La música negra es uno de los elementos que conforman el particular y muy atrayente universo musical que traslada a sus oyentes Dayna Kurtz. Por eso no es nada extraño que asistamos ahora a la publicación del segundo volumen de un disco que precisamente homenajea a ese tipo de composiciones (jazz, soul, rhythm and blues...) por medio casi exclusivamente de versiones.
“Secret Canon, Vol. 2”, esconde, aunque no demasiado dado lo obvio del título, que estamos ante un acercamiento a composiciones de décadas pasadas y que no entran entre las más conocidas ni reinterpretadas, más bien al contrario, se trata de relativas extrañezas, aunque no exentas de calidad. Una decisión que deja en evidencia la profundidad de armario que soportan estos géneros musicales y los tesoros escondidos que se pueden encontrar en ellos.
Conociendo las formas que habitualmente ejecuta Dayna Kurtz toma mayor coherencia la elección de este tipo de temas, ya que su manera de asimilar las influencias es peculiar y totalmente personal, construyendo un perfil único. Arropada de su sempiterno productor, Randy Crafton, la norteamericana pone su portentosa voz y carisma al servicio de un repertorio que se convierte en la demostración de la cercanía que le une a esta música y el sentimiento que profesa por ella.
Conociendo las formas que habitualmente ejecuta Dayna Kurtz toma mayor coherencia la elección de este tipo de temas, ya que su manera de asimilar las influencias es peculiar y totalmente personal, construyendo un perfil único. Arropada de su sempiterno productor, Randy Crafton, la norteamericana pone su portentosa voz y carisma al servicio de un repertorio que se convierte en la demostración de la cercanía que le une a esta música y el sentimiento que profesa por ella.
Con la estructura básica de su banda de acompañamiento habitual y la suma de músicos de jazz, la cantante encuentra el mejor cobijo para mostrarse en momentos como una diva que recopila la elegancia de Sarah Vaughan y el arrojo de Bessie Smith. Así, en un ambiente entre el blues y el jazz, acomete versiones como “One More Kiss”, que lima la crudeza de la original de Johhny “Guitar” Watson, e incluso por medio de una composición propia como la brillante “I Look Good in Bad” que no desentona para nada. Siguiendo con ese tono íntimo y sentido, pero esta vez tendiendo a las sonoridades soul, saca toda su profundidad para interpretar “Same Time, Same Place” o “I’ll Be a Liar”, cantada en su momento por Betty Harris y de la que parece heredar su fuerza. Más reflexiva se va a mostrar en “Reconsider Me”, con un deje gospel en su ritmo.
La parte más dinámica y de ritmos más acelerados, como si de una Big Band clásica se tratase, llega con canciones como “So Glad”, donde incrementa la cadencia a base de esa mixtura de estilos a lo Ray Charles, o “If You Won’t Dance with Me” (segundo tema propio), con sus fraseos sincopados y un aroma todavía más evidente a Nueva Orleans.
Dayna Kurtz con este segundo volumen apuntala lo esgrimido por el anterior, primero un conocimiento de las músicas primigenias más allá de lo convencional y segundo una clara adaptación a ellos, que si bien en su música aparecen dentro de una forma más cruda y polvorienta, aquí tira de clasicismo para acabar por lucirse también en ese terreno y seguir postulándose como una de las mejores y más atractivas voces femeninas en la actualidad.
Kepa Arbizu