23 de Marzo de 2012
Poco hizo falta para que John McCauley y el resto de la banda hicieran entrar en calor a un público expectante, en una sala en la que la mayoría de las veces resulta inhóspita en cuanto a mala acústica se refiere. Pero solamente bastó los primeros minutos para desplegar toda su clase y para volvernos a demostrar que estamos ante un gran grupo y digo grupo, porque aquí cada músico juega un papel muy importante, para que al final y pese a las inclemencias en las que se desarrolle el concierto salgan siempre airosos y triunfadores, como en su pasada visita.
Volvían a nuestro país para presentar su último trabajo "Divine Providence", obra que se distancia bastante del sonido y espíritu del aclamado "The Black Dirt Sessions" (2010), quedando éste prácticamente desapercibido y dando verdadero protagonismo a las canciones de rock directo y festivo del último disco.
Comenzaron con la canción que abre su último largo "The Bump", que como comentaba anteriormente, sirvió para desperezar al personal que parecía no creerse que estábamos inmersos ante un viernes noche, que teníamos delante a un personaje tan genial e imprevisible como McCauley, y que además, más tarde corearíamos algunos de sus nuevos himnos, cómo la etílica “Let’s All Go To The Bar”.
Aunque en esta gira los conciertos de los de Rhode Island estén marcados por sus últimas composiciones, dieron un repaso general por sus anteriores discos. Fue el caso de "Easy" del álbum “Born on Flag Day” (2009) o la muy celebrada "Baltimore Blues No. 1" de “War Elephant” (2007), para después volver con otro bloque de su último disco formado por "Main Street", el precioso medio tiempo "Chevy Express" y la festiva "Walkin Out the Door" siendo ahora el protagonista el guitarra Ian O´Neil, mostrando clase y voz. Cómo es habitual, reinó el buen rollo entre todos sus componentes, risas, bromas entre ellos y una actitud en el escenario que contagia al público y que hace que la música fluya de una manera natural y con calidad abrumadora.
Momentos para el folk tuvieron lugar con "Ashamed" y para canciones de su reciente EP "Tim" como “Born at Zero” o con la que cerraron el concierto "Walls", pero antes de ir a por los bises nos obsequiaron con la imponente "Christ Jesus", la rockera "Funny Word" y los aires campestres de "Clownin Around" esta vez con la participación de su batería Dennis M. Ryan.
En la parte final y con todo el público entregado, nos quedamos con la sensación de querer más y más. Y es que un concierto en directo de Deer Tick es el mejor antídoto para evadirte de la realidad y olvidarte de los problemas por un rato. Volvimos a disfrutar de unos músicos en estado de gracia y con un gran talento. Una banda compenetrada, que sonando a pleno rendimiento son imbatibles. En definitiva; música con alma, de la que llega directa al corazón, por ese motivo no quieres que termine nunca la fiesta, aunque McCauley termine cantando; ¡Vamos todos al Bar! Eso hicimos.
Por Alberto Vicente
Fotos: Iván González