Gatos Bizcos: “I can’t believe my eyes”


No es que el blues sea un género que por lo general, y todavía más en concreto en el territorio español, cuente con un número demasiado alto de seguidores. A pesar de esa situación, es innegable la existencia de algunos músicos de gran nivel y prestigio dentro del estilo como pueden ser Tonky de la Peña, Javier Vargas, Ñaco Goñi o el inclasificable Malcom Scarpa, alguno de los cuales cuenta incluso con reconocimiento internacional.

Al margen de esos nombres más reconocibles, también existe un buen  número de intérpretes que desde un segundo plano, en cuanto a fama se trata, han demostrado su valía para ejecutar esta música. Ese es el caso de Quique Gómez, Pablo Sanpa, Héctor Rojo y Miguel Ángel Benito, que ahora presentan bajo el nombre de Gatos Bizcos su primer disco, tras haber trotado todos ellos por todo tipo de escenarios y compañías (Red House, Josele Santiago, Lou Marini, etc.), siendo especialmente reseñable su condición de banda de acompañamiento del bluesman Eddie C. Campbell.

Editado por Gaztelupeko Hotsak, sello vasco muy centrado en la labor de promocionar la música negra, “I can’t believe my eyes” está grabado bajo la producción de Santi Martín, consiguiendo transmitir una inmediatez y cercanía que logra que al oyente no se le haga difícil imaginarse en un oscuro club con el grupo tocando en directo.

Evidentemente estamos ante un disco de blues, ese es el estilo que lo dirige, pero hay que advertir que son muchos y de lo más variados los influjos de los que beben las canciones. Se puede decir por lo tanto que el álbum es casi lo contrario a un intento por fotocopiar formas y ritmos de dicho estilo. El grupo pone mucho de su impronta para tratar de una forma dinámica y ágil el género.

Es el sonido de una armónica con regusto clásico, más concretamente a Carey Bell, el que abre este disco. Un tema, “Let`s have some fun”, que por otro lado ya marca esa tendencia por los gustos melódicos de la banda (apoyados a veces en el jazz o el swing) que continúan en otro homenaje, este muy directo desde el título de la canción “Little Walter song”, a uno de los más prestigiosos armonicistas.

“I can´t believe my eyes”, con una base blues, es una extraordinaria mezcla de estilos de la mejor herencia de Ray Charles, y que consigue un ritmo adictivo y muy alegre. “Backward blues” sigue con ese “mestizaje” de alegre cadencia que aunque pueda sorprender, les lleva hasta terrenos que bandas como Lovin’ Spoonful transitaban por momentos. En el polo opuesto, por su deje más añejo aunque igual de animado a fogonazos, suena “Orange colour sky” que recuerda a esos temas que interpretaba Bessie Smith a medio camino entre el blues y el jazz.

Uno de los instantes más profundos, junto a la brillante “Going’ home” en la que se da cita algo de country, gospel y B.B. King,  llega con la versión de la mítica “Nobody knows you where you’re down and out”, a la que se acercan con un ambiente blues-soul, con un precioso sonido de órgano, parecido al que hacían Derek and the Dominos pero de una manera más minimalista. Casi en el otro extremo está ”We like the Boggie” que hace honor a su nombre y las guitarras suben de octanaje. Con ese ritmo, aunque menos salvaje, se desenvuelve la versión original de “That’s when I know” de Eddie C. Cambpell, aunque en esta ocasión el grupo la decelera ostensiblemente.

Gatos Bizcos dan vida a un disco donde el blues aunque es el ingrediente principal y la base de las composiciones, está presentado de una forma original, trabajada y atractiva para cualquier tipo de público, tanto el que disfruta de las melodías contagiosas como, lógicamente, aquel que gusta de los sonidos negros.

Kepa Arbizu