Una sala completamente a rebosar recibió la pasada noche a un Mike Scott exultante de felicidad. El éxito de ésta gira hace comprobar que la música de calidad sigue teniendo vigencia y está exenta de fecha de caducidad. Este público, cuya media de edad superaba ya la treintena, llenó Kapital, (sin dejar un solo hueco libre hasta la terraza de la séptima planta), básicamente para escuchar los grandes éxitos que fue cosechando la banda, sobre todo en sus comienzos.
Así pues, no tardaron en rescatar de su cancionero aquellas canciones que han ido situando a este grupo en lo más alto de la música folk/rock de reminiscencias celtas. Aunque las dos primeras canciones que abrieron el show fueron para su última obra “Appointment With Mr Yeats”, exactamente la que abre el disco “The Hosting of the Shee”, sonando los primeros compases pregrabados mientras se colocaban uno a uno en el escenario, continuaron con “News for the Delphic Oracle”, con Mike Scott recitando los poemas de W. B. Yeats a quién dedican todo el álbum musicando su poemario.
Scott ya sabía de antemano que en esta gira española, habría que cambiar el fondo y las formas del recital. Este público entusiasta, no estaría muy por la labor de una salida de guión por parte de los chicos del agua y a primeras de cambio ya advirtieron que “tocarían canciones antiguas”, dando paso a “Rags” y “All the Things she gave me” de su segundo disco “A Pagan Place” (1984), fue un buen arranque para hacer subir la temperatura de la sala.
Con una voz envidiable, increíblemente intacta y conservando todo sus matices, Mike se dirige al público chapurreando en español, haciendo un esfuerzo por hacerse entender. Da las buenas tardes y bromea con las primeras filas. Mientras, ésta maquinaria del rock da signos de continuar perfectamente engrasada y no cesa en volver a recordarnos canciones que quizá hacía tiempo que no escuchábamos, pero que es un placer volver a revisar “A Girl Called Johnny”, o “Glastombury song”.
Hacía la mitad del concierto hicieron acto de aparición los sonidos folk, envolviendo de aires celtas hasta el último y rincón de la sala con “The Raggle Taggle Gipsy”. A continuación vuelven a rescatar una pieza del último disco “Mad as the Mist and Snow”, teatralizando el momento con baile de máscaras incluido, cobrando protagonismo el increíble violinista Steve Wickham y los teclados de James Halawell, siendo éste uno de los momentos más intensos y visuales del concierto.
Ya en la recta final, atacaron con las contundentes y enérgicas “Be My Enemy” y “The Pan Within” alargando este tema con solos de guitarra infinitos. Antes de despedirse todavía pudimos disfrutar con “Don’t Bang the Drum” y “The Whole of the Moon”, que comenzó con ritmo reggae para sorpresa de todos y continuando con su formato original. Fue éste uno de los momentos álgidos, coreando todo el público un estribillo tan escuchado por los presentes. Para el segundo bis no podía faltar la preciosa “A man is in love” y cómo no “Fisherman Blues”, sirvieron de cierre definitivo a una noche de encuentros con éste druida que sigue manteniendo viva la llama de su banda de toda la vida.
Texto y fotos Alberto Vicente