El grupo sueco Diamond Dogs cumple 20 años en el mundo de la
música, excusa perfecta para ponerse en marcha en una macro gira, sacar un DVD
y editar un nuevo álbum (“Set fire to it all”), con el que pretende demostrar
su actual momento de fuerza y su particular ADN, compuesto de puro y clásico
rock and roll.
La banda liderado por Sulo a lo largo de su trayectoria ha
estado marcado siempre por su atribulada existencia y la multitud de cambios en
su formación, alguno más que notable
como la baja de Stevie Klasson. Un peculiar modo de trabajar que trae
inevitablemente una clara y directa repercusión en sus creaciones musicales.
Además el grupo ha tenido que lidiar desde sus inicios con
el “sambenito” de ser considerados poco más que una copia del sonido de los
Stones/Faces. Precisamente esa es la base de este nuevo álbum, que ya desde su
título y el de algunas canciones, revela bien a las claras la intención de los suecos por poner encima de
la mesa su orgullosa condición musical, en la que en esta ocasión participan
otros compañeros como el gran Dan Baird o el cantante de The Quireboys, Spike.
Tras su anterior trabajo, “The great and very soul”,
relajado y donde predominaba lo acústico, en éste recupera la tensión y ritmo habitual
en ellos, y por si hubiera alguna duda basta con dejar que suenen los primeros
acordes de "On the sunny side again” (otro título clarividente) en el que
el brillante trabajo de Henrik “Duke of Honk” Widén con el piano desliza definitivamente el sonido hasta un
boggie-rock and roll de clara esencia “stoniana”, que junto a la influencia de
The Faces, visible en temas como “Set fire to it all”, “Lay me down on
solid ground” o en la animada y coreable “Scars and embels”, son el pilar base
de este disco, y por extensión de la esencia del grupo.
Pero si esos son los mimbres elementales, hay otros tonos
que también se pasean entre las canciones de este “Set fire to it all”, como el
deje glam que imprime un ritmo bailable y dulce a temas como “Sweeethearts for
Christmas”. El blues, aunque evidente raíz de todos los estilos ya comentados,
adopta una forma más pura en la instrumental y setentera "Bad but not
ruined”, en "Burn one down”, con un gran trabajo del saxofón o en la
evidente, por su nombre, "The inner jukebox blues”, cercana a las
composiciones de Aerosmith cuando optan por sacar su lado más negro.
Pero no todo va a ser ritmo, electricidad y estribillos
pegadizos, también nos vamos a encontrar con tratamientos más relajados. Una
mandolina nos acerca hasta “Mama let the mad dog run”, un medio tiempo épico
como esas baladas habituales de grupos al estilo de Mott the Hoople. Otra ocasión para disfrutar
del lado más templado será en la sureña “Stand by the rhythm”, esta vez con
resonancias a The Black Crowes. Puro soul es lo que desprenderá la brillante
"Nothing can change this love”, uno de los momentos estelares del disco.
Aunque suene a tópico barato y desgastado, lo que propone
Diamond Dogs está inventado y perfectamente interpretado por grupos que han
pasado a la historia de la música, pero eso no quiera decir que a pesar de sus
altibajos, y este disco no lo es en absoluto, los suecos están dispuestos a
sudar puro rock and roll y hacer vibrar a todo aquel que acepte el juego.
Siguiendo con frases trilladas, la conclusión es muy fácil, It’s only rock and
roll but we like it.
Kepa Arbizu