El
grupo londinese Mumford & Sons
presenta en sociedad su segundo trabajo, “Babel”,
uno de los discos más esperados de los últimos años por diferentes factores. En
primer lugar habría que destacar que su primer álbum, “Sigh No More” (2009), fue uno de esos discos inesperados que
revolucionó el panorama musical, pues con una propuesta a priori minoritaria
como es el folk, se hicieron valedores de cuatro discos de platino en Reino
Unido y dos en Estados Unidos. En segundo lugar, porque algunos de sus
videoclips (“Little Lion Man”, “The
Cave”, “Liar”…) cuentan por millones sus visitas en Youtube. Y en tercer
lugar, porque “Babel” ha sido fruto
de más de dos años de trabajo en los que el secretismo, los retrasos y las
pequeñas muestras han sido los factores dominantes.
Ante el miedo a que la banda no supiera afrontar el nuevo papel que ha venido a ocupar en la escena musical, muchos de sus fans han seguido con cautela el proceso de grabación de este nuevo proyecto que llega por fin a nuestras manos. El resultado es un disco serio, compacto, que maneja perfectamente los tiempos y que te atrapa a través de hipnóticas melodías, coros y ritmos. La única pega que se le puede hacer, es que ya no sorprenden como lo hicieron años atrás; sin embargo, sus 15 canciones responden y, por qué no decirlo, sobrepasan las expectativas creadas durante estos últimos meses.
Ante el miedo a que la banda no supiera afrontar el nuevo papel que ha venido a ocupar en la escena musical, muchos de sus fans han seguido con cautela el proceso de grabación de este nuevo proyecto que llega por fin a nuestras manos. El resultado es un disco serio, compacto, que maneja perfectamente los tiempos y que te atrapa a través de hipnóticas melodías, coros y ritmos. La única pega que se le puede hacer, es que ya no sorprenden como lo hicieron años atrás; sin embargo, sus 15 canciones responden y, por qué no decirlo, sobrepasan las expectativas creadas durante estos últimos meses.
El
disco arranca con fuerza, “Babel”,
“Whispers in the dark” y “I will
wait”, nos introducen en torbellinos de música folk en los que el vibrante
ritmo melódico creado por su juego de mandolinas, banjos, dobros, percusiones y guitarras, acaban por
trasladarnos a una Inglaterra profunda y rural que enlaza a la perfección con
un sonido fuertemente enraizado en el sur de Norteamérica, que se percibe ahora
como principal fuente de inspiración, debido en gran parte a la extensa gira
realizada por la banda durante el último año y medio. Así mismo, encontramos una
mayor influencia rock que ha ido penetrando en algunas de sus composiciones, de
forma leve, elegante y comedida. Es excelente cómo la grabación capta el
directo y permite recrear en nuestras cabezas sus performances sobre los escenarios, siendo fácil imaginárselos
cuidadosamente alineados, pasándose los instrumentos unos a otros. Los rasgeos
de guitarra, punteos, cambios de ritmo, coros, subidas y bajadas melódicas, son
ya uno de los sellos de este cuarteto británico.
“Holland Road” rebaja el ritmo frenético y nos
permite coger aire mientras se genera una atmósfera sentimental, donde la lírica toma el
protagonismo. La velocidad se atempera con la guitarra y voz de Marcus Mumford. A partir de aquí iniciamos
un viaje por otras 11 canciones que aunque a priori parecen entroncar con esas baladas de vertiente íntima y personal que marcaron su primer
trabajo (“Ghosts that we knew”, “Reminder”,
“Below my feet”, “Where are you now”…), nos acaban sorprendiendo con vertiginosos cambios que rompen esos pacíficos
temas por la mitad (“Lover of the light”, “Lovers’
eyes”, “Hopeless wanderer”), como
fruto de una furia creadora irrefrenable. Encontramos en ellas historias
comunes contadas con un sentimiento profundo, melancólico e íntimo, donde la oscuridad,
el miedo y la soledad, tratan de dar paso a la luz, la alegría y al amor.
El
disco rebosa así calidad y guarda auténticas joyas, siendo “Broken Crown” una de las más significativas (aunque podríamos coger cualquier otra), pues en ella la épica
y la poesía se enlazan con el objetivo de presentar una pequeña/gran historia
de amor frustrado (“I'll never be your chosen one / I'll be home, safely
tucked away / You can't tempt me if I don't see the day”) que
demuestra la capacidad compositiva del cuarteto, así como lo profunda y
desgarrada que puede sonar su música y letras, pues terminan por conmover y
despertar sentimientos a todos aquellos que los escuchan.
Estamos así ante un segundo trabajo que ofrece un universo
maduro y expansivo, ligado a un sonido potente y trabajado, aunque menos
espontáneo que el primero quizás (por poner una crítica a este excelente disco). En conclusión, "Babel" es uno de los mejores discos del
presente año, que a través de una propuesta de música folk original y
atractiva, convierte a Mumford and Sons
en una de las grandes esperanzas del panorama musical actual.
Por: Rubén López Sánchez / ruben@elgiradiscos.com