Frank Zappa puede ser probablemente uno de los últimos
genios, en todas las dimensiones del término, que ha dado la música. Con un
sentido del humor corrosivo e inimitable su carrera musical fue de una
heterodoxia radical, en la que asomaban desde la forma de componer de
Stravinsky hasta cierta actitud punk.
Miguel Zanón es uno, de los muchos, fans del músico
norteamericano, tanto es así que su proyecto personal lo ha bautizado de la
nada sutil forma de Juan Zarppa. Bregado como músico y productor en diversos
terrenos, bajo el singular pseudónimo da rienda suelta a todas sus inquietudes
constituyéndose como responsable principal de todo lo que ahí se cocina.
“12” es su segundo disco, una tarea siempre complicada para
un grupo o artista en la misión por afianzar y consolidar un sonido y camino
propio. Relacionándolo con su predecesor, “Desatascos y limpiezas”, en el
actual hay un sonido más compactado, menos heterodoxo y mejor acabado y
definido. Todo girando alrededor de un sonido “americano”. En ello tiene mucho
que ver una instrumentación elegante e incluso su propia voz, incrustada a la
perfección.
De su título conciso y breve, junto al detalle de que el
nombre de los temas sean una sola palabra, se deriva que estamos ante una
suma de reflexiones y sentimientos recogidos en canciones. En la
primera de ellas, “Juguetes”, contrapone
un sonido netamente clásico, compuesto de un country-folk melancólico, con una
letra dura y concisa que arremete contra la impostura dentro del mundo de la
música. En “Viento”, de similares características, aunque en formato acústico,
muestra sin embargo su otra faceta “escritora”, con una letra más poética
(“Cuando el viento es de costado / el peligro siempre está en el llano / Cuando
el viento es de frente / me cuesta verte, me cuesta verte”).
El blues se junta con el soul para dar forma a “Antes”, una
de la melodías más logradas, sensación a la que ayuda enormemente el sonido de
los teclados y los coros perfectamente insertados. “Ducha” contará con unas
aguerridas guitarras que todavía se harán más patentes en el medio camino entre
blues y hard rock que es “Entierro”. “Fotos” optará por recuperar el rock
americano más standard, al estilo de los actuales Los Deltonos, en una curiosa
letra en la que se concatenan diferentes escenas a modo de fotografías.
En “Nadie” esa forma entre romántica y nostálgica habitual
en bandas como Los Secretos o Los Madison se dan cita. Cosa que sucede también con la más “popera”, pero con
influencias da la música de raíces, “Agua”. El punto álgido en cuanto a
intimismo, principalmente en lo musical, se alcanza con “Blanco”, apoyada
básicamente sobre un piano y en la que también sobresale su “lírica”, donde de la
mejor manera se da cita lo poético y prosaico (“ El tiempo es blanco / como el
viento, mis ideas y tu sabor a ajo / Tu
cuerpo es blanco / como el agua de la fuente que hay abajo”). “Nudo” será el
tema en que de alguna forma rompa la
ortodoxia “americana” del álbum con un ambiente psicodélico.
Juan Zarppa con este segundo disco apuntala su valía y
peculiaridad para contar historias a través de
sus canciones y musicalmente deja atrás una heterodoxia que a veces
impedía centrarse por completo en su proyecto, justo lo contrario que sucede
con “12”, en el que manipula el rock americano con gran facilidad y valía
consiguiendo crear un “todo” de unas características precisas que esperemos que
tengan continuación en posteriores episodios.
Kepa Arbizu