Torrijos (Toledo), Palacio de
Pedro I, 11 de febrero
Hay dos grandes tipos de
artistas, aquellos que se transforman en el escenario y aquellos que
transforman el escenario. Iván Ferreiro
demostró el pasado sábado que se encuadra dentro de la segunda categoría, pues
su presencia al frente de un piano de cola sobre las tablas del rehabilitado
auditorio del Palacio de Pedro I de Torrijos (Toledo), se mostraba como algo normal. Sin embargo, no es
así, pues estábamos ante una de las figuras claves del pop-rock nacional; ante un artista, que ofreció un nuevo universo donde llevar su música, letras y voz, empleando para ello únicamente el acompañamiento de un piano y una guitarra eléctrica.
La noche había quedado inaugurada
por Marwan, cantautor madrileño, que
con su guitarra, unas letras optimistas y el auxilio de un violín, presentó su último trabajo, “Las cosas que no pude responder” (2011). Todos aquellos que nunca se habían acercado al pop cálido y vitalista de
este artista, quedaron gratamente sorprendidos con temas como “Canción de autoayuda”, “París”, “Ángeles”
o “Las cosas que no pude responder”,
que fueron originalmente introducidas con pequeños diálogos donde el cantante
reflejó su personalidad extrovertida y su intento de ver siempre el vaso medio
lleno.
Más tarde salió Iván Ferreiro en lo que prometía ser un
concierto muy especial encuadrado dentro de la “IV Edición del Festival Benéfico
No Me Sueltes”. Allí ante nosotros se presentaba un artista que ha pasado la
mitad de su vida sobre el escenario, dispuesto a defender su obra ante más de 300
fans que han seguido dicha trayectoria muy de cerca. Para ello, propuso un setlist,
que al igual que su último disco (“Confesiones de un artista de mierda”, 2011),
tenía como objetivo escoger una “pequeña” muestra (bastante significativa), de aquellos
temas que han convertido su voz e imagen en un icono de la música española,
tanto en su etapa en Los Piratas,
como en su aventura en solitario.
Hemos de destacar así mismo, que el hecho de disfrutar de Iván Ferreiro con el único auxilio de su hermano Amaro, prometía a priori una oportunidad inmejorable de conocer al Iván más personal y minimalista. Algo que ya pudimos comprobar durante la prueba de sonido y la charla que mantuvimos con él de forma previa al directo y que en breve compartiremos con vosotros.
Pasando al concierto, habría que destacar que se desarrolló en un
clima de perfecta comunión entre el artista y su público. El cariño y la
sinceridad mutua era palpable. Se presentó así un artista que parecía
encontrarse en todas y cada una de sus canciones, manejando los tiempos, la voz
y las melodías, llegando a un lugar donde él disfruta con lo que está haciendo.
El resultado es evidente, el público recibió pequeñas joyas pop ofrecidas mediante acordes de piano (Iván) y guitarra (Amaro), que parecían transmitir ya
no sólo música, sino recuerdos e imágenes (especialmente en canciones de Los Piratas como “M”, “Años ochenta”, “Promesas que no valen nada”, “Santadenalina” o
“El equilibrio es imposible”), así
como sentimientos de amor, desamor y crítica (“Me toca tirar”, “Paraísos perdidos”, “Extrema pobreza” o “Fahrenheit 451”).
El público rápidamente entró en
el directo. Sin embargo, no quería romper la conexión alcanzada entre el artista
y su obra, por lo que se limitó a vocalizar suavemente las letras sin emitir sonido alguno
que pudieran romper el trance alcanzado. Sería el propio cantante, quien finalmente se
percatará de este hecho e invitara al público a formar parte del concierto.
El directo tuvo así momentos para
disfrutar (cada cual de forma personal), para bromear (sobre lo conveniente o
no de que el público cante, las descargas “ilegales”, la impaciencia por “Turnedo”…), reflexionar (sobre el
tiempo en la vida que un artista pierde mientras sus acompañantes afinan la
guitarra), para versionar otras canciones (“1999”
de Love of Lesbian) e incluso
para poner a prueba al público (con la ya usual letra de “Insurrección” del Último de
la fila al final de “Promesas que no
valen nada”, que fue alargada originalmente hasta casi el final: “barras de bar, vertederos de
amor…” ).
En definitiva, concierto
sobresaliente que dejó un excelente sabor de boca y una pregunta en la cabeza
de los allí asistentes ¿y ahora cual será el siguiente paso de este gallego universal?
Setlist
Paraísos Perdidos
Jet Lag –
Tristeza
Extrema
Pobreza
Ciudadano A
Fahrenheit
451
Tio Vivo
Rocco
Sigfredi
Mi furia
paranoica
Canciones
para el tiempo y la distancia
Inerte
M
1999
Años 80
Promesas que
no valen nada
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SPNB
Canción
NYC
Santadrenalina
Toda la
verdad
Turnedo
El equilibrio
es imposible
Fotos y Texto: Rubén López
ruben@elgiradiscos.com
ruben@elgiradiscos.com
PD: Agradecimiento especial al “Festival Benéfico No Me
Sueltes”, a su labor y en particular a Óscar Rodríguez López por su colaboración.