El rock and roll, allá por los años cincuenta, revolucionó el mundo de la música al conseguir popularizar, y de alguna manera fagotizar, lo que hasta ese momento era casi exclusividad de los negros. Con esa relevancia histórica no es de extrañar que muchos grupos tengan como patrón principal dicho estilo y sus múltiples derivaciones. The Hi-Risers llevan casi quince años siendo un perfecto ejemplo de esto.
Viendo la trayectoria que han seguido, ya sabemos de antemano que nos puede deparar un nuevo lanzamiento de los de Rochester: otra clase magistral de cómo trasladarnos hasta décadas pasadas con un gran desparpajo y ofrecernos toda una descarga de ritmos añejos. Ni las mínimas críticas que llegan por el su supuesto carácter únicamente “revival” en sus composiciones pueden ensombrecer su meritorio trabajo y su posición de honor en estos terrenos.
Pero su gusto, dedicación y agilidad para moverse en dichos terrenos también lo avala la amplitud de colaboraciones en las que han participado cada unos de sus integrantes, dando forma a un currículum envidiable abarrotado de nombres de todas las épocas posibles y que incluye a Los Coronas, Wanda Jackson, Hank Ballard, Bo Diddley o Los Straitjackets por citar algunos. Ejemplos de la valía y destreza de los tres músicos (Greg Townson, Todd Bradley y Jason Smay) que forman la banda.
“Hang Around With You” es su nuevo disco largo, en el que como es habitual una buena parte del repertorio gira entorno a unos ritmos energéticos como sucede en la canción que da título al álbum, donde la herencia clásica se presenta con intensidad y acercándose a lo que harían unos Trashmen melódicos. “Jump Start” se encargará de mostrar su lado salvaje mientras que con “Pack All my Troubles” y “Where’s the Life of the Party”, el primero con aires country y el segundo de blues con intensas guitarras, ponen el listón festivo en lo más alto. “Counterfeit Twenty” recupera esos ritmos sincopados, típicos del twist, aquí pasados por el “maridaje” de The Hi-Risers.
No abandonan sus melodías de la década de los cincuenta pero mostrando una cara más relajada en temas como “I’m in Love with my Record Collection”, en la que se ponen románticos, aunque sea con su colección de discos. Por “Silver Saddle Motel” se deja ver esa ambientación country más reposada que en momentos practicaron Carl Perkins o Ricky Nelson. “All the World Can Be” podría ser una de esas canciones compuestas para bailar “agarrados”. “Way Back When” profundiza todavía más en ese tipo de sensaciones desprendiendo un tipo de nostalgia vista en artistas como Bobby Vinton o Everly Brothers.
Unos sonidos con reminiscencias más cercanas, concretamente a la época dorada del pop, emanan de “Fire Hazard”, que recuerdan inevitablemente a los primeros Kinks, una canción de incontrolable fuerza, o “Watch the Monkees”, un evidente homenaje al grupo de Michael Nesmith y con una sonoridad cercana a los Beatles.
The Hi-Risers no se apartan de su propio camino y no se dejan tentar por los cantos de sirena que puedan poner en duda su forma de acercarse a los sonidos clásicos y atemporales del rock and roll. Para los neoyorquinos la música no se rige por los calendarios y la vitalidad contagiosa que desprenden es un regalo para la música actual.
Por: Kepa Arbizu