Por fin tenemos en nuestras manos el esperadísimo primer trabajo de los canarios The Birkins, el cuarteto compuesto por Cristina Peñate, Daniel Machin, Alby Ramírez y Sergio Miró.
Un álbum de título homónimo que ha sido editado por “El Genio Equivocado” y que ha contado con la acertada producción del gran Paco Loco, cabeza visible de una nómina de colaboradores de lujo entre los que se encuentran gente de la talla de John Agnello, encargado de las mezclas, y que con anterioridad ha trabajado con músicos de la talla de Sonic Youth o Drive By-Truckers, o de Greg Calbi, bajo cuyo cargo a quedado la masterización final del mismo, en la parte técnica, y de músicos tan contrastados como Dayna Kurtz, quien les acompaña en la canción “Frapuccino Lovers”, y de Rami Jaffe, colaborador habitual de artistas como Lucinda Williams o The Wallflowers, en lo meramente interpretativo.
Musicalmente hablando estamos ante un trabajo que transita con sorprendente fluidez por influencias tan dispares como el pop francés, inclusive la chanson, tal y como queda patente en la elección de nombre por parte del grupo, un guiño inequívoco a Jane Birkin, o el rock alternativo americano, principalmente el que se elabora en la costa este, y británico, por citar un par de ejemplos que sean capaces de dar una visión general del contenido del disco.
El álbum se abre con “Chloé”, tema que ha funcionado como single de adelanto del mismo. Se trata de una sorprendente canción de facturación pop en la que observamos la lucha entre unas distorsiones y unas ambientaciones noises, frente a unas guitarras limpias y unos más que evocadores fraseos en francés que acaban por quedar en un segundo plano.
A continuación sale a relucir la que sin duda es la gran canción del disco. Estamos hablando de “Reflections” (Just Dance), con un ritmo que hace que a nuestra cabeza venga en un primer momento “Feel The Pain” de Dinosaur Jr., para a renglón seguido centrarnos en una interpretación, sorprendente por momentos, que hace que se nos vengan a la cabeza Pulp, y sobre todo su vocalista Jarvis Cocker, el enorme David Bowie, o el mismísimo Benjamin Biolay. Extraño pero cierto. Un tema desconcertante y a la vez maravilloso que nos encanta.
A partir de ahí por su catálogo musical aparecen joyas del calado de “Poptimist”, un tema sorprendentemente épico, “Ne T´Inquiète Pas”, una composición eminentemente pop con unas guitarras dobladas y un sencillo teclado que, apoyados en la maravillosa voz de Cristina Peñate, elevan todo la composición en gran medida, o la inquietante “De Profundis Clamavi”, con cita incluida a Baudelaire y en la que cabe preguntarse si ese título no será un pequeño homenaje a la última obra del genial Oscar Wilde.
En el apartado de curiosidades citaremos a “Frapuccino Lovers”, donde se hacen acompañar de Dayna Kurtz en una sublime interpretación coral que va creciendo a medida que van cayendo las escuchas, y “Initial BB”, su adaptación de la canción del genial Serge Gainsbourg y cuyas iniciales hacen referencia a Brigitte Bardot.
De ahí al final el disco transita con acierto de la mano del pop alegre de “This is the Right Time”, la introspección de “Brouillon 3”, la por momentos ruidosa “Who are They”, o el inmaculado cierre que supone “Happy Requiem”.
El resultado final del primer trabajo de The Birkins puede catalogarse como de lo más interesante. Ante nosotros aparece un grupo que no va por el camino más fácil, que se atreve, que arriesga, y que además logra salir, no solamente airoso, sino victorioso del embite. Merced a un catálogo de composiciones de gran calidad, en las que sus referentes, muy estudiados todos ellos, quedan claros, patente y son notorios. Logrando extraer de todos ellos lo mejor, para después emprender la difícil tarea de extrapolar los moldes de aquello que más les gustaba para dotar de una personalidad propia al grupo, personalidad que por cierto les sienta como anillo al dedo. Atentos pues a The Birkins, creemos que darán mucho que hablar en poco tiempo.
Por: Javier González.