarse de manera totalmente sincera con un álbum que supone su enésimo salto al vacío.
Como no podía ser de otro modo, hace unas semanas volvimos a citarnos con Carlos en el centro de Madrid, nuestro objeto no era otro que disfrutar con una más que interesante charla con el músico catalán, el cual, fiel a la línea a la que ya nos tiene acostumbrados, volvió a deleitarnos con una conversación que va mucho más allá de lo meramente musical y artístico, demostrando de nuevo que para nada es como los demás y que ahí, precisamente ahí, radica gran parte de su encanto.
Como no podía ser de otro modo, hace unas semanas volvimos a citarnos con Carlos en el centro de Madrid, nuestro objeto no era otro que disfrutar con una más que interesante charla con el músico catalán, el cual, fiel a la línea a la que ya nos tiene acostumbrados, volvió a deleitarnos con una conversación que va mucho más allá de lo meramente musical y artístico, demostrando de nuevo que para nada es como los demás y que ahí, precisamente ahí, radica gran parte de su encanto.
Hace poco más de un año tuvimos la oportunidad de hablar contigo con motivo de la publicación de “Recuerdos y Fetiches 1999-2012”, un recopilatorio que recoge parte de lo mejor de tu trayectoria musical. ¿Cómo han transcurrido estos meses desde nuestro último encuentro?
Carlos: Han sido meses bastante complicados, sinceramente. La grabación de “Agatsu” comenzó en Noviembre pasado cuando falleció mi padre. La manera de soportar el dolor que sentía fue encerrándome en el estudio, buscando una forma de volver al mundo cotidiano. Lo cierto es que no iba allí con la intención de hacer un disco, simplemente me acercaba para estudiar y también para ir dejando pasar los días. Así fue como empezaron a salir algunos pasajes, melodías y letras. Verdaderamente debo decir que yo no creé el disco sino que se formó él mismo. Las canciones vinieron de lejos, dictadas desde otro plano, lo tengo muy claro. Además ha sido una grabación en la que me he sentido muy acompañado en todo momento, y eso a pesar de que todos los instrumentos están tocados por mí, sin la ayuda de ningún músico, no me sentía solo en ningún instante, estaba realmente bien. Sentía la vibración del amor por todos los lados. No tengo conciencia, recuerdo, ni pesadez de haber trabajado en el disco.
“Agatsu” es un trabajo que supone una nueva etapa en tu carrera, no solamente en lo musical sino también en lo vital, puesto que es el primero que editas después de haber recreado un segundo nacimiento. ¿Cómo te has sentido al reencontrarte partiendo de cero con la labor musical?
Carlos: Sí, es el primer trabajo que grabó después de mi segundo nacimiento. Ocurre que a medida que vas grabando obras éstas comienzan a pesar cada vez más en ti. Es algo que la gente no cree pero es cierto. Poco a poco uno empieza a grabar discos y a hacer libros, llenándose una mochila que pesa como un saco de piedras, algo que te acaba por dejar sin espacio para una nueva creación. Yo creo que lo importante es no sentirte ni músico ni poeta. Personalmente no me siento músico. No me siento nada. Yo hago actividades: musicales, poesía. Es ese punto el que me permite no creerme el rol que estoy desempeñando. Cuando hago algo relacionado con la música me lo tomo, no como si fuera algo casual pero casi casi. Eso me permite no llevar nunca esa pesadez ni esa espada. Me compadezco de esa gente que dice tener veintitantos discos. Creo que hay que saber desprenderse de la obra y de la profesión. En el caso de “Agatsu”, podría hablar de que para mí es un primer disco porque en los anteriores no me reconozco. Pero no porque no me gusten, puesto que creo que hay cosas muy interesantes, pero noto que el lugar hacia el que voy ahora es distinto y también que soy otro hombre.
Se trata de álbum que encierra mucho que desentrañar, casi desde su propio título que en castellano significa “Victoria”. ¿Sobre qué ha triunfado Carlos Ann? ¿A qué querías hacer referencia con ese título?
Carlos: Es una victoria sobre mi mismo. En mi caso la victoria sobre uno mismo viene dada porque me despojé de un montón de cosas que no me pertenecían. El ser humano pertenece a éste plano, al plano en el que estamos viviendo ahora, pero a la vez estamos viviendo en otro plano. Si yo te digo que en realidad eres una holografía de tu propio yo tu dirías “¡Qué cosa más rara está diciendo éste hombre!”. Lo acepto. Quizás pueda o no existir, pero yo creo que sí. Y que tú y yo en el lugar en el que estamos, recibimos las cosas de nuestro otro yo. Es un concepto de física cuántica que según diferentes estudios es real. En mi caso, al desprenderme de cosas que no eran mías comencé a liberarme para encontrar mi esencia pura. Una esencia que en muchos casos no es terrestre sino que es de otro lugar, por eso aquí en ocasiones te encuentras como en tierra de nadie. Te puedes sentir un poco raro porque quizás no tienes un porqué claro para estar en este plano. Es más, hay una teoría que dice que La Tierra no está en nuestro sistema solar en estos momentos. Es tan solo una holografía. Pero que dentro de muy poco va a volver a aparecer, aunque hay muchas razas extraterrestres que no quieren que aparezca. De hecho se está luchando porque no aparezca.
¿Y eso por qué?
Carlos: Porque nosotros en el pasado como humanos hemos tenido ya muchas guerras atómicas y nucleares. Es algo que está comprobado. En la zona de los Urales se han encontrado restos nucleares de hace cuarenta mil años. Sé que lo digo es muy fuerte pero es un hecho que también ocurrió en algunas zonas de América, por lo tanto ha habido más guerras nucleares en La Tierra, guerras que lo han devastado todo aunque el ser humano ha tirado hacía delante. Habrá mucha gente que crea o no en ésta teoría, pero lo que sí es cierto es que lo restos están ahí.
“Agatsu” muestra en lo musical una pura contradicción, puesto que de un lado es un regreso a tus comienzos netamente electrónicos, pero por otro lado tiene una vertiente muy experimental en lo que a texturas y rítmica se refiere. ¿De dónde surge ese juego tan netamente interesante que propones?
Carlos: Antes te decía que yo no estaba buscando el disco, ha sido él quién me ha venido a buscar a mí. Ocurrió en un momento en que estaba solo por lo que me tuve que ocupar de todos los instrumentos. Y qué mejor que hacerlo a través de la electrónica que es mi hábitat natural. Por eso mismo opino que no existe la contradicción porque no la busqué. Desde tu punto de vista entiendo que tienes razón, pero lo cierto es que como el disco vino a mí sin buscarlo, no veo tal contradicción. Cuando lo tenía acabado, comencé a mostrárselo a mis allegados y ninguno de ellos sabía que yo había hecho un disco. Fue entonces cuando comenzaron a atar cabos y decirme que algo se imaginaban. A partir de ahí me planteé mejorar lo que tenía y comencé a mezclarlo con la ayuda de Charly Chicago.
“Las canciones de “Agatsu” vinieron dictadas desde otro plano”
Por el mismo también sobrevuela una inevitable sensación de decadencia y crudeza en unas canciones que abordan temáticas de lo más diverso. ¿Estás de acuerdo con nuestra afirmación?
Carlos: No creo que sea un disco decadente; es más pienso que encierra un mensaje muy positivo. El mensaje es el de invitar a los seres humanos a perder el miedo. El miedo es lo que nos paraliza. Se pone en el lóbulo frontal del cerebro y nos paraliza. El miedo es el que ha hecho de la raza humana esclava. Al ser humano nos han hecho para ser esclavos. Somos un experimento y la única manera de dejar de serlo es perder el miedo. La forma de hacerlo es elevar nuestra conciencia de dimensión. Y éste disco invita a eso. El día que no tengamos miedos el género humano avanzará. El miedo es un mecanismo de control de todos los gobiernos, es algo muy importante que tenemos que saber. Si tú miras las noticias, la calle y los periódicos, te das cuenta de que lo único que hacen es inyectar miedo, son sus mecanismos para que no podamos avanzar. “Agatsu” es todo lo contrario, te invita a que no tengas miedo.
Particularmente me ha gustado el hecho de comprobar que los textos destilan un estilo tan característico como es el tuyo, repleto de crudeza, escritos casi con las tripas, pero sin caer en la autoparodia y en la repetición de esquemas, algo que ocurre con más asiduidad de lo que debería en otros compañeros de profesión.
Carlos: No quiero parecer a uno de esos artistas que acaban por caricaturizarse a sí mismos. Y eso que en cierta medida entiendo a los músicos a los que les pasa, puesto que no es ni más ni menos que el producto final de la dificultad que entraña la creación artística. En la misma puedes pasar por procesos en los que estés bloqueado y no te salgan las palabras. Por eso se acude al pasado y se hace un pequeño mix, aunque debo reconocer que a mí nunca me ha sucedido. En el caso de “Agatsu”, se tocan temas de lo más diverso. Hablo de las drogas, pero no de las mismas como sustancias, sino que hago mención a las energías naturales que existen: El Sol o el amor universal, un elemento fundamental. Creo que el día que globalicemos el amor, vamos a ser muy felices porque nos nutriremos de él. Mira como somos los seres humanos, cuando vemos un árbol, percibimos la copa y el tronco pero no pensamos que las raíces son oscuras y negras. Las raíces se nutren igual que nosotros y la copa respira nuestro mismo aire pero somos incapaces de pensar en eso. Cuando seamos capaces de integrar todas esas energías y pequeños detalles para nosotros será más fácil ser felices. Pero claro en el momento en que estamos ahora, con nuestra realidad en tres dimensiones, es imposible que seamos felices, por lo menos hasta el momento en que empecemos a depender de elementos que controlemos nosotros mismos y no de elementos externos.
Antes de centrarnos en hablar de algunas canciones del disco me gustaría preguntar algo. ¿A la hora de elaborar las composiciones te han vuelto a afectar aquellos ataques de ansiedad terribles que te acosaban antaño?
Carlos: En ésta ocasión no me ha ocurrido. Para nada. En “El Tigre del Congrés”, podría parecer que estaba poseído por según qué canciones, pero ahora no. Ahora como confío en las cosas invisibles no ha ocurrido. Yo te daría un consejo, si por ejemplo algo no te va bien, pide ayuda al mundo invisible verás como las cosas se arreglan. “Agatsu” ha llegado gracias a la magia y la fuerza del mundo invisible. Me lo han regalado para que pueda transmitir este mensaje de que la gente debe creer en la vibración del amor que hay en el universo. Además, el universo no entiende de otra cosa que de movimiento. Nosotros somos seres en movimiento. El movimiento es lo más importante para el ser humano.
Vamos a empezar por el final si te parece, por la canción “Gracias”, la cual enlazaría con la dedicatoria postrera del álbum, ambas dedicadas a la memoria de tu padre. ¿Estoy en lo cierto?
Carlos: Evidentemente va dedicada a mi padre, pero también a los seres de luz que nos acompañan a todos. Yo siempre les noto a mi alrededor y con ellos me siento acompañado, protegido y querido. Hay mucha gente que habla de que en ocasiones sienten cosas, pero yo iría más allá diciendo que el día que falte me gustaría proteger. La Tierra es un mundo muy difícil de interferencias y de contradicciones, de diferentes realidades, que es lo peor. Hay tantas diferencias como paradigmas. Y creo que los seres de luz son muy necesarios.
¿De dónde surge una canción como “Esclavitud Animal”?
Carlos: Yo tengo una misión en la Tierra. En 2011 en una canalización muy importante que tuve se me ordenó una misión. Cuando hablo de ordenador no me refiero algo marcial puesto que es una orden nacida bajo el prisma del amor. A mí se me ordenó cuidar del reino animal y dentro de lo que pueda en mi obra trataré de hacerlo porque lo que estamos haciendo con ellos es una auténtica salvajada. No tenemos derecho a triturarlos y comerlos. Nosotros estamos aquí muy posteriormente a la raza animal. Ellos están en un nivel de conciencia diferente al nuestro. Igual que el reino mineral está en otro distinto, pero un día las piedras despertarán puesto que ellas tienen todo el registro de la historia de la Tierra. Lo tienen grabado. Los arqueólogos suelen decir que la historia está en las piedras. Es algo parecido a lo que hacía "Superman". Eso es real. En las piedras está la memoria. En el caso de los animales, si yo te digo que la mayor preocupación de las vacas es solucionar problemas probablemente te lo tomes a cachondeo y pienses que esté loco. Pues es verdad. Ellos al lado de un humano sienten que deben solucionar tu problema. Y el humano solamente piensa en cargársela de una manera sádica. Con esto no quiero decir que la gente deje de comer carne, puesto que cada persona debe saber qué es lo que debe hacer. Pero sí que digo que hay que tener conciencia de lo que hacemos. La canción “Esclavitud Animal”, está hablando de las injusticias que se hacen en granjas. Imagínate que nos ocurriera a nosotros lo que les ocurre a ellos, que una raza superior acabara con sus vidas y expusiera sus restos en un supermercado. Es más, también te digo que igual que nosotros comemos de los animales, hay otras razas que están absorbiendo nuestra energía. Nuestra energía negativa se utiliza. El foco de confusión, que es energía negativa que desprenden las personas, es utilizado por otros para alimentar, lo que ocurre es que la gente no lo sabe. La negatividad se recicla y hay quien se alimenta de ella.
“ “Agatsu” ha llegado gracias a la fuerza y a la magia del mundo invisible”
Ahora que hablamos de “Esclavitud Animal”, me estoy acordando de que eres vegetariano, algo que por cierto entronca con una actividad de huertos ecológicos que vengo manejando desde hace algunos meses.
Carlos: Yo personalmente no me alimento de comida transgénica ni porquerías de esas. Y además tú sabes que los alimentos tienen su aura, bueno menos los tomates de Mercadona que no tienen nada. Eso es lo que se come el ser humano. El hecho de cortar una lechuga y comerla es un lujo. Yo te daría el consejo de que antes de coger una hortaliza, pidas permiso a la planta, para poder hacerlo libremente, y también dale las gracias después de hacerlo, verás como cada vez que lo hagas la planta te dirá que sí. Y sin lugar a dudas ella crecerá más fuerte y te amará.
Volvamos a la temática puramente musical, si te parece. ¿Por qué has decidido ocuparte de todas las instrumentaciones de “Agatsu”?
Carlos: Hay discos y procesos que necesitas hacerlos solo, sin saber muy porqué. En otros ocurre todo lo contrario, puesto que tienes la necesidad de colaborar con gente. En realidad no siempre sabes muy bien a qué responde pero con “Agatsu” sentía que tenía que hacerlo así.
Vuelves a proponer un álbum repleto de densidad. ¿Cómo crees que va a ser recibido por el público?
Carlos: La gente que me conoce desde el principio no se sorprende. Creo que son personas muy abiertas, dispuestas a enfrentarse casi a cualquier cosa. Sin embargo, aquellos que me conocen de una manera más eventual igual se extrañan más. La verdad es que no me preocupa lo que ocurra y creo que no le debe preocupar a ningún creador. A ningún creador debe preocuparle la respuesta del público ante su obra porque entonces el arte deja de ser puro. Entonces se convertirá en algo impuro y nacerá condicionado al sistema y a que guste. Este disco no está en el sistema, no está en ningún lugar. Y como no lo está, no debo tener miedo a ninguna de esas cosas.
Hoy en día parece ser que lo que el sistema impone es el pop.
Carlos: Sabes lo que pasa, que lo que se llama “pop independiente” es en realidad música acomodaticia. Lo que es la música popular o el rock, nació reivindicando una manera de vivir o con un afán por provocar. Desde el rock and roll de los cincuenta ya han pasado casi setenta años y escuchas los textos de las canciones de ahora y se sigue hablando de lo mismo: sexo, drogas... Los grupos modernos ven eso como algo actual y reivindicativo, algo que a mí me parece dantesco. En realidad es una postura, la del pop independiente, sumamente conservadora. Veo mucho más moderno y reivindicativo hasta ciertas cosas del flamenco actual.
Hace tiempo alguien me comentaba que “El pop independiente se había convertido en el nuevo mainstream”, y la verdad es que no recuerdo quién pronunció la frase, pero creo que está sobrada de razón.
Carlos: Es que lo es. Lo que ha sucedido es que lo que se llama “indie” es un lobby establecido, algo que está muy bien porque al menos es independiente. Pero creo que la crítica que debe hacérsele tiene que ir encaminada a mirar la labor de los creadores. ¿Por qué motivo no se habla de cosas que están ocurriendo actualmente? Hay tantas cosas por decir. No sé porqué se habla de cosas bobas. Hablan de cosas de buen rollo que no tienen nada que ver con la sociedad, ni con ellos mismos, puesto que los propios creadores están de mal rollo por culpa de la crisis. El noventa por ciento de los músicos “indies” no están hablando de nada relacionado con su vida, te lo aseguro. También es cierto que hay que buscar la parte positiva del “indie”. Gracias a su irrupción se ha eliminado gran parte de la basura que había antes. Cuando yo empezaba en el mundo de la la música; o estabas en los 40 o no podías funcionar. Algo que se acabó gracias a la irrupción de las compañías independientes, aunque ahora muchas de ellas sean las que copan el poder, por lo que creo que en el fondo hay algo que agradecerles. Mejor esto que el sitio de donde veníamos.
De las cosas que han surgido últimamente me maravillan Guadalupe Plata y Pony Bravo, aunque en este último caso su tercer disco sea más flojo que los anteriores. ¿Qué grupos llaman tu atención?
Carlos: Son dos buena bandas, la verdad. Además, Pony Bravo tiene un gran directo. Sobre lo que dices del último disco, debes darte cuenta de que en la carrera de un músico, más en España que en ningún sitio, parece que uno tiene que demostrar todo, algo que no ocurre con los directores de cine, los cuales si hacen una película mala puede defenderse con su bagaje. Yo creo que en su caso particular, el tercer disco es bueno, aunque quizás hubiera sido conveniente un poco de respiro más, puesto que los discos requieren de un proceso de maderación, para cargarse las pilas. Aun así ojalá hubiera muchos más grupos como Pony Bravo, puesto que son de lo mejorcito que hay. Y por otra parte también creo que estar en un grupo es dificilísimo, admiro mucho a las bandas que van editando discos y pueden continuar, pienso que es muy necesario apoyarlas, sobre todo si son de aquí.
En eso último, en que hay que apoyar a las bandas nacionales, estoy muy de acuerdo contigo.
Carlos: Hay una cosa importante. España es un país, esto que voy a decir es muy fuerte, en el que hay festivales y medios que son esclavos de la corona británica. Solamente apoyan eso, algo que acaba implicando que los ingleses nos vean como un protectorado. Eso se carga nuestra industria. No creen en nuestro arte. Hay un gran complejo de inferioridad que hace que cuando las bandas se acercan a la treintena se tengan que separar porque no pueden vivir de la música. Desde mi perspectiva creo que hay que espabilar y apoyar las cosas de aquí, para ir creando un tejido que en el futuro sea rentable. Si no a la larga se acaban por cargar todo. Luego ves que hay carteles de festivales repletos de nombres guiris y los grupos españoles tocan a las tres de la tarde por cuatro duros. Creo que es una postura que carece de respeto por nuestros semejantes.
“La postura del “pop independiente” es sumamente conservadora”
España, sobre todo en los últimos años, nunca ha sido un país que se haya tomado a la música como parte fundamental de su cultura.
Carlos: La música en España nunca ha sido algo muy respetado en líneas generales. Siempre ha sido como algo muy folclórico. Cuando uno dice que se dedica a la música, suelen preguntarle con qué otra cosa se gana la vida. Pues quizás yo trabaje más horas que tú para poder dedicarme a ella. Y no solamente es una cuestión del ministro de turno, sino de tener en cuenta que el arte es un camino para la salvación del alma. Nietzsche decía que “El arte impide que muramos de realidad”, pero claro es que a los gobiernos les interesa que muramos de aburrimiento. El arte libera y a ellos lo que les interesa es que tengamos miedo, con lo que volveríamos al principio de la conversación.
Cuando salió a la venta “Agatsu”, meses atrás, llamó poderosamente la atención el hecho de que apenas había fechas cerradas en nuestro país. ¿Sigues siendo partidario de ir poco a poco en lo que a montar una gira se refiere en suelo patrio?
Carlos: Ocurre una cosa y es que todo pasa por mí. Yo hago el disco y monto mi gira. La base de la independencia es hacer estas cosas. No puedo tener cincuenta fechas porque todo pasa por mí. Igual que tampoco puedo ser millonario porque hago artesanía. Tengo que ser consciente de ciertas cosas. Además, veo algo feo el hecho de tocar por tocar. Cada persona puede hacer lo que quiera, pero hay quien toca para intentar gustar. Yo trato de hacer de cada momento algo único y especial. Y si las cosas no se hacen en esta vida porque no hay tiempo, ya se harán en la siguiente o en la siguiente.
Con Latinoamérica, especialmente México, pareces tener una vinculación muy especial. Allí eres poco menos que un Dios.
Carlos: Con Latinoamérica en mi caso existe un amor incondicional que viene dado porque ellos siguen teniendo curiosidad, un elemento que nosotros aquí hemos perdido. No nos dejamos sorprender. Allí te agradecen que hagas discos y te quieren. Entonces uno percibe cariño. Además, con el paso del tiempo te das cuenta de que tocar aquí es muy gratificante pero el mundo es muy grande y no se acaba en España. El año pasado estuve tocando en el Roxy de Los Ángeles y me di cuenta de la de cosas que hay aun por descubrir.
¿Las presentaciones en directo de “Agatsu”, seguirán siendo en formato dúo acompañado por Charly Chicago, como ocurrió con “Recuerdos y Fetiches”?
Carlos: Ahora el formato somos cuatro personas. Hay un batería de rockabilly, que toca de pie, guitarra y teclados. Es un montaje bastante peculiar en el que nos ayudamos de algunos elementos secuenciados, aunque la mayoría de elementos se tocan en directo. Llevar en directo éste montaje es difícil.
¿Interpretarás en directo antiguas canciones de tu repertorio?
Carlos: Sí, pero las he llevado hacia otro lado totalmente irreconocible. También he incluido en la selección de canciones alguna de “Bushido” como “L´Amour”, que ahora mismo parece una versión a mitad de camino entre Marilyn Manson y Grace Jones.
La última vez que nos vimos, me decías que tu plan de futuro más inmediato era beberte una buena botella de vino. ¿Sigues manejando el mismo plan para cuando esta entrevista haya terminado?
Carlos: Ya no tomo vino. Bebo Champagne francés. Los planes de futuro que manejo ahora mismo pasan por tocar lo máximo, sin salirme de mi manera de ver la música, e intentar sentirme en perfecta unión con todo lo que me rodea. Y, aparte de eso, en unos meses editaré un nuevo trabajo con Santa N, el grupo que comparto con Mariona Aupi, así que supongo que no pasará demasiado tiempo hasta que vuelvas a tener noticias mías.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com
Fotos: Manuel Santuario.