No es fácil que se cree tanta expectativa por el primer disco largo de un grupo, como ha sucedido con este “Death Letter Jubilee” de The Delta Saints, teniendo como bagaje únicamente dos EPs (“Pray On” y “A Bird Called Angola”) y unos sorprendentes directos. Evidentemente hay que ser capaz de haber construido unos temas como han hecho los norteamericanos para vivir esta, poco habitual, situación.
Estamos ante un quinteto que a pesar de que su característica principal, un rock americano de raíces clásicas en su vertiente más guitarrera y “bluesera” (imposible no pensar en The Black Crowes cuando se citan estos ingredientes), puede sonar ya muy sobada o poco original, la manera que tienen estos chicos de afrontarla no es para nada revivalista ni basada únicamente en repetir, con más o menos gracia, cánones tradicionales. Su forma de entender la música desprende inevitablemente esa visión que, también por edad, les hace sonar frescos y con una fuerte pegada no exenta de melodía.
La diferencia de este álbum con sus anteriores grabaciones es que observamos que han podido plasmar, inducidos también por el tipo de formato, una mayor amplitud a la hora de abordar otros ritmos y ambientaciones, dando un resultado mucho más dinámico y variado. Una capacidad que se puede observar en temas como el sonido gótico y pantanoso que recrea “Jezebel”, el puro gospel que desprende “River” o el oscuro medio tiempo, con un desbarre final épico, que es “Old Man”. “Out To Sea” sin embargo se adentrará en el folk, con un tono profundo como si de unos Avett Brothers se tratara. Canciones todas ellas que podrían considerarse rarezas, en cuanto a lo que sería la media estilística del álbum, pero que aun así son unas espectaculares piezas, lo que aumenta el mérito de la banda demostrando un control de otros terrenos.
Que nadie se piense que el resto del álbum va a caer en recurrir únicamente a “standards” del sonido americano. The Delta Saints saben a la perfección cuales son sus influencias pero también su pretensión de tener una “voz” propia. Precisamente en esa tesitura demostrarán un dominio excelente del sonido a medio camino entre Aerosmith y North Mississippi Allstars (“Liar”). Y es que ahí radica su peculiaridad y talento, en añadir un tono “negro” al vigoroso sonido de guitarras, como sucede en “From the Dirt” y sus coros femeninos que imprimen mayor ritmo a la composición, o en la influencia del blues en la contundente “Chicago”, que recuerda a los Rose Hill Drive iniciales. Unas bases rítmicas que beben de esas fuentes, con incluso su deje funk , y plamadas en “The Devil’s Creek” o “Boogie”. Todo ello coronado con el chaparrón de voz que posee su cantante Ben Rigel.
The Delta Saints con este su primer disco largo confirman las expectativas de lo escuchado, y atisbado, con anterioridad. La influencia clásica, a medio camino entre el rock y el blues, encuentra en estos jóvenes un desparpajo y una forma de fusionarlo que desde luego les sitúa en una posición privilegiada en este tipo de sonidos y sobre todo con un desbordante futuro, del que sus primeros pasos son realmente prometedores.
Kepa Arbizu