Es innegable que en los últimos años se ha vivido una alta proliferación de festivales de música. También lo es que dada esa desmesurada oferta, y sin entrar a valorar lo conveniente o no de su tamaño, es necesario hacer una criba y seleccionar aquellos que tanto por concepto como sobre todo por cartel, tengan algo que aportar al oyente. The Walk on Project Festival (WOP), celebrado los días 28 y 29 de septiembre en Bilbao, tiene dos aspectos determinantes a su favor. El primero es un cartel que juntaba bandas actuales con regresos realmente interesantes y el segundo, menos habitual, su carácter solidario, no obstante, todo lo recaudado irá destinado a la investigación de terapias para enfermedades poco comunes.
El Inquilino Comunista fueron los primeros en pisar El Pabellón de la Casilla, lugar donde se celebró el evento, y por lo tanto los encargados de subir el telón. Surgidos en los noventa dentro del denominado “Getxo Sound” y parte de un indie rock todavía en aquel momento en estado embrionario, sus últimos años se han dedicado a realizar actuaciones concretas, y celebrar el XX aniversario de la salida de su primer single (“Extended Play”), era un buen momento.
El Inquilino Comunista fueron los primeros en pisar El Pabellón de la Casilla, lugar donde se celebró el evento, y por lo tanto los encargados de subir el telón. Surgidos en los noventa dentro del denominado “Getxo Sound” y parte de un indie rock todavía en aquel momento en estado embrionario, sus últimos años se han dedicado a realizar actuaciones concretas, y celebrar el XX aniversario de la salida de su primer single (“Extended Play”), era un buen momento.
Con una propuesta que bebe de grupos como Dinosaur Jr., Pixies o Sonic Youth, o lo que es lo mismo, una ecuación entre melodía y guitarras chirriantes, se pasearon por una parte de su repertorio. En él hubo espacio para momentos más íntimos y recogidos como “Lucy”, sonidos envolventes (“Wild Life”) o mostrar su cara más brusca en “The Fall” o “Echochord”.
A continuación, y saltando casi de una orilla a otra estilística, llegó el momento de Doctor Deseo. Una banda de gran reconocimiento en Euskadi y que liderado por el carismático Francis, ofrece un rock repleto de lírica que se deja imbuir por el glam y el sentido “cabaretero” que desprende su “frontman”. Ataviado con su indumentaria habitual de rojo y negro, y montado en un trapecio circense, dio comienzo a una actuación que probablemente hubiera requerido de otro tipo de contexto para sacar todo el jugo a su espectáculo.
Como es lógico interpretó temas de su último disco “Al Amanecer Seguir Soñando” como “Hoy Seremos Tan valientes”, “Contra Viento y Marea” o “El Perdedor”. No faltaron tampoco algunas de esas canciones que, al margen de la mayor o menor sintonía que cada uno tenga con la banda, son ya himnos “oficiosos” como mínimo en suelo vasco. Entre ellos destacaron “Abrázame”, a la que se sumó Aroa la cantante de Zea Mays, “Corazón de Tango” o “Morirse en Bilbao”.
Llegaba uno de los momentos estelares, la “revuelta enemiga” estaba en la ciudad y dentro de un festival, algo que para los nostálgicos (o mayores) les retrotraía a su aparición en el Rockazoka a finales de los noventa. Las sensaciones que transmitieron Fino, Manolo, Josele y Chema fueron sensacionales. Dieron todo el aspecto de estar más empastados y conjuntados que nunca y sonaron sin ninguna fisura, dejando sin argumentos a aquellos que desconfían de esta reunión.
Como es bien sabido, en el diccionario enemigo el rock se nutre tanto de lo áspero como de lo más íntimo. En ese primer terreno llamó la atención la batería de temas que descargaron pertenecientes a su álbum “Gas” (uno de sus momentos cumbres en cuento a poderío guitarrero) entre los que destacaron “Dentro”, “Señor Correcto” o “Esta Mañana He Vuelto al Barrio”. En ese mismo sentido hay que sumar la atronadora “No Amanece en Bouzas”. En el otro ámbito, composiciones como “An-tonio” o “La Otra Orilla” no han perdido en absoluto su intensidad y siguen emocionando. Y cómo no hubo hueco para auténticos clásicos que fueron coreados por el público como “La Cuenta Atrás”, “Septiembre”, “John Wayne” o “Brindis”. Todo ello confirmaron que el grupo madrileño está en una forma bestial y que su gente está de su lado y los añora.
El fin de fiesta, nunca mejor dicho cuando se habla de estos suecos, fue para The Hives. Vestidos de frac se dispusieron a soltar sus trallazos sonoros, algo que no pudo ser en todas su extensión debido a los problemas de sonido que hubo durante toda la actuación, sólo subsanables con la complicidad entre público y músicos gracias en parte al dicharachero y parlanchín Pelle Almqvist. A pesar de esos inconvenientes hubo tiempo para echar un vistazo a su reciente disco (Lex Hives) con “Come On!”, “Wait a Minute”, “Patrolling Days”, o “Take Back the Toys” y poner patas arriba el pabellón con sus clásicos( “Walk Idiot Walk” o “Hate to Say I Told you So”).
Por: Kepa Arbizu