A priori las canciones de “Conversación con Demian”, el primer disco del asturiano Willy Naves, precedido por la edición de sus dos anteriores Eps, “La Casa de la Playa” y “Pirotecnias Animadas”, encerraban dentro de sí muchos elementos para no gustarnos. Así de claro. No nos vamos a andar por las ramas, ni vamos a edulcorar lo que fueron las sensaciones que nos embargaron cuando nos enfrentamos inicialmente a su debut.
En una primera aproximación sus canciones nos parecieron inofensivas composiciones de amor, demasiado planas y hasta por momentos vacías de contenido. Si a todo ello le unimos el hecho de que su voz no parecía tener ningún matiz de interés real, las señales parecían invitar inequívocamente a invertir el tiempo en algo mejor que hacer que en escuchar al bueno de Willy.
Por suerte, ésta sensación no es para nada extraña, siendo habitual que pareceres tan críticos acompañen a trabajos que en sucesivas escuchas no paran de crecer hasta mostrar todas sus virtudes reales, hasta el punto de acabar por convertirse en discos de cabecera en un momento complicado de tu vida. Básicamente esto ocurre porque suelen ser la banda sonora perfecta para narrar un cúmulo de decepciones y desventuras amorosas desde un punto de vista melancólico, algo con lo que todo el mundo puede sentirse identificado, ya que por desgracia a todos nos ha ocurrido, nos está ocurriendo y por supuesto nos ocurrirá en un futuro indeterminado. Pues bien, éste es el caso de “Conversaciones con Demian”.
Y es que a medida que van cayendo las escuchas, uno comienza a descubrir pequeños matices que ayudan a desmontar la idea inicial para convertir éstas “Conversaciones” en un manual de autoayuda bastante acertado. Quizás sea porque “Primero de Mayo” es en una bomba de relojería para tu cabeza, sin lugar a dudas gracias a esa épica decadente perfectamente ambientada en Roma; un tono crepuscular que sirve de eje canalizar de todo el álbum como demuestran la belleza de aires folkie de “El Circo” y de la rotunda “Pleamar en San Antolín”, donde es evidente el acertado toque en la producción de su paisano Xel Pereda –Nacho Vegas, Lucas 15-.
Tampoco se puede menospreciar la sofisticación de aires naif de “La Tortuga y el Koala”, de la vacilona “Canción fea para chicos Tristes”, con mención incluida al ya citado Nacho Vegas, o de la intensa y literaria “Emil Sinclair”, cortes en los que acaban por aparecer detalles que hacen que por sí mismas permanezcan en tu memoria, algo que toda canción pop que se precie debe conseguir y que aquí se logra con inusitado acierto, dando como resultado un debut que augura un prometedor futuro.
Como no puede ser de otra forma la sensación final después de escuchar “Conversaciones con Demian” es más que positiva, pues parece mostrarnos el comienzo, después de la prueba de sus dos primeros Eps, de una carrera llamada a consolidarse, y a eso a pesar, permitidnos la broma, de la horrible presentación de ésta flamante y acertada puesta de largo por parte de Willy Naves, algo que de cara a un futuro habrá que modificar. Tanto fans como críticos de tercera categoría se lo agradeceremos.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com