Hoy volvemos la vista unos cuantos años atrás con el firme propósito de hablar de dos pequeñas obras que llegaron no hace demasiado tiempo a nuestra redacción, y que creemos que merecen la pena ser comentadas.
Se trata de un par de libros que llevan la firma, el sello y la peculiar pluma de un buen amigo de esta web, ese no es otro que Kike Babas, crítico musical, escritor, manager, cantante, entre otras muchas cosas, pero sobre todo personaje sin par en la escena de la música underground madrileña, quién hace unos años tuvo a bien publicar un par trabajos como son “El Engranaje de las Mariposas” y “Días de Speed a falta de Rosas” , textos de los que tuvimos noticia hace tan solo unas semanas cuando aparecieron de improviso por nuestra redacción.
Degustados y leídos con sorprendente avidez, hemos de confesar que despertaron nuestra curiosidad, alejando cualquier atisbo de indiferencia, gracias, en gran medida, a estar escritos en un tono cercano, cotidiano y, hasta por momentos, tierno, además de por lo adictivo del realismo crudo, el de la propia vida, que emplea en ocasiones el de Hortaleza y que da que pensar durante muchos pasajes de la lectura acerca de la condición humana.
“El Engranaje de las Mariposas”, contiene tres relatos cortos, “Las grandes cosas”, paradójico título para un texto que habla de un día cualquiera en la vida de su enamorado autor, “Zugarramurdi”, una historia sobre brujas contemporáneas, y “Nos están creciendo las alitas”, el que sirve de eje vertebrador por ser el de mayor extensión, que es una crónica apasionada en la que el músico madrileño dedica a la que por aquel entonces iba a ser y ahora es su hija mayor, Iure.
Un texto que nace en el cuarto mes de gestación de la pequeña, es en ese momento en que Kike se aventura a hablar a su pequeña de la realidad que le ha rodeado a él y que le rodeará a ella en no mucho tiempo. Transitando con igual acierto por lo puramente emocional, consiguiendo erizar el vello en algunos pasajes del relato por el inmenso amor que desprenden sus palabras, pero revistiendo al asunto en muchos pasajes de una cotidaniedidad casi vulgar, al no omitir detalle sobre vicios y virtudes de muchos de los protagonistas que aparecen en las distintas páginas, logrando de esta manera humanizar a las personas en una imagen real y sin edulcorar, mostrando lo que es el día a día en un barrio de nuestra ciudad.
Una suerte de legado paterno que quedará para la posteridad de Iure, y de todo aquel que se acerque a leerlo, puesto que emociona y convence por lo sincero y por lo que tiene de enseñanza sobre el mundo en general, observado desde el prisma de quién mucho ha vivido.
“Días de Speed a falta de Rosas” es, como su nombre indica, un recorrido poético, canalla, nocturno, decadente y, sobre todo, lisérgico, a través de esa droga, de la que el Babas se nos ha presentado en alguna ocasión como gourmet confeso, que es el Speed.
Una colección de versos, apoyados en esta ocasión en las ilustraciones de su buen amigo Ramone, haciendo bueno el refrán de más vale una imagen que mil palabras, en los que repasa los mejores y los peores momentos que se viven con la sustancia prohibida en el cuerpo. Grandes logros y enormes miserias quedan retratados en pocas palabras, y en demasiados hechos.
Situaciones reales que son producto de algo irreal como la droga, algo que nos hace más sociables, más altos, más guapos y nos aporta una confianza efímera que dura lo que dura, pero ni un segundo más. Historias de personajes, anónimos o no tanto, en esta colección sale a relucir su famosísima Chari, a la que también le dedica una canción en su último álbum junto a La Desbandada, con, a buen seguro, muchas virtudes pero sobre todo con un vicio común, el Speed.
En definitiva dos interesante trabajos con los que podrás seguir ahondando en la peculiar personalidad de Enrique Suárez Caicedo, uno de los tipos más interesantes que transita por la escena rock capitalina.
Por: Javier González.
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