“Para mí la mejor manera de expresar lo que siento es hacerlo a través de las canciones”
Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de reseñar “Dreams are Gone”, el primer disco en solitario del toledano Julián Maeso, todo un veterano de nuestra escena musical que a lo largo de éstos años había permanecido en un segundo plano dentro panorama estatal, mostrando todo su talento al Hammond al servicio de bandas de reconocido talento y repercusión como The Sunday Drivers, The Sweet Vandals o M-Clan, por citar tan solo unos casos.
Como decimos no demasiado tiempo atrás nos acercamos a su obra inicial, cayendo irremediablemente rendidos ante la categoría de un disco doble que nos sorprendió más que positivamente por su acertada aproximación en sus canciones a sonoridades de clara raigambre americana, unas composiciones que nos dejaron bien a las claras que ante nosotros estaba “comenzando” a gestarse la carrera de un músico que en no mucho tiempo recibirá el apelativo de grande.
Fruto de aquellas más que positivas impresiones que nos había dejado su disco, parecía obligatorio concertar una cita con Julián con el objetivo de que nos hablara de todo lo relacionado con este maravilloso “Dreams are Gone”, algo que hicimos semanas atrás quedando encantados con la cercanía y sencillez que nos mostró en todo momento.
En primer lugar queríamos darte la enhorabuena por este fenomenal disco que es “Dreams are Gone”, un trabajo que tiene como génesis un momento de especial desánimo dentro de tu trayectoria musical que sin embargo ha dado como resultado un álbum especialmente inspirado. ¿Es algo paradigmático no crees?
Julián: Sí, la verdad que sí lo es. Este es un disco que nace a raíz de que me fuera a Valencia y dejara la música. Venía de un momento de total desconfianza con respecto a éste mundo y quería empezar de cero. Cuando comienzas una nueva etapa en tu vida, lejos de tu entorno, para enfrentarte a lo desconocido con una mano delante y otra detrás, pueden ocurrir cosas como ésta. En el fondo “Dreams are Gone” es el producto de todo lo que pasó, mezclado con el amor y el desamor, puesto que para mí la mejor manera de expresar lo que siento es hacerlo a través de las canciones.
¿Qué ocurrió en aquel momento en tu entorno para que llegaras a plantearte tirar la toalla?
Julián: Venía de una etapa de claros desengaños, como todos sufrimos en nuestro trabajo. Creía que las cosas eran de una manera determinada, pero mi visión no era la correcta. Tuve desengaños con la industria musical y también con algunos de los que eran mis compañeros de grupo. Me encontré en un momento en que tenía ilusión por hacer algo en la vida, pero vi que había mucho halcón al acecho por lo que decidí retirarme a la madriguera para pensarme si por la mañana salía o no. Casi sin darme cuenta estaba en otra situación, en otra ciudad, haciendo trabajos de mudanza, afinando pianos e incluso currando de camarero. Todo eso me sirvió para ver desde la distancia lo que era mi entorno.
¿Cómo te sentiste cambiando por completo el sentido de tu vida?
Julián: En ocasiones me sentía fuera de lugar. Ten en cuenta que estaba currando por cuatro duros limando las teclas de un piano durante meses, mientras que a la vez estaba escuchando que los que eran mis compañeros de banda seguían girando. Hubo momentos muy difíciles en los que casi no sabía ni quién era. Me vi en un sitio diferente sin conocer a nadie, pero creo que fue una decisión acertada con la que he aprendido muchas cosas. Realmente fue algo que me vino muy bien.
¿Por qué motivo decidiste volver a componer las canciones que finalmente han dado vida a “Dreams are Gone” dejando atrás tu retiro?
Julián: La música siempre ha estado ahí, no puedo negarlo. No sé hacer otra cosa en la vida, aunque en su momento estudié turismo y derecho, e incluso llegué a ejercer de guía, por lo que creo que lo natural era volver a hacer canciones.
¿Cuál es el motivo de que empezarás a hacerlo a través de la guitarra acústica?
Julián: Lo de la guitarra viene porque llevaba muchos años tocando funk, soul y blues, por lo que estaba muy metido en ese rollo. El Hammond es un instrumento que me encanta, pero te tiene realmente esclavizado porque es complicado moverlo de un lado a otro. Recuerdo que estaba en casa asimilando la situación de todo el cambio y lo que hacía era coger la guitarra e ir contándolo con la voz.
Y casi en ese instante inicial aparece una figura clave en toda esta historia. Me refiero a Sergi Fecé. ¿Qué supuso para el proyecto su aparición? ¿Era la pieza que faltaba para que todo tuviera sentido?
Julián: La verdad es que sin Sergi no estaría aquí ahora. Nos conocimos una noche en una “Jam Session”, y ya en ese momento quedamos un día para hablar con calma. Desde ahí apenas nos hemos separado. Poco a poco le fui poniendo los temas que tenía, le gustaron, y nos propusimos hacer algo juntos, aunque realmente en ese instante no hicimos nada. Después me fui de Valencia, ya que por circunstancias tuve que volver a Toledo, algo que fue en cierta medida traumático por el hecho de separarnos, pero entonces llamaron a su pareja para trabajar en Madrid, por lo que les propuse que vinieran ellos a vivir también a Toledo. Una vez allí montamos un local de ensayo-estudio en el garaje de la casa en que vivía, lo que ha posibilitó que hiciéramos el álbum codo con codo. Él tiene una gran experiencia dentro del estudio, tanto en la producción como a nivel de organización interna. De verdad que todo se ha hecho con mucho cariño, y debo decir que siempre he podido contar con su total apoyo y paciencia. Es una persona con una vitalidad tremenda, siempre está activo y con ganas de trabajar. Su ayuda la voy a agradecer toda la vida. Es como un segundo padre para mí.
Hablando de colaboraciones la de Sergi no es la única que hay en “Dreams are Gone”. En los créditos aparecen nombres de lujosos veteranos y acreditados artistas de nuestra industria como Tony Jurado, David El Indio, Maika Edjole o Lyndon Parish, ex guitarra de The Sunday Drivers. ¿A qué responde este hecho?
Julián: A mí me gusta compartir la música, de ahí que haya tantas colaboraciones. Creo que el sonido final del disco es la unión de todos los músicos que han participado en él. Pienso que la aportación que hace cada uno de ellos es fundamental en cada tema. Yo tenía la idea de lo que podían sumar porque son grandísimos músico, por lo que simplemente fui probándoles para ver si funcionaba lo que tenía en mente. De verdad que para mí contar con su ayuda ha sido un auténtico lujo.
El resultado final del disco es muy heterogéneo, pero siempre sin perder de vista la clara referencia de las sonoridades americanas con preminencia del rock y el folk.
Julián: Es un resumen de la música que me ha gustado desde pequeño. Quizás en la vertiente más folk-rock como bien dices, porque con Speaklow o The Sweet Vandals me acerco más a otras influencias sonoras. Sinceramente con “Dreams are Gone” me he planteado el hecho de tocar por gusto, no quería buscar un tema comercial de tres minutos sino hacer una selección de canciones e incluir las que más me gustasen.
¿Las canciones fueron derivando hacia diversos estilos de manera premeditada o simplemente surgieron así?
Julián: Tenía las bases de los temas pero al ver con quién iba a contar para las colaboraciones acababa por orientarlos del todo hacia un lado u otro. Es cierto que al tener cerca a gente como Lyndon o Angie sus voces te llevan irremediablemente hacía terrenos más pop, pero con otros músicos como Tony creo que las canciones pedían ser más rockeras. También pienso que el sonido del disco es en parte producto de haber girado con gente como Quique González o M-Clan, ellos me han hecho acercarme a otro tipo de música que tenían en casa, además de la gran experiencia que supone que te llamen para tocar artistas de su categoría.
El hecho de incluir dos discos tan claramente diferenciados nos hace pensar en la cara A y B de un antiguo vinilo. ¿Lo hiciste por eso?
Julián: En su momento me planteé hacer un vinilo con descarga digital, pero al hacer tantos temas de tan larga duración no hubo posibilidad de llevar a cabo el proyecto. Por lo que finalmente nos decantamos por hacer un disco cd doble, más un vinilo que fuera un resumen del álbum y dos temas más para Itunes. Me volví loco, hasta el día de antes no sabía cómo cuadrar todo. Al final lo hice así, pero podía haber sido de otra forma perfectamente. También debo decir que hay una cosa que me molesta mucho como oyente, hablo de esos discos en que los tempos de las canciones no paran de variar. A veces me apetece escuchar un disco lento y en otras ocasiones uno más cañero. De ahí que quizás tirara por esa onda.
¿De qué estás más cerca de la pulsión rockera del primer disco o del ambiento reposado y desnudo del segundo?
Julián: Estoy más cerca de la ruina que de cualquier otra cosa (Risas). La verdad es que estoy cerca de ambos. Con éste disco he tenido la oportunidad de tocar en acústico, algo que apenas había hecho antes, disfrutando de la experiencia pero también me gusta mucho la fuerza del directo. Me siento a gusto en las dos caras de la moneda.
Creo que era Loquillo quien decía que la mezcla perfecta para hacer el mejor rock and roll era la de juntar la elegancia de los blancos y el alma de los negros, pues bien a nosotros después de escuchar “Dreams are Gone” nos ha quedado esa sensación tan positiva.
Julián: Si habéis advertido que aquí hay algo de música negra, ya me doy por satisfecho. Para mí es un lujo, ya que siempre me ha gustado mucho ese tipo de música de raíz. Ser blanco o negro es lo de menos, lo importante es la música. Es cierto que jamás he estado en las iglesias de Estados Unidos donde se canta góspel, ni en Texas escuchando country, por lo que todo lo que hay dentro de “Dreams are Gone” es el resultado del bagaje que tengo después de tocar en grupos de blancos que escuchan mucha música negra.
¿Cómo afronta un músico de dilatada carrera el hecho de haber participado siempre en proyectos de calidad y aun así no poder vivir dignamente de su profesión?
Julián: Mi situación es la misma que la de cualquier persona que vemos ahora mismo en la calle. Estamos todos desengañados. Hay mucha falta de humanización. Creo que lo que nos han enseñado desde pequeños, los valores, se pisotean porque para vivir la gente solamente se basa en el dinero. Quizás ahora mismo estoy hablando así porque he madurado y me doy cuenta de que las cosas no son cómo las había soñado, después de darme cuenta de que es muy difícil salirse del sistema. Y si alguien trata de hacerlo o lo hace encima te putean para que eso no funcione. Sinceramente pienso que no nos queda otra más que luchar.
¿Crees que España evolucionará en este aspecto en algún momento?
Julián: España no es un país con mucha cultura. Sí que es cierto que hay más movimiento en las grandes capitales como Madrid o Barcelona, pero aún estamos arrastrando el lastre del franquismo. Aun así con la evolución económica ha habido épocas muy buenas para los músicos, hasta hace dos o tres años sin ir más lejos era así. Ahora mismo la situación ha cambiado para todos. Es muy difícil poner una gira en marcha por cómo está todo. La gente no tiene dinero para ir a conciertos, sale un día a la semana y se gasta lo poco que puede, puesto que no tienen para más. Creo que durante unos años ha habido mucha música en España y ahora ha llegado el momento de ver quién puede aguantar el tirón.
Julián, esperamos que los sueños no se hayan marchado y que sigas dando continuidad a esta maravillosa carrera que has comenzado con tu primer disco.
Julián: Seguro que sí. De verdad que veo movimiento alrededor de “Dreams are Gone”. De la misma forma que vosotros me habéis llamado lo está haciendo más gente y eso me hace tener esperanzas. Tengo algo a lo que agarrarme. De todas formas pienso que la situación tiene que cambiar, no podemos seguir dejando los días pasar. Creo que a la gente cada vez se le están hinchando más las pelotas y estoy convencido de que entre todos vamos a luchar para cambiar la situación. Me doy este año para que todo eso pase.
Por: Javier González / javi@elgiradiscos.com