Por ahora, lo que podemos asegurar es que se está perfilando uno de los discos que darán que hablar en el 2012, pues a cada escucha sus canciones crecen, maduran y dejan un poso que te hace volver a ellas una vez y otra vez.
Parece claro, que "Non-places" está confirmando lo que ya adelantó su EP "Light Breaks Where No Sun Shines" (2010), que estamos ante un duo que transforma la belleza, el sentimiento y la nostalgia en acordes, letras y melodías, dando lugar a canciones folk marcadas por dos voces llenas de matices que a menudo se fusionan, juegan y se sobreponen como una lucha interna entre conceptos e ideas.
A la espera de tener el disco en nuestras manos y poder hacer una lectura en conjunto del mismo, hemos querido ponernos en contacto con Pablo y Elia para que nos presentaran una nueva edición de Melomanía, permitiendonos conocer así un poco más de la música que ha formado parte de su vida y su forma de entender su trabajo. Con su selección os dejamos y no olvidéis que cada martes podéis conocer una nueva canción de "Non-places" en su bandcamp.
Discos:
Death Cab For Cutie - "Plans" (Elia)
"Plans" me parece un trabajo redondo. La voz de Ben Gibbard es
un timbre que me acompaña desde hace ya mucho (The Postal Service). Para mí, lo
increíble de este disco es la fuerza que tienen las canciones: no sobra ni
falta ninguna. Es sencillo y complicadísimo a la vez, y además llegó a mi vida
en un momento especial. Todavía lo escucho y me estremezco un poco.
PJ Harvey - "Let England Shake" (Elia)
Para mí, uno de los mejores discos de 2011. Todo el mundo
idolatra a la Polly-Jean de los noventa, pero yo me quedo con esta, vestida de
blanco con la cítara en ristre, ajena al resto de la banda, con la voz en la
historia de Inglaterra. Ahí es nada.
Que el jazz
juegue con el tiempo no es algo nuevo, pero aquí cada tema te arrastra por ese
maravilloso mundo de la improvisación cool
y la teoría más sesuda. El experimento, bastante freak, juega con los tiempos: del 3/4, al 4/4, al famoso 5/4 de Take Five o la propuesta balcánica del
9/8 de Blue Rondo à la Turk. Joe
Morello, qué grande.
Me da igual el momento. Escuchar este disco (a ser
posible, con cascos) te deja literalmente flotando. Las letras, sus guitarras afinadas
en re abierto, las de James Taylor, los momentos de piano y, sobre todo, la
interpretación tan brutal de la canadiense. Me cuesta pensar en un disco más
salvaje que este.
El más conocido, supongo. Me da igual. Es increíble. Además, de aquí
salen las primeras canciones que aprendí a tocar con la guitarra y de las que me supe
la letra. Aún hoy, las sigo tocando tirado en el sofá y me acuerdo de entonces.
La forma de cantar/contar historias a ese nivel hace que me sienta muy pequeño.
Canciones:
Poco se puede decir de una canción de la que se ha dicho
de todo. En mi caso, es una obsesión personal que tengo con las estaciones y la
superación del frío (sobre todo el de dentro). Además, me pone especialmente de
buen humor. El otro día decían en la radio que hay que escuchar al menos una
canción de Harrison al día. Pues eso.
La interpretación de Jacques Brel es una bestialidad, sin
más. Es cierto que la letra puede rayar a veces en lo cursi, pero supongo que
esa es otra de las razones por las que me encanta este tema: porque es excesivo
en todo. (Además, pedirle a alguien que no te deje tiene que ser excesivo,
¿no?). Me emociona y punto.
Una lista interminable de cosas que me encantaría hacer:
ir a Chicago, vender mi ropa al gobierno, cometer errores a mansalva y que me
dé exactamente igual, ir a Nueva York en furgoneta con mis amigos, dormir en
los aparcamientos de los centros comerciales, llorar de libertad. Esas cosas.
De estas tres piezas tan mínimas, la primera es de chapeau. Más allá de las referencias
griegas a esos bailarines espartanos que bailaban en pelotas, me quedo con la
actitud: desafiar las reglas imperantes de la música culta. ¿Puede reducirse más una canción que a esos toques tan
delicados de las teclas del piano? Admirable: un tipo de finales de siglo XIX
que acaba de inventar, sin saberlo, la música de ambiente.
Mánchester mola. Esta canción, aunque simple y repetitiva, es de mis
preferidas cuando estoy viajando. Me encanta el formato, tan desnudo pero tan
sucio a la vez. Desde la voz hasta la guitarra. Escobillas y caja al poder. Si
no la escuchas con cascos, te perderás el efecto de paneo del primer minuto. Pues
eso.
Foto: Olga Arroyo
Foto: Olga Arroyo