Tres años es el tiempo que ha tardado Cuántico en madurar las canciones del que hasta la fecha supone su primer trabajo discográfico, “Now I don´t Remember the Truth” (Warner Chappell Music), un Ep que en apenas treinta y cinco minutos de duración ha logrado condensar a la perfección las múltiples influencias sonoras que abarca el conjunto capitalino, las cuáles van del pop ambiental al post rock, sin olvidarse de hacer parada en estilos tan dispares como la música progresiva, la electrónica o el folk en su vertiente más desnuda y visceral, para lanzar al mercado un trabajo repleto de heterodoxia y belleza.
Sin embargo, más allá de la amalgama de sonidos que contiene “Now I don´t Remember the Truth” y de la calidad del grupo para hacerlos convivir con total naturalidad, creemos que la principal virtud que encierran las composiciones de Cuántico es la capacidad para transportar al oyente a una realidad totalmente distinta, en una suerte de viaje interdimensional que te llevará por unos instantes a universos paralelos de lo más diverso, capaces de aparecer de manera múltiple en una sola canción.
Al menos esa es la sensación que a uno le invade cuando comienzan a gotear las primeras notas de las casi instrumentales y sinuosas “Eterno-Retorno”, un título de reminiscencias filosóficas y evocador como pocos, y “Soldiers Lament”, que sirven como inmejorable carta de presentación del “sonido Cuántico”.
Con “Last Train to Oslo” conocemos otra de las vertientes sonoras de la banda; en este caso su lado más pop, con el acierto por parte del grupo de saber alejarse del resultadísmo imperante, ese que busca la melodía fácil y el estribillo resultón, abrazando sin remisión un nostálgico rasgueo de guitarras y una potente base rítmica que, sin pretender ser inmediata, logra permanecer en la memoria desde primeras escuchas.
La cara más folk de Cuántico queda perfectamente retratada en la fenomenal “The Cage”, un corte que desde un intimismo inicial va abriéndose poco a poco, para terminar por mostrar una poderosa épica de fondo, también presente en “Llámame Furia”, que acaba por imponerse como uno de los mejores cortes de toda la colección.
El cierre de “Now I don´t Remember the Truth” lo marca la cercana y sincera “Follow Me”, una canción de base acústica que probablemente represente la parte más anodina de todo el minutaje, que bien podría haber aparecido en el álbum inicial de Anni B Sweet, “Star, Restart, Undo”, y que debe ser entendida como una hipotética invitación para que el público se una a ésta nueva aventura que la banda acaba de iniciar de la mano de su primera grabación.
La sensación que nos queda tras la escucha completa de “Now I don´t Remember the Truth” es más que positiva, puesto que nos encontramos ante un grupo que con su obra inicial demuestra tener las ideas muy claras a la hora de hacer propio un sonido variado y vehementemente abierto, capaz de beber de influencias tan diversas como las de Bon Iver, Radiohead, Sonic Youth o M83, consiguiendo pasar a todos esos referentes por su propio tamiz, a través de unas canciones en las que el intimismo y la ensoñación lo inundan todo con inusitado acierto, dando como resultado final un álbum que a buen seguro acabará por ser uno de los mejores debuts de este año que poco a poco nos abandona.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com