Rubia, la banda tras la que se esconde el proyecto personal de Sara Iñiguez, editaron en el año 2004 su primer trabajo, “Nº 1 Ya a la Venta”, con el que consiguieron cierta repercusión a nivel nacional, llegando inclusive a sonar en algunas radiofórmulas merced a la canción “Yo no soy igual que Tú”.
Tras la publicación del mismo llegó un período en el que nada se supo a nivel musical de la vizcaína, al menos en cuanto a lo que a su banda y composiciones propias se refiere, puesto que ella ha seguido pisando los escenarios con las bandas de versiones Hot Legs y Marrakesh Express, que conforma junto a parte de lo más granado del rock nacional, e incluso tuvo tiempo de publicar su aclamado libro “Recetas del Rock & Rock”, en el que metía entre fogones a unos cuantos amigos con los que compartía profesión y militancia musical.
Ahora, siete años después de su debut Rubia vuelven a ponerse de rabiosa actualidad con la publicación de “2036”, el segundo trabajo de la banda que supone una rotunda evolución en su sonido respecto a su predecesor, tal y como queda plasmado en cortes que transitan con sorprendente eficacia y gusto por estilos tan dispares como el soul, el rock and roll, el country-folk o el pop sesentero, sin perder de vista el rock psicodélico y un saludable gusto por el movimiento hippie, patente en ciertos cortes, dando como resultado un álbum repleto de heterogeneidad musical pero rebosante de coherencia y unidad.
Las composiciones hablan principalmente de amor o más bien de desamor, la innegable temática universal de las canciones pop, pero lo hacen desde una perspectiva muy personal que da que pensar por su rotunda visceralidad, como ocurre en la inicial “Flores y Gallina”, donde se preconiza el alejamiento del medio urbano en busca de una vida más reposada o en los casos, abordados no sin cierta sorna, de las descorazonadoras, por muy realistas, “Superman” y “Esta Ciudad”, en las que brillan con luz propia las distintas secciones de metales incluidas como arreglos, un detalle que en primera instancia pasa desapercibo, pero que a medida que van cayendo las escuchas se va tornando de vital importancia en el desarrollo del minutaje.
En el inicio de “Gafas de Ver” se abre paso la intimidad, con un texto que es puro sentimiento pero que otra vez vuelve a dejarnos un pequeño poso de amargura en el paladar, quizás más por la melodía que por la propia letra, y que da paso a la que sin duda es la gran canción del disco, estamos hablando por supuesto de “Sabes qué”, sin duda un temazo en toda regla por su acertada unión de una potente melodía, lírica punzante y unos acertadísimos punteos que corren a cargo de Josu García, miembro de La Tercera República y que actualmente forma parte de la banda de directo de la gira de teatros que en breve comenzará Loquillo, quien se ha encargado de grabar gran parte de las guitarras de este disco.
En “2036”, Sara, que nos recuerda irremediablemente a Carole King, nos presenta una preciosa composición que se balancea de un lado a otro de manera suave en la que parece soñar despierta, mientras juega a imaginarse un futuro más que alentador, y que sirve de anticipo a “Es por tu Bien”, esa frase que tantas veces hemos escuchado, y que encierra otra curiosa reflexión sobre los garantes de las buenas costumbres a la par que proclama el derecho del hombre a rebelarse y a ser uno mismo, sin duda alguna toda una declaración de intenciones que desde aquí hacemos nuestra.
Lo que empieza a sonar a renglón seguido no es Iron Butterfly ni un remedo de su “In A Gadda Da Vida”, aunque bien pudiera serlo, sino otro de los grandes cortes que Rubia propone en su nuevo trabajo. Se trata de “No me Quiero Despertar”, otro alegato en forma de psicodelia eléctrica en contra del gesto de seriedad, apoltronamiento y conformismo que parece caracterizar al mundo que nos ha tocado vivir, y cuyo remedio parece encontrarse en “Amor y Naturaleza”, donde aboga por recuperar formas de vida que en muchos casos parecen más que olvidadas.
El fin de este magnífico disco llega de la mano de un corte como “De Nuevo Junto a Ti”, un country-folk de lo más reposado en el que nos muestra que no solo el hombre es el único animal que tropieza contra la misma piedra, sino que es extensible al género femenino, y de “Pienso más que Tú”, toda una reivindicación personal que pone el broche de oro al regreso de la vocalista de Getxo.
No voy a esconder, a la hora de hacer la valoración final, que cometería un acto de tremenda hipocresía si dijera que es un trabajo que encandilará en una primera escucha. Dudo mucho que sea así. Aquí no hay estribillos sencillos ni estructuras simples que busquen entrar de primeras. Aquí lo que se pretende es otra cosa, por ejemplo dejar poso, cosa que acaba por conseguir.
Confieso también que en las aproximaciones iniciales tampoco se conocerá el profundo calado del disco. Si acaso acabarán por elevarse algunos de los mejores temas del mismo. Sin embargo a medida que vayan cayendo las escuchas se comenzará a valorar el interesante trabajo instrumental y vocal que hay detrás de cada canción, así como la capacidad de Sara Iñiguez para construir, a través del pequeño universo que conforman sus letras, un lenguaje compositivo propio que acaba por calar muy hondo, debido a la sinceridad de gran parte de las ideas y pensamientos que expresa, los cuales deberían estar muy vigentes en muchos de los pasajes del mundo que nos ha tocado vivir.
En definitiva en “2036” nos encontramos un trabajo al que uno acaba por volver una y otra vez, y que demuestra que el corazón y la sonrisa más pura de nuestro rock and roll, ese que queda personificado en la figura de Sara Iñiguez, se encuentra en pleno estado de forma, exhibiendo una madurez creativa y compositiva que está al alcance de muy pocos.
Por: Javier González.