Y por fin llegó a nuestras manos "Silly Symphonies", tercer trabajo de los barceloneses Mendetz, que tras un dilatado proceso de producción (las primeras fechas de salida barajadas fueron marzo-abril) e inquietante espera (que desde nuestra página hemos tratado de hacer más breve a través de entrevista, adelanto, videoclip...) ha acabado definiendo un trabajo, que tras ser colgado por la banda en su Facebook hace unos días, ha llegado a las estanterías de las tiendas de música.
Ahora toca desplegar la caja, ponerse los cascos, introducir el CD, dar al play y valorar si la espera ha merecido la pena. Es por ello que a continuación, pasamos a diseccionarte este trabajo experimental y prometedor de una de las bandas ya consagradas del panorama nacional:
“2012” nos recibe a modo de intro con unos acordes electrónicos,
sinfónicos e inquietantes, que nos guían hacia una voz
que anuncia el fin de los días. Una canción caracterizada por un ritmo
mantenido y bailable, que descubre desde el inicio algunas de las pistas que
van a marcar el disco: la variedad electrónica, el juego de voces (simultáneas, sintetizadas…), los coros repetitivos a modo de bases y una infinidad
de sonidos modulables que nos envuelven, volviéndose suaves por momentos y
afilados por otros.
Tras ello “Plasticine”
marca un ritmo diferente, más ochentero y con toques psicodélicos.
Verdadero homenaje al disco, que bajo una atmósfera creciente y marcada por
unos coros en falsete, te hace mirar de un lado a otro, para luego seguir
bailando hacia delante.
“Panthoque” nos traerá un electro-pop de
muy fácil escucha, sentido adulador y pianos clásicos. Muy autocomplaciente
y poco arriesgada, pero tremendamente efectiva.
Ahora le toca el turno a un salto de fe, “Escalera”, donde encontramos la genial colaboración de la diva del eurodance
de los 90, Gala Rizzatto. El tema comienza con
un sample que podría estar
perfectamente sacado de la Nes de Nintendo, poco a poco la intensidad va creciendo, introduciendo influencias
que pueden ir desde el dance, a lo tribal y al house, sin abandonar un espíritu
festivo que puede convertir al tema en un fijo de la pista del baile (cuanto más la escuchas, más profunda queda en tu subconsciente, además puede ofrecer muchas posibilidades de remezcla).
Tras ello llegamos
a “Hap your Cland”, adelanto que nos
golpeó hace unos meses y que ha ido a colocarse como un clásico de Mendetz antes siquiera de salir en el
disco, canción redonda, ambiente espacial, onírico y expansivo.
"Laudrup” por su parte es un proceso de experimentación nuevo, un
universo sombrío, oscuro y triste, de corte sensible, desgarrador y original en
la banda, que no pasa como una canción más y los acerca a una esfera más
terrenal, firmándo aquí una de las mejores canciones del disco y en las
antípodas de “Escalera”, demostrando así que se pueden mover perfectamente entre registros.
“Spam” nos levanta y nos saca nuevamente a la pista
de baile. Posee ecos que recuerdan a “Souvenir”, sonido ochentero, voces a dos
niveles, efectista y mucha carga vocal,
dando lugar a unos coros geniales y una electrónica para uso y disfrute del cuerpo. Otra pieza capital de este disco.
“Tie-Break” posee un gusto más pop, que
sin abandonar la ñoñez de los 80 trae a escena un juego de guitarra-batería más
clásico y un sonido electrónico marca de la casa.
“Between sleep and awake” se presenta arriesga, con una estructuras
muy repetitivas, que acaban rotas con unos originales “sha-la-la-las”, que sin embargo no llevan a elevar
la canción por encima de la media del disco. Quizás se una canción de digestión más lenta.
Y finalmente “B.Y.E.” que nos despide de este viaje psicotrópico con un electro-pop
sencillo de elegantes teclados y samples
muy bien escogidos, acompañados por una voz sintetizada, que resume la experiencia que acabamos de atravesar
y nos agradece la escucha, dando por concluida la obra con un documento sonoro
sacado de uno de los cortos de las Silly
Symphonies de Dysney (“El toro
Ferdinando”).
En conclusión, tenemos un disco que arriesga (en gran parte de sus temas) y gana. Mendetz nos presenta un trabajo que va creciendo con las escuchas y que les ha permitido adentrarse en nuevos universos experimentales, ratificandose así mismo aquellos sonidos y estructuras que mejor dominan y que poco a poco se han convertido en un verdadero sello de autor. Disco importante en su carrera que permite vaticinar horas de bailes y mucho optimismo de cara a su presente y futuro.
Por: Rubén López
En conclusión, tenemos un disco que arriesga (en gran parte de sus temas) y gana. Mendetz nos presenta un trabajo que va creciendo con las escuchas y que les ha permitido adentrarse en nuevos universos experimentales, ratificandose así mismo aquellos sonidos y estructuras que mejor dominan y que poco a poco se han convertido en un verdadero sello de autor. Disco importante en su carrera que permite vaticinar horas de bailes y mucho optimismo de cara a su presente y futuro.
Por: Rubén López