Si hay un grupo del panorama alternativo patrio al que se le podría considerar como paradigma de la elegancia actualmente, debemos pedir permiso a nuestros lectores para que nos dejen otorgarle dicho título a los chicos de The Birkins.
Un cuarteto procedente de la soleada tierra canaria que hace dos años nos robó literalmente el corazón con “The Birkins”, disco de título homónimo que suponía su carta de presentación para darse a conocer ante el gran público y en el que con mucho tino aglutinaban una serie de referentes de lo más diverso; siempre a mitad de camino entre el pop británico al que añadían ciertas dosis de la elegancia y poder de evocación de la música francesa, todo ello pasado por el tamiz personal de una banda repleta de personalidad, a la que desde “El Giradiscos” ya le auguramos un prometedor futuro en su día, algo que se han encargado de confirmar ellos mismos con ésta segunda entrega.
Y es que con “Châteux en Espagne” demuestran pisar muy firme al firmar una obra interesante de principio a fin; en la que repiten ciertos tics mostrados anteriormente, la ya citada vocación elegante y su profundo apego al pop, pero yendo un paso más allá en su sonido, ganando en holgura, calado y profundidad, tanto en lo que a la faceta compositiva de las canciones respecta, mucho más trabajadas y directas, como en lo tocante a la producción, de nuevo firmada por Paco Loco quien no duda en tirar por la vertiente experimental cuando es necesario, dotando de esa forma al disco de un dinamismo que sobre dimensiona la calidad del mismo.
Algo que queda perfectamente reflejado a poco que uno se deje arrastrar por la efímera “Where Were We?”, la intensidad de “Belle de Jour”; o la belleza de perlas como “A. Rimbaud and his Long way Home”, donde inicialmente impresiona la solemnidad de Dani Birkin, a mitad de camino entre Nick Cave y David Bowie en sus mejores desvaríos vocales, perfectamente empastada por el chorro vocal de su compañera Cristina Santana, y “La Chatte de Mon Amie”, una hermosa pieza de orfebrería pop absolutamente embriagadora.
Aunque, como decimos algo más arriba, el principal valor de “Châteaux en Espagne” no es otro que su unidad; pues sería injusto no destacar la categoría de “La Signature” o “Curtain Call”, dos trallazos en toda regla, “Ophelia” (Just Sing), enormes esos arreglos de claro regusto sesentero, la oscuridad de “Tell me what you Want” o “Toute Cette Lumière”, recordando a los más grandes escritores de canciones de los años sesenta del país vecino.
Llegado el momento de realizar la valoración final de “Châteaux en Espagne”, no podemos evitar tener la sensación de pensar que muchas de las cosas que quizás escribamos sonarán inequívocamente a tópico y lugar común. De ahí que finalmente nos hayamos decidido resaltar la principal de las virtudes de la banda. Y no, esa no es la de haber firmado dos auténticos discazos a la altura de pocos grupos, sino la de ser capaces de sonar absolutamente arrebatadores en cada una de sus canciones, algo que en un mundo tan viciado y falto de emoción como éste, hacen que la música de The Birkins sea cada vez más necesaria.
Por: Javier González/ javi@elgiradiscos.com