Fui a la sala “El Sol” con la única referencia de que Dawes habían sido en su día, concretamente hasta el verano pasado, la banda de acompañamiento del genial Jackson Browne, quien también colabora en su último disco, "Nothing is Wrong", lo que unido a las recomendaciones de varios amigos cercanos terminaron de animarme para que pasase a ver las evoluciones en directo de una banda que hasta entonces me era desconocida. Y lo cierto es que, a tenor de lo que pudimos vivir la noche del pasado miércoles, no me arrepentí, puesto que lo se que desplegó ante nosotros en el mítico recinto capitalino puede ser calificado, sin temor a caer en la grandilocuencia, como el futuro del nuevo rock americano.
Abrió la velada Robert Ellis, en un agradable aperitivo que logró calar en la parroquia madrileña, merced a una serie de grandes composiciones, en la mejor tradición de los clásicos del género como The Eagles, y una honestidad fuera de toda duda, que defendió con el único apoyo de su guitarra y su voz. Alcanzando cotas muy altas de belleza, sobre todo en el instante en que las estrellas de la noche, Dawes, se le unieron para hacer una bonita versión de Randy Newman, “Rider in the Rain”, con la que lograron dejar a muchos de los asistentes con la boca abierta, en un anticipo de lo que llegaría pocos minutos más tarde.
Y es que lo que ocurrió poco después, solamente podemos calificarlo de una manera: Un espectáculo realmente grande. Desde el instante inicial en que la banda angelina salió a escena para atacar los primeros compases de un tremendo “Fire Away”, en el que los hermanos Goldsmiths, Taylor y Griffin, se repartían las tareas vocales, dando forma a una serie de composiciones con un eminente sabor a clásico, en las que también destacaban los teclados y armonías vocales de Alex Casnof y el bajo de Wylie Gelber.
Sus influencias parecen estar claras, Neil Young en “If I Wanted Someone” e incluso “So Well”, que perfectamente nos podría recordar al “Wish you were Here” de Pink Floyd, pero con personalidad propia y sobre todo una actitud a prueba de bombas.
Desde un primer momento los norteamericanos se mostraron sorprendidos por la gran afluencia de público, la sala se llenó hasta la bandera, y la banda lo quiso agradecer dando lo mejor de sí.
En “How far we´re Come”, Griffin, el batería, se hizo cargo de las voces cantando maravillosamente, al que un compañero de profesión regaló un “Como un joven Don Hedley”; pasando el testigo y el protagonismo del micrófono a Taylor quien no dudó en dar su oportunidad, aunque solamente fuera en la parte del estribillo, al público de nuestra ciudad en “When my times Comes”, en un momento glorioso que logró emocionarnos.
No dudaron tampoco en traer un poco del sol y el pop californiano de la tierra que les vio nacer, con el primer single de su nuevo álbum, “Time Spent in Los Angeles”, con unas melodías de esas que te hacen sonreír y purifican el alma mientras las escuchas.
Con la inmensa “A Little bit of Everything”, y un maravilloso punteo de esos que se te quedan grabados durante horas en la cabeza, dieron por terminada una actuación que nos supo a poco y que claramente nos dejó con ganas de más.
Ya en el puesto de merchandising, sus caras mostraban la alegría y la satisfacción del trabajo bien hecho. Sin duda para nosotros Dawes, han supuesto todo un descubrimiento, hasta el punto de pasar a ser uno de esos grupos que en nuestra agenda calificaremos como de "obligatorio seguimiento en el futuro". La juventud de sus miembros nos invita a pensar que todavía nos depararán muy buenos discos y muchos directos tan agradables y de tanta calidad, como el que tuvieron a bien regalarnos días atrás.
Texto y fotos: Jorge Bravo Crespo “ El Gurú”