“Nos enorgullece que la gente que escucha música que no nos gusta nada hable mal de nosotros, y más aún que la gente con la que compartimos gustos hable bien”
Que Triangulo de Amor Bizarro es una de las bandas del momento, es algo que no se puede negar. Su segundo disco “Año Santo” (2010) ha confirmado que estamos ante un grupo que ha crecido musicalmente sin perder su identidad, convirtiéndolos en formación a seguir a seguir dentro del circuito musical patrio. De hecho, dicho trabajo ha cambiado la actitud de gran parte de la crítica hacia ellos, así como su gira del último año ha sido testigo del incremento de sus fieles en un proceso que aventura no quedarse aquí.
Quizás sean sus letras afiladas, su cobertura de distorsión, su apuesta viva en el escenario o la complejidad que dejan entrever algunas de sus canciones, pero lo que queda claro es que no estamos ante una banda más. Triángulo de Amor Bizarro no se amolda a lo políticamente correcto y hace la música que desean sin complejos, siendo el público el que decide si merece la pena o no.
Nosotros, en nuestro afán por haceros llegar sus impresiones sobre su idiosincrasia, momento musical y futuro más próximo, nos hemos puesto en contacto con Rodrigo Caamaño (guitarrista y vocalista de la banda) que ha respondido amablemente las siguientes preguntas.
Triangulo de Amor Bizarro se caracterizó por llevar al escenario indie-rock español un espíritu de rock y punk agresivo, guitarras espídicas, percusiones salvajes y un halo de distorsión que lo envuelve todo ¿De dónde surge?
Rodrigo Caamaño: Pues, esta es la única cosa que se me da más o menos bien y además me gusta. De hecho, podemos vivir por cuenta propia y realmente es la música que hemos hecho siempre. Aprendimos como iba el asunto haciendo las canciones del primer disco, y hasta ahora. Siempre hemos intentado hacer música bonita para nuestro corazón, de verdad. Lo que pasa es que la gente ve el punto de vista más agresivo, pero nosotros cuando tocamos lo sentimos como algo agradable.
¿Será este el sello personal a mantener a lo largo de la vida del grupo?
Rodrigo Caamaño: Si, mientras el cuerpo aguante. De todas formas, tampoco tengo muy claro lo que la gente cree que es nuestro sello personal. Haremos siempre la música que más exprese lo que queremos decir, salga lo que nos salga.
¿Creéis que vuestra fuerte personalidad y propuesta jugó un papel positivo a la hora de abrir un hueco en el panorama nacional?
Rodrigo Caamaño: Intentamos no pensar en ello de esa forma, la verdad, pero supongo que sí, aunque también sabemos que eso mismo nos limita para llegar a más gente, pero como es la única forma en que nos sentimos bien haciendo música, pues ya no llegamos nunca al debate de por donde debemos continuar. Como somos muy cabezotas, intentamos convencer al público de lo que hacemos, no que el público nos convenza a nosotros de lo que debemos hacer para gustarle.
Es indudable que gran parte del público se pregunta qué parte hay de pose y que parte de realidad en vuestro planteamiento musical ¿Reflejáis vuestra personalidad o mentalidad en vuestra música y puesta en escena o exageráis esta faceta como si fuera una performance?
Rodrigo Caamaño: Yo tampoco voy a intentar convencer a nadie si lo nuestro es pose o no, no nos corresponde a nosotros, y la verdad es que tampoco nos importa. Nosotros sabemos muy bien de dónde venimos y donde estamos, y la gente que piense lo que quiera. Para el directo lo único que ensayamos son las canciones, y después nos dejamos llevar por el ánimo del momento, tal vez a veces demasiado, si estamos cansados se nos nota, eso es cierto, pero nunca hemos hecho nada por ser populistas y acercarnos artificialmente al público, ya que intentamos tratar al público con todo el respeto, no intentamos engañarlos con piruetas y falsos agradecimientos.
“Año Santo” da muestras de una notable progresión musical con respecto a vuestro disco de debut (sonido, melodías, variedad, producción…) ¿Qué ha pasado durante estos tres últimos años?
Rodrigo Caamaño: Gracias! Pues que hemos tocado mucho, hemos pasado problemas personales, muchas cosas. En este disco hay cosas que en el primero estaban presentes pero no tan desarrolladas. No sé, con el tiempo vas aprendiendo unas cosas y desaprendiendo otras.
En el último disco se han ido introducido ecos pop-rock en algunas de vuestras canciones (“De la monarquía a la criptocracia” o “Super Castlevania IV” serían los ejemplos más claros) ¿Ha sido esto buscado o ha salido como algo natural fruto de vuestro trabajo y evolución?
Rodrigo Caamaño: Nosotros siempre intentamos hacer música pop, en algunas canciones está más claro que en otras, pero es algo que intentamos con todas. Lo que ocurre es que a lo mejor según las canciones le damos preferencia a otra cosa. Es decir, siempre intentamos que la estructura pop y el estribillo estén de cuerpo presente, y aunque a veces es de forma menos acentuada, siempre lo está.
Como grupo que a menudo ha sido indiscriminadamente cosido a críticas crueles y negativas (llegasteis a colgar muchas de ellas en vuestra web) ¿cómo afrontáis ahora las críticas positivas granjeadas por los medios y por un público cada vez más numeroso?
Rodrigo Caamaño: Pues igual que antes. Nos enorgullece que la gente que escucha música que no nos gusta nada hable mal de nosotros, y más aún que la gente con la que compartimos gustos hable bien.
En realidad en estos momentos estáis en boca de la crítica musical, que no para de decir que vuestro “Año Santo” no fue 2010 (año de salida) sino que está siendo este 2011, pues cada concierto es más aplaudido que el anterior. ¿Cómo valoráis el papel ejercido por la crítica musical en vuestra profesión?
Rodrigo Caamaño: Si, es cierto que cuando salió el disco a mucha gente la pilló a contrapié, ya que esperaban un disco diferente, algo así como el primer disco adaptado a los nuevos gustos indies por las producciones inofensivas adaptadas para el iphone. De Año Santo puedo decir que hay cosas que me gustan más y otras menos, pero de lo que si estoy seguro es de que grabamos el disco que debíamos hacer, para que quedasen las cosas claras de por dónde íbamos.
Hace poco más de tres meses fuisteis los claros triunfadores en los Premios de la Música Independiente 2011 (mejor álbum, mejor álbum de rock, mejor directo y mejor banda nacional) ¿cómo acogisteis este triunfo?
Rodrigo Caamaño: Que va, yo no creo en eso de los triunfadores. Son unos premios que son una buena excusa para que la prensa más generalista de cabida a música que no suele tratar, y una oportunidad para llegar a más gente para el conjunto del sector, pero nada más lejos de ser algo competitivo. Creo que esa es la intención, vamos, de ser algo muy limpio y que sea positivo para la gente que trabaja en la música. La UFI no es la SGAE ni los 40 principales, ni los premios una batalla de bandas. Nos valió para darnos una cierta exposición con gente a la que no solemos llegar, pero la mayoría en cuanto nos escucharon, supongo que no volverían a intentarlo. Con motivo de los premios nos pararon varias veces en mi pueblo, cosa que nunca nos había ocurrido en la aldea. También sin comerlo ni beberlo, nos ganamos algún que otro enemigo.
¿Qué cambian los premios en la actitud de la banda?
Rodrigo Caamaño: Cambia la actitud de la familia de la banda, que te toma un poco más en serio. Además, ven que estás trabajando mucho, y en estos tiempos eso no tiene precio.
¿Es fácil combinar música de calidad, concisa y con diferentes capas de guitarras y percusiones con el sonido sucio, fuerte y distorsionado que buscáis conseguir?
Rodrigo Caamaño: Lo de música de calidad, es una etiqueta que nunca me gustó nada, la verdad. Sobre todo porque se la suelen apropiar bandas que no me interesan. Intentamos hacer algo que exprese algo propio, nada más. Lo de las distorsiones y demás nos sale de forma lógica, se da la circunstancia que de alguna manera nos ayuda a diferenciarnos de otras bandas, pero no es algo tampoco buscado, lo hacemos así y punto.
¿No creéis que a menudo la gente solo recoge un eslogan de vuestras canciones (“Llevar navaja siempre es conveniente”, “El mejor sitio para descansar es la universidad”, “La magia en ti ya está muerta/Transfusión no es canibalismo”…) o buscáis ir directos al grano con estas afiladas frases?
Rodrigo Caamaño: Si, pero no me importa, la verdad, creo que el público puede quedarse con lo que más le interese. Yo le veo el lado bueno en que si nos escuchan lo suficiente acabarán por entender toda la letra, y tengo la esperanza que entonces alguien, en algún sitio, tenga algo así como una revelación. O no, pero bueno, lo importante es que todo está ahí. Es como lo que te decía de las canciones más pop. Todas las canciones que hacemos tienen esas capas, y no todo el público llega a ellas, y algunos solo se quedan con la que le interesa o le gusta, pero siempre puede profundizar más, si quiere. Se puede quedar solo con la distorsión, pero puede escarbar y encontrar más cosas. Además, si ves algunas de las cosas que la gente cree que decimos en las letras... Claro, esto que te cuento para las radios comerciales y las teles es una mierda, pero es lo que hay!
¿Es por ello por lo que no componéis canciones de larga duración?
Rodrigo Caamaño: Alguna tenemos, pero no las hacemos por miedo a aburrirnos de nosotros mismos. Cuando encontremos una estructura o algo que aguante 20 minutos, la haremos. Siempre lo intentamos, pero al final acabamos metiendo la podadora y cortando compases y compases. Horror Bacui.
¿Cuál es el siguiente paso a dar, una vez hayáis concluido la gira de presentación de “Año Santo”?
Rodrigo Caamaño: Realmente nosotros tampoco nos planteamos empezar y acabar giras, estamos girando siempre desde que salió el primer disco. Hay temporadas que tocamos menos, ya que se nota el cansancio y es bueno refrescar, o tenemos que parar por algún problema, pero no hacemos movidas de conciertos de fin de gira y demás, que están muy bien para hacer promo y vender entradas, pero no me veo dos meses sin dar un concierto. Ahora por ejemplo vamos a bajar un poco el rimo de conciertos para acabar unas canciones nuevas que tenemos por ahí desde hace meses y no las hemos rematado aún, pero seguiremos tocando en directo, ya que si me paso 30 días sin tocar me siento como un jubilado.
Por: Rubén López
Fotos: Thomas Canet y Juan Cea
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