Nostálgico, decadente y deliberadamente incorrecto, tal y como deja muy a las claras el single de adelanto “Political Incorrectness”, así es “Su Nombre era el de todas las Mujeres”, el tercer disco basado en poemas de la extensa discografía de José María Sanz, más conocido como Loquillo, y que en esta ocasión está dedicado únicamente a los textos y a la figura de su buen amigo el escritor madrileño Luis Alberto de Cuenca.
Un trabajo conjunto basado en la cordialidad y en la camaradería en el que ambos genios no han dudado a la hora de invitar a otros amigos comunes repletos de talento, dando paso de esta forma a uno de los discos más brillantes que se hayan editado en este país durante los últimos años.
Tal es el caso de Gabriel Sopeña, quien se ha cargado de poner música a los versos, y de Jaime Stinus, productor de un álbum dedicado, como su nombre bien indica, a las mujeres, protagonistas integras de la temática de los poemas. Si a eso le sumamos la excelente obra pictórica con que se presenta, realizada por Fernando Pereiro, y que está prologado por Arturo Pérez-Reverte, creemos que está todo dicho.
Ante el encanto innegable de una propuesta con las características arriba anunciadas, no nos quedó más remedio que acercarnos el pasado viernes a un céntrico hotel de la capital para desentrañar todos los pormenores de esta maravillosa obra.
Allí, en un terraza del séptimo piso, nos esperaba “El Loco” para mantener una conversación que en un principio no pasó de ser una charla común entre un entrevistador y un entrevistado, o lo que es lo mismo sin gracia y sin encanto ninguno, pero que sin embargo, y a medida que avanzaba, fue degenerando en una charla en la que a cada pregunta “políticamente incorrecta”, le seguía una respuesta digna de titular, hasta casi poder asegurar que nos ganamos, por empatía, al rockero más grande que ha dado nuestro país.
Es probable que lo que a continuación repdroducimos no guste a mucha gente. De hecho diríamos que es un tipo de entrevista que no gustará del todo a nadie, principalmente por las respuestas que en ella se dan. Aunque pensándolo bien tampoco era nuestra intención quedar bien. Ni lo suyo ni lo nuestro es el decoro.
De lo que no cabe duda es que a nosotros sí que nos gusta y que hoy, cuarenta y ocho horas después del encuentro, admiramos más a Loquillo, por hablar alto y claro, por atreverse a decir lo que dice y por cómo lo hace.
Os dejamos con las respuestas de un tipo sorprendentemente cercano, crítico, inteligente y arrogante como pocos. En definitiva una estrella. Que lo disfruten.
Por fin tenemos entre manos tu nuevo trabajo, “Su nombre era el de todas las mujeres”, un disco en el que te enfrentas a los textos de Luis Alberto de Cuenca. Un proyecto que llevaba parado más de diez años. ¿Cuáles han sido las claves para que vea la luz ahora?
Yo llego a la poesía de Luis Alberto de Cuenca por un hecho muy divertido. Estando en la mili cada día me despertaban con una canción que se llamaba “Hola mi amor yo soy tu lobo”, por lo que juro que el día que encuentre al tipo que ha escrito esa letra me va a oír. Eso es lo primero que sé de él. Lo segundo es que cuando Gabriel Sopeña me presenta los textos para el segundo disco de poesía “Con Elegancia”, hay uno de Luis Alberto y me doy cuenta de que perfectamente puede ser una canción mía, por lo que decido investigar al personaje y su trayectoria. Un buen día, siendo él secretario de estado de cultura, me presento en su despacho y le digo, “tú y yo tenemos que trabajar juntos”. Por otro lado conozco a Jaime Stinus, nuestro productor, que es quien había compuesto la música de “Hola mi amor yo soy tu lobo”, por lo que me doy cuenta de que el destino me ha elegido a mí y que de ahí no puedo escapar. A raíz de eso Gabriel empieza a trabajar en un proyecto conjunto que no ve la luz. No lo hace porque no queríamos realizarlo hasta que Luis Alberto finalizara su trayectoria política y porque además teníamos otros asuntos entre manos. Llega un momento en que Gabriel reúne treinta y un poemas maquetados que hace cinco años decidimos poner en orden. Algunos están desfasados para mi edad, otros no, por lo que decido trabajar con los más afines. Hay una criba en la que quedan alrededor de dieciséis o diecisiete que son los que le pasamos a Jaime Stinus, para que empiece a trabajar con ellos. Sin fecha de caducidad, a su ritmo. Hace dos años y medio empezamos a ver la luz y nos pusimos a grabar.
Un álbum en el que recuperas la vereda de poner música a poemas que empezaste con dos de tus discos más arriesgados, “La vida por delante” y “Con Elegancia”, con la salvedad de que en esta ocasión te centras exclusivamente en la figura de Luis Alberto, amigo personal tuyo y con el que creemos que compartes ciertas coordenadas estéticas. Y además completan éste impresionante elenco Gabriel Sopeña y Jaime Stinus. No está nada mal para un chico del Clot, ¿no?
El disco llega en el momento perfecto por edad y forma. Si no hubiera pasado tanto tiempo no hubiéramos podido hacer un trabajo coral como éste. A eso hay que añadir la participación de Fernando Pereira, como ilustrador, que ya había trabajado conmigo anteriormente. Ahora mismo su nombre, junto con el de Luis Alberto de Cuenca, tanto en el mundo de la pintura como en el de la poesía, están en lo más alto. Por otro lado el trabajo de Gabriel Sopeña, ya es reconocido, y Jaime Stinus, es una leyenda de la música española. En ese sentido el disco ha llegado en el momento adecuado y en un momento de madurez absoluta.
Y encima prologado por Arturo Pérez-Reverte.
Sí, sí, hemos dado en la diana. Ya que estábamos vamos a ponerlos todos. A mí me parece increíble que esté Arturo ahí. Yo se lo sugerí a Luis Alberto a sabiendas de que eran amigos. Pensé, “si ya estamos todos, falta él”. Es la guinda. Más incorrección no puede haber en este disco, sin duda. (Risas)
Personalmente creo que os ha quedado un disco reivindicativo, elegante y muy chuleta. Podríamos decir que está hecho muy a la madrileña. Nostálgico, decadente y deliberadamente incorrecto. Un disco que tiene el sello inconfundible de Loquillo y de Luis Alberto de Cuenca.
Es un disco castizo cien por cien. Una mezcla de casticismo y de sello “British”. Ten en cuenta que Luis Alberto es un “dandi”. Eso es así. Por otro lado no se podría haber hecho el disco sin amar Madrid. Además es un poeta vivo con el que yo comparto muchas cosas. He vivido en esencia todas sus influencias. Durante todos estos años hemos visitado los lugares que pertenecen a cada poema. He sentido su barrio, me he perdido en su biblioteca, y he podido aprender un cojón de alguien que sabe mucho más que yo. Nunca fui a la universidad pero entre Gabriel Sopeña y Luis Alberto de Cuenca me han hecho ahorrarme mucho dinero.
Es un disco muy de mujeres, como bien queda recogido en el título. No deja de ser paradigmático que Loquillo, un tipo que en su día publicó un álbum como “Hombres”, se saque de debajo de la manga un disco dedicado a las féminas y a lo que son capaces de hacernos hacer con sus maravillosos encantos. ¿Es un acto de justicia poética?
Antes había hecho “Mis problemas con las Mujeres”. En los títulos las mujeres me han dado buena suerte. Creo que la vida es así. La vida y la muerte. El hombre y la mujer, son temáticas universales. Sí que es cierto que a lo largo de toda mi trayectoria hay una serie de casos comunes. Uno recuerda “Mis problemas con las Mujeres”, y se le viene a la memoria “La Mataré”, que fue un éxito planetario y que después trajo una cola inmensa de acusaciones. Y ahora, al cabo de los años, con “Su Nombre era el de todas las Mujeres”, y de la mano de un tema como “Políticamente Incorrecto”, vuelve a ocurrir lo mismo. Me parece muy curioso que se repitan tics. Eso significa que tengo un estilo propio que es lo más importante en la música.
Me gustan particularmente “La Noche Blanca”, “Farai Un Vers de Dreyt Nein”, con su toque épico, o “La Malcasada”, con una interpretación que sobrecoge por momentos, en la que queda patente que como cantante estás de largo en tu mejor momento y que has interiorizado los textos como pocas veces.
Es un trabajo de actor muy duro. La percepción de las canciones es un trabajo musical espectacular. Me da un miedo atroz lo que puede ocurrir en directo. Es un disco que cuanto más escuchas, más te atrapa. Las temáticas poco a poco se te van metiendo dentro. El tema es ahora defenderlas. Es un acojone tremendo. Es un reto. A los cincuenta la gente no se toma estos retos y yo es ahora cuando me planteo el reto mayor. Tengo que llenarme de autodisciplina y perseverancia. A partir del lunes empiezo ese reto y va a ser un trabajo muy duro.
Musicalmente hablando nos encontramos ante un álbum que sigue la estela marcada por tu anterior trabajo “Balmoral”, con el que anunciaste que comenzaba una nueva etapa para ti. ¿Cuánta culpa tiene de todo esto Jaime Stinus?
Jaime Stinus es la primera persona que entiende el personaje. Sabino ha escrito muy buenos guiones. Gabriel también ha escrito cosas de gran calidad. Faltaba un director que pudiera llevar esos guiones a buen puerto. Jaime es el director. Trabaja para un actor que tiene muchos registros y a través de ellos, tal y como decía Robert de Niro, termina haciendo el personaje perfecto. Solamente me falta llevar ese personaje que ya soy al directo. Tengo que cruzar el umbral de llevar la realización del disco a la escena.
Ahora que tocas el tema del directo. Tengo entendido que se realizarán cambios en la formación. Habrá incorporaciones, quizás Gabriel, y también alguna baja, creo que Igor Paskual se desvincula del proyecto. ¿Qué puedes decirnos al respecto?
Va a haber sorpresas ahí. Será muy divertido. Es un espectáculo distinto. Para ir a un teatro tienes que ofrecer cosas diferentes. No puedes traer las acústicas y ofrecer el mismo repertorio. Es un directo diseñado exclusivamente para teatros y para dar un paso más allá en la música de España. Tenemos que hacernos adultos en la música de éste país. Debemos dejar de jugar a ser adolescentes. El tema es que hay una división entre la canción de autor y el rock. Ahora los cantautores cada vez quieren ser rockeros, incluso se ponen gafas negras. Nos han dejado el espacio libre. Tenemos que ocupar los teatros y dar un paso más allá.
A la hora de enfrentarte a la audiencia no es lo mismo hacerlo al aire libre que hacerlo en el teatro. ¿Dónde te sientes más cómodo?
Yo me siento mucho más cómodo en un teatro porque juego al cuerpo a cuerpo. En el escenario de rock no puedo. Hay una actitud de seducción que no te deja el rock. La diferencia es que hay amplitud. De esta manera puedo mirar al público a la cara, puedo hacerle partícipe de esas sensaciones. Eso es un porcentaje abrumador que yo le gano a otros artistas.
Hace unos meses tuvimos la oportunidad de verte actuando en un teatro, concretamente en el Cervantes de Alcalá de Henares. De aquel día destacaría el momento en que apareció Gabriel Sopeña en escena y te acompañó en “La Vida por Delante”, “John Milner” y “Me and Bobby Mcgee”, fue algo realmente emocionante.
Recuerdo que con “John Milner” aquello se caía. Al hacer algo así lo que se siente es magia pura. Yo insisto en que estoy trabajando el personaje y toda su interiorización. Estoy muy excitado con eso porque me gustaría dar el paso definitivo. Tengo que trabajar duro.
Si te parece José María vamos a ir cambiando de registro. Hace unos meses veía la luz el primer disco en solitario de Igor Paskual. ¿Qué opinión tienes de “Equilibrio Inestable”?
Se ha enfrentado a sus propios monstruos y eso está bien. Él tenía mucha necesidad de sacarlos a pasear. Es su primer disco y creo que lo importantes es el trabajo que ha hecho en el estudio. Algunas de las composiciones que ha incluido tienen varios años. Yo creo que lo importante es que se ha quitado el miedo. Además es un signo de autoafirmación. Ha demostrar que no está a la sombra de papá, mejor dicho de su hermano mayor, y que también tiene su propio lenguaje. Creo que el trabajo de Igor se verá en unos años. Ahora va a publicar su primera novela también. Está buscando su sitio al igual que hice yo cuando tenía su edad. Tiene una buena referencia, ya que procuraré darle los consejos adecuados, aunque los hermanos pequeños tienden a no escuchar a los mayores, pero lo haré para que básicamente no pierda el tiempo como me ha ocurrido en muchas ocasiones. A mí hay una canción que es la que cierra el disco, “El Corazón del Hielo”, que me parece muy brillante. De todo ese trabajo que ha hecho, yo también saldré beneficiado evidentemente.
Recuerdo que la última vez que nos vimos ocurrió entre nosotros un incidente que desembocó en que nos dedicaras un artículo “Born to be Wilde”. En el mismo utilizabas una frase mía en la que definía a Oscar Wilde como “la primera estrella del rock”, en cierta medida por su afán de provocación. Y fíjate que yo creo que Igor, desde los tiempos de Babylon Chat, ha demostrado tener mucho de eso.
Tiene mucho de esa mítica de Rimbaud, Baudelaire, Oscar Wilde, tiene una extraña mezcla de todos ellos… es un personaje que podría haber vivido precisamente en ese mundo. Tiene mucho de ello.
¿Crees que esa actitud y provocación se ha perdido en el mundo del rock and roll?
Yo echo a faltar una banda de rock peligrosa en España. Nosotros con Trogloditas éramos muy peligrosos. La cosa se endulzó un poquito con Héroes del Silencio, ellos no eran tan peligrosos. Luego vino M-Clan que recuperó un poco la esencia del rock de toda la vida. Me gustaría ver una banda de chicos de veinte años que dé miedo, aunque sean exagerados, pero que de verdad den miedo.
Quizás el momento esté a la vuelta de la esquina. Parece que muchas personas despiertan después de muchos años con los brazos caídos. Vuelven las revueltas al mundo. ¿Qué opinión te merece toda esta oleada de protestas?
Me gustaría que no volviéramos a épocas pasadas. Cuando te preguntan cómo va a ser el rock en el futuro hay un amigo mío que siempre dice “pregúntaselo a los químicos”, puesto que la influencia de las drogas en la música es innegable. Por otro lado está la calle. De la misma manera que volver a la heroína me parece un error. También me lo parecería convertir las revueltas, que son un fenómeno ciudadano, en una reivindicación de tiempos políticos de hace dos siglos. Creo que puede permanecer la forma pero el lenguaje debe ser diferente. Hay una actitud ciudadana de recuperar la vida democrática, lo que no me agrada es la gratuidad de lo rompo todo para no construir nada. Se me viene a la cabeza el símil de la poesía que destruye y la poesía que construye. En ese sentido siempre estaré con los que puedan crear caminos diferentes, pero nunca al lado de los que destruyen para conseguir nada.
El 20-N, fecha conmemorativa de muertes tan significativas como las de José Antonio Primo de Rivera y Buenaventura Durruti, el resto mejor ni citarlos, dos personajes que sabemos que admiras, tenemos elecciones generales. ¿Qué crees que ocurrirá? ¿Tienes algún tipo de esperanza en nuestra clase política?
El resto de personajes están impuestos (Risas). Yo creo que es necesaria una regeneración democrática ya. El senado que se cierre o se convierta en algo que merezca la pena, como las diputaciones, porque si no para qué tenerlos abiertos. Creo que mientras no exista una ley electoral nueva, con listas abiertas, y aparte aquello famoso de un hombre y una mujer, un voto. No medio voto como pasa ahora. Mientras no se regeneren los partidos políticos o aparezcan formulas diferentes que no alcanzo ahora a ver. Si me dices ahora mismo a quién elegiría, te diría que veo a dos señores muy mayores. Alejados de la realidad de la ciudadanía que son de una generación que hizo la transición y que en vez de dar soluciones han traído problemas. Es necesaria una generación nueva con candidatos menores de cincuenta años. No olvidemos que Felipe llegó al gobierno con treinta y nueve años. Me gustaría que hubiera candidatos cuyos referentes musicales no fueran ni Loquillo ni Radio Futura, ya serían mayores. Deberían haberse hecho mayores escuchando a Los Planetas o a Ismael Serrano, por poner un ejemplo. Veo a los candidatos viejos con un lenguaje muy antiguo. Si yo, que pertenezco a una generación intermedia, voy de culo con las nuevas tecnologías como les quedará a estos. Son viejos en el mal sentido de la palabra. No me puedo creer que no haya gente de cuarenta años que no esté preparada para gobernar. Y si te vas a Izquierda Unida, ya ni te cuento. Eso parece el Politburó. Solo les falta asaltar el Palacio de Invierno. ¿No hay gente joven? ¿No hay gente en el 15-M que pueda aglutinar una nueva forma de entender la política? Yo veo esas caras y para mí es la noche del franquismo, la oscuridad.
Sigamos con la política si te parece, porque para mí la prohibición de las corridas de toros en Cataluña no es más que eso. Loquillo a ti como defensor de la cultura en sus múltiples variantes y como taurino reconocido. ¿Qué te parece la prohibición? ¿Crees que es una maniobra política para desviar la atención por parte del nacionalismo más excluyente?
Que es una maniobra política es algo evidente. Me parece que los derechos de los ciudadanos no pueden confundirse con los de los animales. Cuidadito con lo que estamos diciendo porque si empezamos así no tendremos fin. Por prohibir, prohibiremos la tortilla, el jamón y la paella. Aparte de todo lo relacionado con la cultura de los toros, porque es una cultura, mira si no lo que han hecho los franceses protegerla para que vayan autocares desde Cataluña a verlos, porque de tontos no tienen un pelo. Hay otra cosa más, que es a la que yo voy. La Monumental está en mi barrio. Yo nací a trescientos metros de la plaza de toros. Mi padre me llevaba a verlos. Para mí no es solamente que la derriben o que no haya corridas. Es algo emocional. De un plumazo todos los recuerdos de mi infancia se van a ir la mierda, porque una serie de concejales aprueban una ley que dice Barcelona antitaurina, pero son incapaces de aprobar una ley que diga que Barcelona es anticastrista. Los derechos humanos se olvidan en favor de los derechos de los animales. ¿Qué pasa aquí? Creo que hay una manera de conjugar las dos cosas, a pesar de que muchos no paguen impuestos. Si hay una feria en Barcelona, capaz de congregar a un número de público, que además los ciudadanos van o no van dependiendo de lo que crean, pues nadie les obliga, tan difícil es que diez días al año se celebre. Seamos un poco humanos, entendamos las posiciones de todos. Yo lo que veo es un sectarismo abrumador. He ido a los toros invitado por amigos míos y he tenido que escuchar que me llamaran asesino. Creo que en este país tenemos muchas ganas de pasear a los demás. Y cuando te llaman así, cuesta mucho no rebelarte contra eso. Más que una decisión política, me parece una provocación política, y eso me jode muchísimo.
¿Tienes muchos recuerdos de esas tardes de toros acompañado por tu padre?
Claro, son los recuerdos de toda mi infancia. Yo he vivido rodeado de toros toda mi vida. Vivía al lado del mercado del Clot, el lugar donde iban a parar los toros. Mi madre compraba la carne allí. Esperábamos a que llegara el domingo, porque era una de las pocas cosas que la clase obrera se podría permitir. Pagar lo mínimo y subir arriba con tu padre, porque no había para más. Son los recuerdos de entrar a los toriles al terminar la corrida, de correr y que te persiguiera tu madre… yo tengo esos recuerdos y de pronto me los quitan.
Te roban parte de tu infancia políticos que se encargan de prohibir…
Prohibir, Prohibir… ¿yo voto políticos para que se encarguen de prohibir? No. Hay que gestionar y defender las libertades de unos y otros. Buscar soluciones. De un plumazo no se puede hacer esto, puesto que crea un precedente muy grave. Tengo muchos amigos a los que no les gustan los toros y estás enfadados con éste tema porque dicen “¿y lo próximo qué va a ser?” Imagina que ahora se hiciera una recogida de firmas por parte de los que desprecian a la iglesia Católica para cerrar la Sagrada Familia al culto, para que sea solamente un monumento de Gaudi. Cuidado yo no soy practicante pero que cada uno crea en lo que le dé la gana. Y por último, para cerrar el tema, y volviendo a la prohibición de las corridas, como barcelonés me toca bastante los cojones que el cabeza de todo esto sea una persona de Buenos Aires. Yo no voy allí a decir como tienen que vivir. Eso me molesta. Es mi barrio. Estamos llegando a una locura de tal nivel que si no me gusta algo lo voy a prohibir, y vengo aquí y quiero que esto sea como mi pueblo. Pues vete a tu pueblo (al unísono). Yo respeto la ideología de todos, el sentir de cualquier persona, y si hay enfrentamiento creo que hay que buscar soluciones de consenso, no tirar por el camino de en medio. En éste país somos especialistas en tirar por ahí y así nos ha ido. No podemos repetir ciertos errores.
Los mismos políticos que se han encargado de cargarse la “Barcelona Ciudad” que reflejas en tu última novela.
En Barcelona ciudad hay un lugar que es la Avenida de la Luz que ya no existe. Tampoco existen los chiringuitos de la Barceloneta, donde iban las familias obreras a comerse las paellas, ahora hay restaurantes caros. Después Montjuic que era el parque donde iba la clase obrera a pasar el domingo con la fiambrera porque daban espectáculos gratis, también se lo han cargado. Han eliminado la Barcelona popular, la han liquidado. Han abierto Barcelona al mar para poner un hotel delante. Ahora bajas por las Ramblas y no ves el mar. Yo soy barcelonés y no me imagino esto en Madrid. Si Madrid se carga el casticismo, apaga y vámonos. Las metrópolis no pueden parecerse unas a otras, deben tener signos de identidad propia
¿Habrá una tercera novela recorriendo tu vida y la de tu ciudad en la que hables de todos estos hechos que están ocurriendo en tu ciudad?
Pues no lo sé. Cuando estoy en un proyecto me gusta meterme hasta el fondo. Lo que tengo ahora entre manos es demasiado contundente. Además estamos preparando un disco coral con Igor que va a ser una vuelta de tuerca a todos. Con estos dos proyectos no tengo tiempo para nada más. A veces duermo. (Risas)
Otro asunto polémico. Después del escándalo que ha salpicado la SGAE ¿Cómo crees que debería refundarse éste ente?
Creo que tiene que haber una gestora ajena a la SGAE de profesionales. Los trabajadores de la SGAE siguen haciendo su trabajo. Hace falta una dirección de gestores por un lado y por otro una gestora, como ocurre en los bancos, con representantes de cada partido político, precisamente para que haya un control sobre ella, para que esté despolitizada. La SGAE ha estado politizada los últimos treinta años totalmente. Por otro lado creo necesario que se llegue hasta el final en la investigación. Yo lo dudo. Creo que habrá una refundación con amnistía desde dentro, como ocurrió en la transición española. No se van a pedir cuentas. No me gusta esto, pero lo asumiría siempre y cuando salieran los nombres de las personas que han robado. Me gustaría meterlos en una plaza, llevarles al centro y quitarles lo galones, las medallas, por haber traicionado a sus compañeros. Degradarles. Eso sería justicia poética, lo que ocurre es que yo soy muy épico y eso no va a ocurrir.
Para terminar una última cosa. Antes hacías referencia a un proyecto común con Igor Paskual y no sé si te referías a un disco que ronda desde hace tiempo y que estará orientado hacia el sonido garajero. ¿Qué puedes adelantarnos del mismo?
Ese será el siguiente paso. Lo que ocurre es que los nombres de los colaboradores de ese disco son muy potentes y prefiero tenerlos guardados hasta que lo echemos a andar. De momento estamos en una primera fase.
Por: Javier González.