Miércoles - 4 de julio del 2012 – Joy Eslava
Han pasado diez años desde aquellos tres memorables conciertos de despedida en la Riviera. Diez años, un lapso de tiempo comparable a una condena o a una bíblica travesía en el desierto. En este periplo ha habido tiempo para proyectos personales, colaboraciones e incluso para reuniones esporádicas, como la gira del veinte aniversario del “Ferpectamente” o los homenajes a Kike Turmix o al Agapo, placebo que mitigó la abstinencia de sus directos pues la formación de los dos primeros discos, en formato de trío y con Artemio a la batería, pese a ser mucho más acelerada y tabernaria, carecía de la contundencia que en su momento aportaron la incorporación de Chema y Manolo.
Con la disolución de Los Enemigos no sólo se perdió la referencia de nuestro mejor grupo de rock, sin adjetivos, de las últimas décadas sino que vino a abrirse un vacío que ningún grupo ha conseguido ocupar. Finalmente ha sido la situación actual y las necesidades personales, del todo legítimas, las que han motivado su puntual vuelta a los escenarios para reivindicar su legado. Tal hecho ha motivado que su compañía haya editado “Desde el Jergón”, una caja antológica recopilando lo mejor de su discografía así como un puñado de rarezas y el último de sus conciertos en la Riviera. Para promocionar su lanzamiento y el considerable desembolso que conlleva la compra de la misma, se premió a sus compradores con una invitación a un concierto en la Joy Eslava.
Suponemos que la acogida de la caja ha sido un éxito pues la sala estaba abarrotada de gente ataviada con camisetas con porrones y boquerones. Puntualmente, a las diez de la noche, y con el telón bajado suenan los acordes de “John Wayne”. Se sube el telón. Una gran raspa preside el escenario. Y a allí están de nuevo, más mayores, pero como si nada hubiera cambiado: Josele a la Stratocaster, Manolo con sus gafas y su gorra a la Les Paul, Fino con su Thunderbird, Chema tocando los platillos, sus camisetas negras y las medicinas para la voz desperdigadas a los pies de la batería. Tras el emocionante inicio continúan con “Esta mañana he vuelto al Barrio” y “Paracaídas”, canción que durante años quedó fuera del repertorio pero que recuperaron en sus últimos conciertos. Como era habitual las canciones suenan una detrás de otra sin concesiones. Fino sigue ejerciendo de interlocutor de la banda cuando corresponde. Continúan con “Quillo”, “Por la Sombra” con Fino haciendo la segunda voz y “Me sobra Carnaval” en la que Manolo releva a Josele como guitarra solista.
Tras un abrumador comienzo recurren a canciones mas sosegadas reforzadas por el apoyo coral de Manolo, Chema y Fino. Así caen “La Otra Orilla” y la celebrada “An-tonio”. Repasan “La Vida Mata” con “Desde el Jergón” y “Septiembre”. Y como antaño con “Dentro” encaran la parte final del concierto.
Arremeten con “La cuenta Atrás”. Las canciones suenan ya casi sin pausa, apurando al máximo el tiempo estipulado. Para esta parte final del concierto se han reservado las canciones de sus dos primeros discos. Dedican “Complejo” a Artemio. Casi sin tiempo hacen dos bises sin llegar a salir del escenario. Josele toma el micro y quizás contagiado del fervor de la parroquia realiza un comentario desacertado al emplazar a la concurrencia a un próximo concierto ya no gratis sino pagando. De “Un tío Cabal” recuperan otro de sus grandes manifiestos de su viejo repertorio, la sureña “Soy un ser Humano” y finalizan con la delirante “No amanece en Bouzas”.
En definitiva, una hora intensa y emocionante en la que nos reencontramos con cuatro amigos de toda la vida que esperemos no tarden mucho en anunciarnos una nueva visita.
Texto: Juan Luis González.
Fotos: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”.