Con bastantes meses de retraso respecto a su publicación acaba de llegar hasta nosotros el quinto disco de The Pepper Pots, “Train to your Lover”, un disco que captura desde la primera escucha y que debemos catalogar de formidable por la cantidad de grandes composiciones que encierra y, sobre todo, por la capacidad que han demostrado los catalanes para facturar un trabajo que recuerda sin remisión a los clásicos del género soul.
Grabado de forma analógica bajo su propia producción en los estudios que la banda posee, “Black Pepper Studio”, empleando un equipo totalmente analógico y con el lujo añadido que supone haber contado con el gran Bob Ohlsson como ingeniero de sonido, quien trabajó en el prestigioso sello Motown, con el cual quedan entroncadas a la perfección por sonido la mayoría de cortes que componen este álbum, durante la época dorada del mismo en los años que van desde 1965 hasta 1972.
“Train to your Lover” nos retrotrae gracias a doce canciones repletas de bellas armonías vocales, arreglos de lo más sofisticados y una letras cuya temática recae una y otra vez en el amor, al período dorado en el que la compañía afincada en Detroit logró convertir a casi todos sus artistas en figuras carismáticas del universo pop.
Sin embargo y más allá del innegable peso que supone sonar “Old School” en pleno siglo XXI, si se nos permite utilizar el término, el principal valor de los catalanes radica en haber sabido superar el canon de sonar como un mero calco de sus referentes, para aportarnos un disco de rabiosa vigencia y que rebosa personalidad por los cuatro costados, tal y como atestiguan canciones “Can´t let him Go”, inmejorable formar de abrir un disco, “I Need to hold yor Hand”, una luminosa declaración de amor, “Wanna blindy trust in You”, con una interpretación a tres voces repleta de calidez o la titular, “Train to your Love”, por citar unos ejemplos, que unidas a una perfecta instrumentación y a unas voces a las que por mucho que alabemos jamás haremos justicia, dan como resultado uno de los discos del año de facturación nacional tanto dentro como fuera del universo soul.
Desde “El Giradiscos” nos mostramos de lo más exultantes por el descubrimiento, aunque tardío, de un disco como el que han editado The Pepper Pots, y por el favor que nos han hecho al haber actualizado el sonido de bandas y solistas tan seminales como The Supremes, Jackson 5, The Four Tops o The Temptations, si es que eso necesario puesto que sus composiciones nos han acompañado siempre a lo largo de nuestras vidas, y también por habernos mostrado que en el mundo moderno sigue habiendo espacio y ganas de facturar canciones sinceras que hablen de amor en la mejor tradición Motown, pero con personalidad propia y sabor hispano.
Por: Javier González.
Sin embargo y más allá del innegable peso que supone sonar “Old School” en pleno siglo XXI, si se nos permite utilizar el término, el principal valor de los catalanes radica en haber sabido superar el canon de sonar como un mero calco de sus referentes, para aportarnos un disco de rabiosa vigencia y que rebosa personalidad por los cuatro costados, tal y como atestiguan canciones “Can´t let him Go”, inmejorable formar de abrir un disco, “I Need to hold yor Hand”, una luminosa declaración de amor, “Wanna blindy trust in You”, con una interpretación a tres voces repleta de calidez o la titular, “Train to your Love”, por citar unos ejemplos, que unidas a una perfecta instrumentación y a unas voces a las que por mucho que alabemos jamás haremos justicia, dan como resultado uno de los discos del año de facturación nacional tanto dentro como fuera del universo soul.
Desde “El Giradiscos” nos mostramos de lo más exultantes por el descubrimiento, aunque tardío, de un disco como el que han editado The Pepper Pots, y por el favor que nos han hecho al haber actualizado el sonido de bandas y solistas tan seminales como The Supremes, Jackson 5, The Four Tops o The Temptations, si es que eso necesario puesto que sus composiciones nos han acompañado siempre a lo largo de nuestras vidas, y también por habernos mostrado que en el mundo moderno sigue habiendo espacio y ganas de facturar canciones sinceras que hablen de amor en la mejor tradición Motown, pero con personalidad propia y sabor hispano.
Por: Javier González.