El segundo proyecto del escapista de New Jersey Vincent Cacchione, Caged Animals, lanza su álbum debut “Eat Their Own”, empapado de su autodenominado estilo "weird brand of home recorded-pop".
Por las venas de su anterior banda Soft Black fluían álbumes con tonos sombríos Indie-psych- rock inspirados en las pesadillas por la muerte del padre de Cacchione, por la enfermedad de su madre (esclerosis múltiple), por un trabajo diario no demasiado grato (repartidor de tanques de oxígeno a la gente enferma) y del infierno que supuso su gira con los Werevolves, hecho que bautizó al grupo como “Animales Enjaulados”. Que quisiera desquitarse entonces, no es ninguna sorpresa.
No es de extrañar tampoco, que Caged Animals ofrezca una propuesta menos jugosa que Soft Black. Porque es una pena, que teniendo un lado tan seductor “Eat Their Own”, el procedimiento home made ponga límites a la comunicación de la catarsis de la que se hace eco Cacchione.
Se abre así el largo con “Teenagers in Heat”, una canción opiácea de cuna con ambiente cargado en la que Cacchione reza: "I want to believe that you and me will always be teenagers in heat", estableciendo su alegato en un falsete ingenuo a favor de la inocencia recuperada.
Dos temas paliativos de dream pop le siguen. “This Summer I’ll Make It Up to You” muy new wave y cali-pop propios de los señores Wavves. “Teflon Heart” es un pegajoso beso de despedida a una amante que carece de sentimientos, con una metáfora fácil ‘You’ve got a teflon heart and nothing sticks to you’ y una melodía insistente.
El doo-wop utilizado hasta la saciedad de “The NJ Turnpike” y la voz distorsionada de la balada “Piles of $$$” más parecen un boceto de los primeros momentos de inspiración.
“Somebody to Use” confirma el asunto de la auto-humillación y de la escasa importancia que el autor da a su propia existencia.
Teniendo en cuenta sus dificultades, es imposible envidiar la liberación de Cacchione en sus canciones curativas “All The Beautiful Things in The World” y “Feelingz”, que nos hace pensar que, quizá no importan los medios cuando éstos sirven a la causa.
Por: Sara Hohenhole.