Hace unos meses que el músico asturiano Pablo Moro editó el que hasta la fecha representa su último trabajo de estudio bajo el título de “La Vida Solucionada”. Un espectacular compendio de temas en los que el rock se funde a la perfección con la canción de autor, dando vida a uno de los discos más mayúsculos que se han editado a lo largo de éste año en nuestro país.
Completamente encantados por la fuerza y el poder de evocación que transmite este “La Vida Solucionada”, no nos quedó más remedio semanas atrás que ponernos en contacto con su autor para conocerle un poco más de cerca. Sobra decir que las respuestas que nos envió no hicieron más que acrecentar la admiración que tenemos por su figura, confiemos en que en no mucho tiempo se deje caer por Madrid para poder sentarnos a charlar tranquilamente con él.
Completamente encantados por la fuerza y el poder de evocación que transmite este “La Vida Solucionada”, no nos quedó más remedio semanas atrás que ponernos en contacto con su autor para conocerle un poco más de cerca. Sobra decir que las respuestas que nos envió no hicieron más que acrecentar la admiración que tenemos por su figura, confiemos en que en no mucho tiempo se deje caer por Madrid para poder sentarnos a charlar tranquilamente con él.
Hasta entonces, os dejamos en compañía de éste más que interesante cuestionario.
Atendiendo a tu hoja promocional uno cae en la cuenta de que han pasado cuatro años desde que viera la luz “Pequeños Placeres Domésticos”, el disco que antecede a la publicación de “La Vida Solucionada”. ¿A qué ha dedicado todo éste tiempo Pablo Moro?
Pablo: La verdad es que el disco anterior tuvo mucho recorrido. Estuvimos dos años presentándolo y tocando sin parar; y yo necesito un poco de calma para ordenar ideas y ponerme a escribir y estructurar un disco. Además, el proceso de arreglos y preparación de las canciones para este disco también fue largo. Incluso la grabación y mezcla duró un poco más de lo habitual porque queríamos ser meticulosos y que no se nos escapara ningún detalle. Por otra parte me he dedicado simplemente a vivir, he sido padre y eso ocupa mucho tiempo y mucha energía.
Una de las cosas que más nos ha llamado la atención es precisamente el título del disco, “La Vida Solucionada”, un nombre totalmente paradigmático sobre todo viendo la situación de crisis en que estamos envueltos. ¿Por qué decidiste llamar así al álbum?
Pablo: Creo que los discos, como cualquier obra, digamos, artística, tienen que entenderse siempre en relación al tiempo en que se hacen o son publicados. Una de las cosas que más me gustan a la hora de escribir es establecer paralelismos y conexiones entre la realidad, llamémosla “social”, y los acontecimientos que ocurren en mi vida personal. Además en el tiempo en que preparaba y escribía el disco ocurrieron en mi vida dos cosas que cuento en el libreto muy polarizadas, de sentimientos completamente opuestos que me dieron la idea para conectar las canciones que forman el disco. El destino o el azar o lo que sea está esperándonos a la vuelta de la esquina para cambiar por completo la vida que llevamos, para bien o para mal. También hay una carga grande de ironía e incluso sarcasmo con respecto a la crisis. Nos han hecho creer que todo tiene un valor económico, que todo tiene que ver con el dinero. Cuando todos sabemos que lo importante nada tiene que ver con eso. Al menos no siempre, aunque ayude.
En lo formal, creemos que has dado vida a uno de esos discos que podríamos definir como de madurez, sobre todo por la temática de las canciones. En las mismas se percibe el final de un período de tiempo, en el que tal vez primara el idealismo de la juventud, para entrar de lleno en una nueva etapa más calmada en la que hay que apreciar los pequeños e imperfectos placeres de la vida. ¿Nos hemos equivocado mucho en nuestra percepción?
Pablo: No, no os habéis equivocado. Habéis dado totalmente en el clavo. Ya el disco anterior iba en esa línea. Tengo 34 años, una hija, y mi vida y mi visión de las cosas es muy distinta a cuando tenía algunos años menos lógicamente. No sé si es un disco de madurez, que es una palabra un poco áspera, pero sí es un disco de serenidad, de relativizar todo y mirar el mundo desde muchos puntos de vista. Aún así creo que estas canciones en particular tienen un punto de rebeldía que espero que también se aprecie. Es sutil, es una rebeldía “calmada”, pero rebeldía al fin y al cabo. La ironía y el sarcasmo del que hablábamos en el título son también una forma de protesta.
También desde fuera da la impresión de que te ha quedado un disco muy norteño, casi de villa cercana a la costa, de reivindicación de tu tierra, Asturias, y del especial carácter de su gente. ¿Te ha dado a ti esa sensación?
Pablo: Lo que creo es que es un disco con un carácter más rural que urbano. Una especie de vuelta a la tierra y cierto rechazo del mundo moderno, que está muy bien pero nos ha hecho perder ciertos valores que la gente de antes mantenía y que les hacían ser, de alguna manera, mejores personas. Lo que ocurre es que he intentado abrirme sin pudor y hablar de mí mismo sin cortarme, y me siento muy ligado a mi tierra. El resultado es inevitable. De todas formas hay también un intento de demostrar que, en el fondo, todos somos iguales. Hablando de lo más concreto se llega mejor a lo más universal.
Evidentemente lo decimos por canciones tan emotivas como “La Gente de mi Tierra” y “Los Reyes del Río”, donde da la sensación de que desnudas tus sentimientos de una forma muy sincera. ¿De qué manera surgió la idea de realizar esas dos composiciones?
Pablo: “La Gente de mi Tierra” nació de algunos textos de dos escritores asturianos, Xuan Bello y Pablo Texón, que hablaban de esa querencia especial de los asturianos por el pesimismo y la melancolía, una especie de “estética del dolor” en la que nos sentimos cómodos. Pero también de un artículo de Pérez-Reverte en el que explicaba cómo la gente de antes tenía más conciencia de la muerte, en contraposición a cómo la evitamos ahora como si fuera algo que no va con nosotros. Esa conciencia les hacía ser más solidarios con los demás, no creerse mejores ni mirar por encima del hombro a nadie. “Los Reyes del Río” es, además de un homenaje a mi padre, pescador desde niño y la mejor persona que he conocido, una especie de agradecimiento a toda su generación, a aquellos niños de la posguerra que aprendían el mundo con sus manos, y que construyeron con muchísimo esfuerzo un lugar donde los chicos como yo pudiéramos ser libres y tener tantas oportunidades como hemos tenido.
Las canciones de “La Vida Solucionada”, destilan un punto de evocación y nostalgia, pero siempre están repletas de orgullo. ¿Crees que son los tres pilares fundamentales que servirían para definir tu música?
Pablo: Nunca lo había pensado pero me encanta eso que dices del orgullo. Es cierto que lo hay. Creo que es muy importante para poder salir adelante. Un orgullo bien entendido que permita luchar hasta el final. Y sí, hay mucha nostalgia porque me obsesiona muchísimo el paso del tiempo. Está presente en todas mis canciones y creo que es el tema principal de todo lo que escribo.
También se percibe mucho cuidado a la hora de elaborar unas letras que desprenden un innegable barniz de cotidianidad. ¿Sueles tardar mucho tiempo en elaborarlas?
Pablo: Pues la verdad es que depende. Alguna de las canciones de este disco las he ido escribiendo a lo largo de varios años y otras las he escrito en una mañana. Es un tópico de la composición y es tópico porque es real. Supongo que esa cotidianidad es lógica: no sé escribir de algo que no conozco. Hablo de mí mismo, de mi visión de las cosas, y mi vida, por suerte o por desgracia, es muy similar a la del resto. A todos nos preocupan las mismas cosas. Eso hace que nos emocionen películas, libros o canciones.
Más allá de tu propia experiencia vital. ¿En qué sueles fijarte a la hora de realizarlas? Te digo esto porque parece que hay mucha literatura leída detrás de las mismas.
Pablo: La originalidad en el Siglo de Oro era sinónimo de copia de los clásicos. Si encuentro un verso o una frase en un libro o en cualquier otro lugar que explica exactamente lo que quiero decir, la voy a utilizar. Los libretos de mis discos siempre tienen un apartado de agradecimientos a escritores, cineastas o cancionistas a los que confieso haber robado versos. Creo que es una manera de tejer una red muy interesante que lleve de una canción a un libro o una película o viceversa. Siempre me han gustado los libros y algunas de mis mayores influencias tienen que ver más con la literatura que con la música.
En lo puramente musical, estamos ante un álbum de rock heterodoxo, pero muy compacto en su diversidad. En el mismo encontramos desde canciones de clara vocación folk (“La Gente de mi Tierra”), baladas melancólicas (“Pequeña Luna de Julio”), pasando por coqueteos con el funk (“Mundos Perfectos”); y también rock sureño eléctrico que entronca con bandas como The Black Crowes (“Empezar de Cero”) o mitos de la talla de Neil Young (“El Último Día”).
Pablo: Es cierto, soy muy permeable a muchas influencias y cada canción tira por un camino distinto. Lo complicado es encontrar una línea que las vaya tejiendo. Te agradezco que finalmente el disco te parezca compacto en su diversidad. Es algo que me preocupa y en lo que gasto mucho tiempo y esfuerzo.
Tu proyecto hace referencia a ti como solista, pero perfectamente secundado desde casi un principio por Los Chicos Listos, quienes firman los arreglos de tus canciones. ¿Qué porcentaje del resultado final de tu sonido les corresponde a ellos?
Pablo: Un porcentaje muy alto. En este disco por fin aparecen en portada porque creo que era de ley. No entiendo mi música y mi carrera sin ellos y desde hace años siento que formo parte de un equipo. Tanto en el disco anterior como en este estuvimos casi un año trabajando juntos en el local de ensayo construyendo las canciones entre todos, aportando cada uno en su instrumento y en la canción global.
¿Cómo de importante es para ti el hecho de que tus canciones suenen a banda y no a solista?
Pablo: Creo que es importantísimo. Estas canciones no sonarían igual si el trabajo no se hubiera hecho desde el local de ensayo, construyéndose con la aportación de todos los músicos que después las grabaron. Dice Igor Paskual en un texto muy bonito que nos escribió para la hoja de promo que ese es uno de los secreto del disco: la combinación de mi personalidad con el sonido contundente de la banda. Y estoy muy de acuerdo con él.
La escena asturiana parece ser actualmente una de las canteras más prolíficas en cuanto a solistas se refiere: Nacho Vegas, Igor Paskual, Willy Naves, Alfredo González, Tuya… ¿A qué crees que es debido?
Pablo: No sé muy bien qué hace que florezcan los solistas. Supongo que en unos casos a las ganas de tomar las decisiones rápida y fácilmente sin tener que contar con nadie más. Y otras veces a una cuestión de infraestructura en tiempos de crisis: es más fácil mover un proyecto solista que una banda de varios miembros.
¿No crees que es peculiar que entre tanto nombre no salgan apenas grupos siguiendo la estela de míticos como Ilegales, Dr. Explosión, Australian Blonde o Manta Ray? ¿A qué crees que es debido?
Pablo: Es un poco lo que te decía en la pregunta anterior. De todas maneras en los últimos años creo están aflorando grandes bandas como Muñeco Vudú, Verde Cannaia, Queen Bitch y muchas más. ¡Tenemos talento a raudales aquí en Asturias!
Por cierto, de entre tantos nombres que hemos citado. ¿Con cuáles te quedas? Por supuesto puedes incluir los que no aparezcan y te hayan servido de referentes, aunque no sean nacionales ni estén de rabiosa actualidad.
Pablo: Me gusta mucho Alfredo González, Alberto García, Muñeco Vudú, Verde Cannaia, Queen Bitch... hay un montón de gente haciendo cosas muy interesantes por aquí. Mis referentes son muchos y muy variados, desde Springsteen a Marvin Gaye, pasando por los Stones, Neil Young, CSN, Ryan Adams, Lynyrd Skynyrd o los Kinks. Una lista interminable en definitiva. Si me preguntas qué nombres han estado presentes sobrevolando este disco te diría Macy Gray, Neil Young, Black Crowes, Van Morrison, Rory Gallagher, Waterboys, Los Deltonos...
Vamos a ir terminando si te parece, ¿Qué planes de futuro manejas para los próximos meses?
Pablo: Pues seguir tocando, presentando el disco y haciendo canciones. La respuesta es así de sencilla. No conozco otra manera. Tocar, tocar y tocar.
Una última cosa, ¿Eres consciente de que después de éste discazo que te has marcado, va a ser muy difícil que puedas hacer uno mejor?
Pablo: Muchas gracias, te agradezco mucho tus palabras. Quizá vaya siendo hora de plantearme, entonces, la retirada e irme a un pequeño pueblo entre el mar y la montaña a hacer lo que más me gusta: pescar, ver crecer a mi hija, cenar con mi chica e ir poco a poco haciéndome mayor escuchando viejas canciones soul.
Muchas gracias por tu tiempo Pablo. Hacer esta entrevista ha sido un placer.
Pablo: Gracias, ¡un abrazo!
Javier González/javi@elgiradiscos.com