De nuevo recibimos la visita de este rockero incansable, y de nuevo nos vuelve a ofrecer una noche inolvidable, cargada de sensaciones y sentimientos. Willie Nile volvió a salir por la puerta grande en Madrid. Lo suyo tiene que ver con talento y constancia, el humilde triunfo de la perseverancia, la de éste músico con mil batallas ya en sus espaldas y las que aún, por lo que pudimos ver, le quedan por protagonizar.
La sala El Sol presentaba una buena entrada, sin llegar a colgar el cartel de “Sold out”. Daba la sensación de ver siempre las mismas caras, ya sea el concierto en la calle Jardines o en la Avenida del Brasil, de un año para otro nos congregamos más o menos el mismo número de gente. No se gana público, pero tampoco se pierde, los incondicionales ahí estarán, esperando una nueva ración del rock honesto y enérgico del neoyorquino.
Regresaba nuevamente con la misma formación que el pasado año, una contundente base rítmica a cargo de Johnny Pisano al bajo y coros y Alex Alexander a la batería, acompañándole a la guitarra Jorge Otero, del grupo español Stormy Mondays.
“The Innocent Ones”, es su último álbum hasta la fecha, motivo suficiente para volver a escuchar en directo su extenso repertorio, aunando clásicos con sus canciones más recientes. Tras un comienzo en el que el neoyorquino desplegó todo su poderío escénico, a mitad del show, y ya con la temperatura de la sala bien caldeada, llegó uno de los momentos más emotivos y culminantes del concierto, Willie se sentó al piano para interpretar una emocionante “Streets of New York”, dejando a todo el público completamente entregado. Continuó este pequeño set central con tres canciones más con el neoyorquino en clave crooner.
De vuelta a la intensidad con “House Of a Thausand Guitars” o la versión “People Who Died” de Jim Carroll, ya con todo el público desatado, Willie Nile, que no paró de contar anécdotas y de bromear en toda la noche, dejó para el final “One guitar” para que todo el público de la sala cantara el “Na-Na-Na” del estribillo. Momento culminante.
Ya en los bises continuó
la diversión al ritmo frenético de “Rockin´in the Free World”, para
enlazarlas después con un pequeño homenaje a Ramones “California Sun”
y “Sheena Is a Punk Rocker”, dejando al público exhausto y con ganas de
más, después de este final acelerado.
El pequeño gran hombre volvió a triunfar en la capital, y nosotros pasamos una gran noche al lado de este grande del rock norteamericano. Seguiremos a buen seguro viéndonos las caras siempre que un cartel anuncie que Willie Nile está en la ciudad.
Por Alberto Vicente
Fotos: Jorge Bravo “El Gurú”