Caída y Renacer de Richard MelvilleCon un inicio de profunda electrónica celestial (“Broken places”) abre Moby su disco Destroyed. Estamos ante una obra que repasa el presente que vive Richard Melville Hall a modo de diario personal (retratado a través de material fotográfico incluido en el disco), descubrimos aquí a un artista en plena madurez musical que se plantea una reflexión íntima, fruto de la autocrítica sobre su carrera, su evolución musical y su auge y caída del pedestal musical por parte de la crítica.
Encontramos así mismo la búsqueda de una nueva vía que logre separarle de la alargada sombra creada por aquellos míticos discos (Play, 1999 y 18, 2002) que le erigieron como gurú de la música electro-pop y que ya trató de abrir con su anterior disco (Wait for me, 2009). Sin embargo, ahora se propone esta búsqueda a través sonidos más minimalistas y profundos (al menos en la primera parte del disco), pues Moby se reencuentra con la supremacía de los sintetizadores, las frases repetitivas de carácter crítico (empleándola unas veces como bases electrónicas (“It's gone” en la canción “Rockets”) y otras como un pesado martillo que quiere marcar contundentes conceptos en nuestro cerebro (“I was the one when you needed love” en el caso del corte “Be the one”)), que se conjugan a menudo con la recuperación de melodías y samples más clásicos (The day, Lie down in the darkness) que son tratados ahora desde una visión más oscura y apagada, que acaba por relegar a las guitarras a un segundo plano (cuando estas aparecen).
En esta ocasión, Moby apenas intenta crear hits que puedan arrancarte a la pista de baile o servir de acompañamiento a cualquier spot publicitario, pues la alegría y viveza de obras anteriores ahora se ha ido diluyendo bien en un sentimiento mas chill-out y ambiental que trata de alcanzar una esfera más profunda (Victoria Lucas, Stella Maris) o bien en un intento por volcar toda su ira y potencial electrónico en temas que a modo de BSO podrían acompañar al desenlace de cualquier blockbuster de acción (After, Blue Moon), lo cual acaba descontextualizando en parte al disco.
Sin embargo el final es poético y épico (rozando lo barroco por momentos), pues Moby recupera el piano, los vientos, las cuerdas y la percusión electrónica, tejiendo a modo de director de orquesta un discurso-epitafio que nos emplaza al fin de una etapa vital personal y al renacer de un incierto ciclo musical, a través de temas como The Violent Bear It Away o When You Are Old.
En cuanto al futuro de Moby, ninguno sabemos cuál será o en que puede derivar, pero en cuanto al presente si podemos afirmar que este décimo disco ha sacado de él un sentimiento de crítica y rabia hacia su música, figura y tratamiento por pate de los medios, que convierte a Destroyed, fuera de sí es mejor o peor, en una decisión arriesgada que obliga a todo aquel que alguna vez se ha visto ligado a su figura a darle una oportunidad.
Por: Rubén López
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*La Riviera, Madrid, jueves 14 de noviembre de 2024. *
*Texto y fotos: Jorge Bravo “El Gurú”. *
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