En un momento de convulsión social, de pérdida generalizada de los sueños propios y ajenos; en un tiempo en el que la gente acampa durante semanas en las plazas y los epicentros de las ciudades para protestar contra un sistema corrupto. Cuando los desahucios y estafas políticas dejan de ser noticia de primera plana y, por si fuera poco, una se encuentra inmersa en un complejo proceso de reestructuración personal, profesional, emocional y otras tantas palabras más terminadas en -al-, se necesita algo para reaccionar, levantarse del sofá y romper telarañas. “Eres el mejor, Cienfuegos”, última novela del catalán Kiko Amat, es un buen punto de partida.
En esta ocasión, Amat se adentra en la vida de Cienfuegos, un escritor otrora de gran éxito que, en la actualidad, se encuentra en plena lucha interior. Pelea contra su temida crisis de los 40 y contra lo que él considera un fracaso profesional (tras ser un novelista superventas y convertirse en el autor revelación del año, Cienfuegos ha pasado a redactar notas en la sección de tendencias de un periódico y escribir lo que la agencia de comunicación del actor, músico o cantante de turno quiere leer). Se emborracha y se rompe la cara con los Mossos d´Esquadra; su mujer le ha abandonado, duerme en el sofá de un amigo y cree que nunca más volverá a escribir algo que merezca la pena. Cienfuegos y sus secuaces se mueven a diario por la Plaza Cataluña, convertida en el asentamiento temporal de La Rabia, recurso literario con el que el autor hace referencia al movimiento del 15M.
La narrativa directa, fuerte, popular y con gran sentido del humor que caracteriza la obra de Amat vuelve a nutrirse de historias urbanas y personajes cercanos que, en ocasiones, toman un cohete directo a la estratosfera pero que en los dos o tres párrafos siguientes vuelven a convertirse en ese vecino, amigo o compañero de trabajo al que todos conocemos. La trama, más o menos previsible, cuenta con escenas propias del humor más absurdo que, a buen seguro, producirán más de una carcajada en el lector; oportunidad que una servidora y nueve de cada diez doctores recomendamos no desaprovechar.
Las calles de Barcelona se transforman en testigo directo de las andanzas de este personaje que busca la redención, que lucha por volver a asomar la cabeza y que sueña con deshacerse de sus fantasmas internos. En el camino se encuentra con aventuras y desventuras, con amores, recuerdos del pasado, peleas, alcohol, sexo, noches en vela y una pareja de escuderos tan geniales como insólitos. Se trata del dúo de música industrial, Defensa Interior, quienes lo acompañarán durante gran parte de este estrambótico y quijotesco viaje personal.
Amat llena sus páginas de referencias musicales haciendo gala de su amplio conocimiento en la materia. Su anglofilia y pasión por la cultura pop protagonizan muchos de sus diálogos, escenarios y atrezzo. Véase la afición del protagonista por las camisetas de grupos musicales con cierto aire demodé. Kiko Amat exagera sus personajes, sus anécdotas y enredos para conseguir un tono hilarante y, en ocasiones, bizarro que sirve para solapar ese trasfondo de fábula moral, de cuento moderno sobre la redención.
Por Cristina Pascual
Por Cristina Pascual