“Las canciones son mis pequeñas batallas ganadas”
Hace algunas semanas que José Ignacio Lapido presentaba al gran público sus “Formas de Matar el Tiempo”, el séptimo trabajo dentro de su particular discografía en solitario, con el que no hace otra cosa que seguir engrandeciendo una carrera convertida en legendaria hace ya demasiados años, con la que ha conseguido convertirse en uno de los músicos más respetados y queridos por un público que le sigue con absoluta fidelidad.
Como no podía ser de otra forma, desde “El Giradiscos” no dudamos ni un segundo a la hora de ponernos en contacto con el músico granadino con el objeto de que nos hablara de todo lo relacionado con la gestación de éste fenomenal disco que desde ya se encuentra en un lugar privilegiado de nuestra estantería, justo al lado de los gloriosos álbumes que firmó con 091 y el resto de los que ha ido creando en su más reciente pasado como solista.
Es un inmenso placer dejaros en ésta calurosa mañana de verano con la compañía de José Ignacio Lapido, quizás el rockero más en forma de nuestra música.
Hace unas semanas publicaste el séptimo disco de tu impresionante trayectoria en solitario, algo que se dice pronto. ¿Qué sería más correcto hablar de que has llevado adelante un ejercicio de locura o toda una heroicidad repleta de épica?
José Ignacio: Si se examina el tema con la cabeza fría, se podría decir que algo de inconsciencia hay en el hecho de que un tío de cincuenta años se ponga a grabar un disco de rock en un país como España, en la forma y manera en que yo los grabo, es decir, autogestionándomelo todo. Pero si miramos como está la cosa en otros gremios, tampoco hay que poner demasiado el acento en el tema épico. No hay heroicidad. Siempre he sabido que hay que luchar para sobrevivir, y ahí sigo, como cualquier trabador, que es lo que soy.
Has decidido titularlo “Formas de Matar el Tiempo”, un nombre que realmente nos suena paradigmático, sobre todo en un momento convulso y con tantas cosas por hacer como el que no está tocando vivir. Vamos que para “Matar el Tiempo” se nos ocurren muchas cosas que hacer. ¿Por qué motivo decidiste titularlo así?
José Ignacio: Me sonaba bien. Y quería jugar con el doble sentido de la expresión. Hacer canciones es una forma de matar el tiempo en el sentido de asesinarlo, de luchar contra él antes de que el tiempo acabe conmigo. Las canciones son mis pequeñas batallas ganadas.
También es una forma de hacer referencia al papel que está tomando actualmente la música para gran parte de la sociedad, quedando convertida en un mero entretenimiento, no en una forma de vida como mucho de nosotros la concebimos. ¿Van por ahí los tiros?
José Ignacio: Ese es el otro significado de la expresión: gastar el tiempo haciendo cosas que realmente no tienen importancia. Ahí está la ironía: por un lado batallando contra el paso del tiempo y por otro la indolencia de verlo pasar. Pero tampoco hay que darle mayor importancia, es sólo un título.
¿Qué te parece esta situación que poco a poco se está imponiendo respecto al consumo de la misma?
José Ignacio: La música ha perdido valor porque está en todas partes. Sobra música. La gente va por la calle oyendo música con sus mp3. Subes a un ascensor y hay una musiquilla. Llamas a un taxi y te entretienen la espera con otra musiquilla. Subes a un autobús y lo mismo. O a una tienda… es horrible. Hay que reivindicar el silencio. Sobre todo porque las músicas que suenan en todos estos sitios se han convertido en ruidos de fondo. Han perdido todos su valores rítmicos y melódicos, si es que los tuvieron alguna vez. Yo sólo escucho música cuando sé que voy a tener la tranquilidad suficiente como para leer los créditos del disco en cuestión, ver la portada… como antiguamente. Bueno, estoy exagerando… cuando conduzco no me puedo poner a leer los créditos, es evidente (Risas).
Si te parece, vamos a ir entrando en harina con lo que al propio disco respecta. Como decimos, son muchos años dedicados al noble arte de escribir canciones. ¿Cómo surgieron los primeros bocetos de las composiciones?
José Ignacio: Supongo que como siempre, en mi casa con la guitarra, garabateando ideas, acordes, melodías… eso se deja reposar, se retoma y si sigue siendo válido se trabaja sobre ello y se estructura y se le da forma de canción propiamente dicha.
¿Costó mucho encontrar las melodías y las letras que finalmente han dado vida a estas “Formas de Matar el Tiempo”?
José Ignacio: Las melodías no tanto, digamos que fue algo menos agónico que las letras, que sí se hicieron de rogar. Las letras de las canciones en los últimos años se me resisten y tengo que utilizar todos los trucos del oficio para sacarlas del agujero. Supongo que se meten en alguna parte incógnita de mi cerebro y no quieren salir de ahí.
Te preguntamos todo eso porque de la escucha del disco se desprenden una serie de constantes que quizás para otros acabarían por convertirse en lastre, pero que en tu caso no hacen más que engrandecerte. Nos referimos a elementos como la habitual carga de melancolía, hastío y dolor en tu lírica, una vez más presentes y convertidas desde hace tiempo en uno de tus signos más reconocibles. ¿Existe algún secreto para no sentir que uno se está repitiendo en lo que cuenta?
José Ignacio: A veces tengo la sensación de que llevo treinta años escribiendo la misma canción desde ópticas diferentes. Tal vez sea así, pero creo que le pasa a cualquier creador. En mi caso es una búsqueda continua por encontrar la canción perfecta. Las canciones que van saliendo son sólo intentos en esa búsqueda imposible.
Una vez más se repite el sonido de esa magnífica banda que desde hace años te acompaña, dotando a tus trabajos de un peso y elegancia del que pocos pueden presumir en nuestra escena. ¿Cómo te sientes al estar rodeado de genios como ellos?
José Ignacio: Me siento muy cómodo, muy arropado por el talento de estos músicos. Son ya tres discos los que hemos grabado con la misma formación y creo que eso se nota, en positivo. Hay una complicidad estilística. Y el engranaje funciona a la perfección. Estoy muy agradecido de poder contar con ellos.
Por cierto, ahora que estamos hablando de tu banda permíteme un nuevo inciso. ¿Qué te parece el debut como solista de Víctor Sánchez?
José Ignacio: Lo que yo diga puede sonar a halago interesado pero es verdad: se trata de un gran disco de debut. Yo ya había escuchado otras maquetas que había grabado Víctor con anterioridad y sabía de su potencial como compositor, por eso no me ha pillado de sorpresa, pero en cualquier caso hay que darle la enhorabuena por esas magníficas canciones.
¿Y el nuevo trabajo de Jean Paul grabado desde hace algunas semanas? Seguro que ya has podido escuchar algo.
José Ignacio: Algo he escuchado… Raúl y su banda han conseguido un sonido propio, muy identificable y personal, algo que no puede decir todo el mundo. Raúl es uno de los grandes letristas de este país y sabe como acompañar la parte literaria con músicas estremecedoras.
Lo que sí nos parece relativamente novedoso en tus letras es un pequeño poso de optimismo, elemento que se intuye en cortes como “Un Día de Perros” e incluso en “Cosas por Hacer”. ¿Por fin has decidido darte una tregua a ti mismo aunque solamente sea de manera parcial?
José Ignacio: En mis letras siempre ha habido toques humorísticos. No demasiado evidentes pero ahí estaban. Estos destellos de optimismo que tú dices quizás sean mi última gran broma… (Risas). No, hablando en serio… es cierto que en las letras de este disco dejo que entre luz en la habitación a oscuras. No tiene mucho sentido recrearse en la desesperanza. Aunque tampoco hay que hacer vanos ejercicios de ilusionismo. Para eso ya está el Gobierno, que quiere hacernos creer que la cosa va bien.
También nos ha gustado ver como en “Cuando por Fin” decides incluir un riff totalmente stoniano al comienzo de la canción, suponemos que será un homenaje al bueno de Keith Richards. ¿Estamos en lo cierto?
José Ignacio: Efectivamente, es un riff de la escuela Richards, como lo son cientos de riffs de la historia del rock’n’roll. Las influencias a veces son evidentes, y en este caso lo son.
Aunque si somos sinceros lo que más nos gusta es la forma que tienes de mostrarnos la basura de realidad que nos rodea en cortes como “40 Días en el Desierto”, “La Ciudad que nunca Existió” y “Está que Arde”. ¿Ves alguna solución a los males que aquejan a nuestra sociedad?
José Ignacio: Debe de haberla, pero hay tantas cosas que fallan… No sólo las recetas de los políticos son fallidas, también lo es la educación de la gente. Nos han educado para ser piezas del sistema no para pensar por nosotros mismos. Toda nuestra formación está enfocada a producir beneficios al sistema a cambio de migajas. Y la mayoría de la gente lo acepta sin cuestionarse nada más.
Como músico que principalmente vive de sus directos, puesto que el tema de las ventas está ya más que olvidado. ¿En qué medida está afectando la crisis a la música?
José Ignacio: Creo que ya no se puede vivir ni de los discos ni del directo. La música en este país lleva en crisis desde mucho antes de la crisis. Hemos sido pioneros en este sentido… (Risas). El último mazazo ha sido la subida brutal del IVA de los conciertos. Teniendo en cuenta que nosotros los músicos somos la mayor parte de las veces nuestros propios empresarios, es decir, nosotros organizamos nuestras giras, alquilamos las salas y todo lo demás… esa subida se lleva por delante el escaso beneficio que antes podía haber. Si a eso le unes que la gente anda muy escasa de pasta… tienes la tormenta perfecta, o la excusa para abandonar el negocio. La desprofesionalización ya no es una amenaza, es un hecho cierto y cada vez más habitual.
¿Qué tal se han dado las presentaciones que habéis desarrollado hasta la fecha?
José Ignacio: Se ha notado todo esto que te he comentado. Los conciertos han ido muy bien en el sentido artístico. Creo que la banda ha sonado a la perfección pero digamos que en otras circunstancias más propicias las salas habrían tenido mejor entrada.
El año que viene se cumplirán quince años desde la publicación de tu primer disco. ¿Harás algún tipo de celebración para conmemorar la efeméride?
José Ignacio: Pues no lo había pensado… algo habrá que hacer, una tarta de cumpleaños o algo así, ¿no? (Risas)
Por cierto, José Ignacio, antes de dar por concluida esta extensísima entrevista, me apetecía hacerte la pregunta tópica de este “encuentro”. Siempre que hablamos con Antonio Arias habla de su disposición y ganas para que 091 vuelvan a reunirse sobre un escenario. ¿Es algo que ves factible o ni tan siquiera te lo planteas?
José Ignacio: Teniendo en cuenta que Antonio se fue dos veces del grupo, me parece entrañable que sea él quien tenga más ganas de que se produzca reunión. Me lo dice cada vez que nos vemos… Yo antes era muy radical en ese tema, siempre negaba toda posibilidad. Ahora me limito a decir que en estos momentos no hay nada pensado en ese aspecto. Quién sabe mañana.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com