Acaban de firmar uno de los discos más valientes, arriesgados y acertados de cuantos se han editado en la música de nuestro país durante los últimos años; un trabajo inicial de nombre homónimo al de la banda, “León Benavente”, en el que el pop, el after punk y el kraut-rock se dan la mano a la perfección a través de una serie de historias sangrantes que han logrado convertirles, por derecho propio sin lugar a dudas, en una de las “grandes esperanzas blancas” del mundillo independiente estatal.
Emocionados con su propuesta desde el mismo instante en que tuvimos constancia de ella, semanas atrás cerramos una cita con dos de los componentes de la banda, Abraham Boba y Luis Rodríguez, en las céntricas oficinas de agencia de contratación para que nos hablaran de los pormenores de un álbum que a buen seguro les convertirá, si no lo ha hecho ya, en una de las grandes sensaciones de éste funesto 2013.
Ahora, sin más dilación, os dejamos en compañía del cincuenta por ciento de León Benavente.
León Benavente está compuesto por músicos que provenís de distintos proyectos y que en algunos casos defendéis interesantes carreras en solitario. ¿Cómo surgió la idea de hacer un grupo de éstas características?
Luis: Nosotros, Abraham y yo, nos conocíamos de trabajar con Nacho Vegas desde hace muchos años. Además, aquí en Madrid somos vecinos, llevamos mucho tiempo casi conviviendo por lo que de forma natural comenzamos a interactuar con la música, sin ningún objetivo concreto, simplemente por ver qué pasaba al jugar con distintos acordes y letras. Todo surgió de manera natural hasta el día en que nos dimos cuenta de que realmente tenía un puñado de canciones por lo que nos planteamos hacer algo con ellas. No hubo un momento concreto ni idea concreta de montar una banda. Simplemente ocurrió.
¿Qué hay de cierto en el rumor que cuenta que Abraham recibió la propuesta de formar un grupo con cierto escepticismo?
Abraham: No hay nada de cierto. Realmente a lo que me negué desde un principio fue a que hiciéramos canciones de amor, no a tocar en la banda. Aunque finalmente hemos tenido que hacer alguna concesión a ese respecto. (Risas)
Supongo que tratándose de músicos que provenís en algunos casos de diferentes ámbitos musicales lo más complicado habrá sido llegar a un punto de unión a la hora de llevar las canciones a una dirección común.
Luis: Yo creo que más que definir una dirección, lo que hicimos fue conocer en común el saber hacer de cada uno. Tuvimos que buscar el terreno propio en el que cada uno de nosotros podía aportar lo mejor de sí mismo. La dirección vino marcada por la interacción entre nosotros. Cada uno aportamos lo nuestro y las canciones fueron tomando su propia dirección.
Abraham: Como decíamos antes, todo surgió de una forma bastante natural. Nunca nos planteamos hacer canciones con un tipo de sonido concreto. El estilo surgió a medida que iban apareciendo temas.
Al final ese estilo queda encuadrado a través de un trabajo relativamente abierto en el que el pop, la electrónica, el post-punk y el kraut-rock se dan la mano, recordando a bandas tan diversas como Stereolab, Can o MGMT.
Abraham: Eso responde a un hecho normal. Al estar haciendo canciones entre cuatro personas distintas las influencias se van mezclando. Lo importante es que lo surja sea algo realmente interesante y que tenga personalidad, aunque pueda estar influenciado por un montón de grupos.
Desde fuera da la impresión de que en una “hipotética lucha de poder” la primera batalla la habría ganado César, pues muchos pasajes del disco están influenciados por el sonido de Schwarz y de su reciente “Alquimística”.
Luis: Nos han comentado que las baterías suenan mucho a Schwarz, pero es algo normal; y también puede ser que las baterías se impongan en el sonido general del disco. Pero es curioso porque cuando César y yo empezamos a hablar de cómo hacer las canciones, las teníamos en mente con mucha potencia, dando preeminencia a elementos como el bajo y la batería.
Por otro lado, creemos que hay un hecho contra el que poco podemos hacer y es que cada uno tenemos nuestra forma de tocar y no la vamos a cambiar. (Risas)
También es innegable que se trata de un álbum producto de estos tiempos, en el que parece reivindicarse la lucha por parte de aquellos que ya vamos teniendo una edad.
Abraham: Es cierto que el disco tiene una temática casi generacional. Creo que lo que reflejan las canciones es lo que le está sucediendo a la gente de nuestra edad cuando baja a la calle. Nuestra intención no era hacer canción protesta, pero sí que nos apetecía utilizar lo que está en el aire, en nuestro día a día, para crear letras.
Unas letras muy valientes políticamente hablando, hasta el punto de que parece que tomáis partido totalmente como grupo de izquierdas.
Abraham: Hay que tener un poco de cuidado con el posicionamiento político, básicamente porque nosotros nos dedicamos a hacer música no política. Como digo, nos gusta reflejar lo que estamos viendo e intentamos transmitir, haciendo algo bonito. Si ya encima sirve para protestar y mostrar lo que está pasando, mejor que mejor.
Abraham: La elegimos como primera muestra porque creemos que refleja bastante bien lo que te vas a encontrar en el resto del disco. Funciona a modo de resumen. También es cierto que es una canción directa y bastante sencilla.
Eso que comentáis es cierto, aunque personalmente creo que lo más interesante de vuestro debut es que habéis hecho un disco sin fracturas, disfrutable de principio a fin. Algo muy poco habitual en estos días…
Abraham: Creo que es positivo lo que comentas. Es inevitable que al escuchar por primera vez un disco unas canciones te entre más fácilmente que otras. Lo positivo es que a medida que vayas dándole escuchas haya temas que se vayan imponiendo poco a poco, aunque en primera instancia parecían quedar en un segundo plano. El problema sería ponerte un disco que te gustaran tres canciones y que rápidamente te dieras cuenta de que el resto jamás te gustarán por mucho que las escuches.
Una de mis canciones favoritas de “León Benavente” es “El Rey Ricardo”, un dardo envenenado contra las monarquías feudales que seguimos soportando.
Abraham: Es una letra que no habla de nadie en concreto sino que lo hace genéricamente sobre un tipo de personaje que ha existe desde hace mucho tiempo en la historia del mundo. Lo interesante sería plantearse porque en pleno siglo XXI siguen ocurriendo cosas como las que se relatan en la canción.
En el disco habéis contado con un par de colaboraciones femeninas de lujo como son las de Irantzu Valencia y Cristina Martínez. ¿Cómo surgió la idea de que aparecieran en el disco?
Luis: César había trabajado con La Buena Vida, por lo que se puso en contacto con Irantzu por si le apetecía meter unas voces. En principio no tenía muchas ganas de hacerlo porque llevaba bastante tiempo sin cantar, de hecho casi llegamos al último día de mezclas sin saber si nos iba mandar algo o no. Finalmente escuchó la maqueta que le habíamos pasado, le gustó, y se animó a enviar su colaboración. Con Cristina fue algo más sencillo, puesto que todos la conocemos y nos envió su canción encantada, como la buena amiga que es.
¿Qué tal están funcionando las presentaciones en vivo hasta la fecha?
Luis: El directo está funcionando muy bien, la verdad. Estamos sonando a gran nivel. Además en los conciertos, dado que actuamos como cuarteto y Abraham está parapetado detrás del teclado, adoptamos la mágica formación de croissant para arroparnos unos a otros.
¿Cómo compagináis la actividad de León Benavente con vuestras propias carreras?
Luis: Hasta la fecha no ha habido dificultades a la hora de hacerlo; y en un futuro no creo que haya problemas de solapamiento de fechas. Son las ventajas de estar en la misma agencia de contratación que Nacho Vegas.
¿Por dónde pasan los planes de futuro más inmediatos de León Benavente?
Abraham: Tenemos algunas fechas cerradas para el verano, lo que ocurre es que el plato fuerte de presentaciones en directo llegará dentro de unos meses.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com