“Somos una excepción, algo único, y dudo que hayamos creado ninguna escuela”
Pues sí, así es, ellos son la gloriosa excepción, tal y como reza el titular que hemos extrapolado de una cuestión que hace referencia al barrio de Malasaña, un lugar de la geografía urbana de nuestra ciudad particularmente vinculado a la historia de uno de los grupos underground más importantes de la música de nuestro país. Por supuesto que estamos hablando de los madrileños Sex Museum.
Una banda personal, única e inimitable, que tuvo a bien nacer a mediados de los años ochenta en ese céntrico barrio de la capital, y que se ha perpetuado hasta nuestros días merced a algo tan atípico en el panorama como es la actitud. Porque si algo podemos loar de Sex Museum, más allá de la calidad incuestionable de cada uno de sus trabajos, es la sinceridad y la actitud con la que han sabido sobrevivir en un mundo tan perro como el de la musica. Sin retroceder ni un paso, sin la necesidad de apuntarse a ninguna corriente o modas. Simplemente siendo ellos mismos y haciendo lo que les venía en gana a cada momento, en una carrera que lleva desarrollándose más de dos décadas y que ha logrado inspirar el respeto de la crítica especializada y de un público, que si bien no es mayoritario, les defiende a ultranza hasta rozar con sus argumentaciones una militancia llena de orgullo.
Hace unos meses vio la luz el que hasta la fecha supone su último trabajo en el mercado, el más que notable “Again & Again”, desde ese instante empezamos a dar forma a una entrevista que, por diversos factores, se ha demorado en el tiempo más de lo deseado. Finalmente, semanas atrás, nos pusimos en contacto con Marta Ruiz y Fernando Pardo, para hacerles llegar un cuestionario que finalmente ha sido contestado con gran interés por este último. Para nosotros, la gente que hacemos posible “El Giradiscos”, es un honor dejaros con las respuestas de un mito del rock madrileño.
Hace unos meses vio la luz el que hasta la fecha representa vuestro último trabajo, “Again & Again”, después de cinco años sin que entrarais al estudio para grabar nuevo material, concretamente desde “United”, aunque es cierto que entre tanto vio la luz “15 Hits That never Were”. ¿Por qué habéis estado tanto tiempo sin grabar nuevas canciones?
Estábamos ocupados con todo el trabajo que nos daban Los Coronas estos últimos años y a la vez viendo que paso íbamos a dar con el siguiente disco de Sex Museum. Nosotros hacemos las cosas de una manera artesana y cuando las cosas nos van bien por un lado tenemos que frenar un poco por el otro. El buen funcionamiento de Los Coronas nos obligó a frenar un poco el desarrollo de Sex Museum.
¿En qué momento comenzaron a surgir las composiciones que han hecho posible “Again & Again”?
A final del 2009 empezamos a sacar algunas canciones, pero el empujón fuerte llegó a principios del 2010. Fuimos rechazando la mayoría de ellas después de haberlas montado y estructurado porque nos llevaban a lo que habíamos hecho en los discos anteriores. Después del verano de 2010 empezamos a trabajar en una dirección que nos dejó a todos más contentos y empezamos a dar forma a “Again and Again”. Fue bastante complicado porque el camino que elegimos no era el que a todos nos parecía bien, por lo que tuvimos que elegir un incómodo camino común que no todos vimos de igual manera.
Debo confesar honestamente que me parece que os habéis sacado otro discazo de la manga, y ya son muchos los que contemplan vuestra discografía. Un trabajo que redunda en el sello de fábrica Sex Museum que consiste en una acertada mezcla de psicodelia, garaje y hard rock setentero, todo ello presentado con gran precisión y energía. Quizás la principal diferencia que se observa es que por momentos se anuncia una progresiva bajada en el pistón de la velocidad. ¿No sé si estaréis de acuerdo con la afirmación? ¿A qué responde este hecho?
Cambiar la velocidad por otro tipo de intensidad es lo que más nos ha costado conseguir, pero hasta que todo el grupo no tuvo esto claro no empezamos a trabajar en el disco. Queríamos más peso, para trasmitir con las velocidades un poco menos altas y que brillara más la voz. Hemos sacado un buen montón de discos y esta vez queríamos dar un paso, sin variar ni la esencia ni el sonido del grupo, simplemente cambiando o bajando algunas velocidades y dejando la guitarra un poco atrás, integrándola a la base rítmica, para que la voz y el órgano tomaran un mayor protagonismo.
El disco engancha desde el principio gracias al rasgueo de guitarra inicial de “I´m Falling Down”, y al peso del órgano de Marta, un elemento que, como comentas, cobra más protagonismo en este álbum que en trabajos anteriores. A partir de ahí se enfila una cuesta abajo que te lleva a descubrir canciones como “Some other Bar”, o las rockeras y descarnadas “Let Me Go Home” o “Save Your Soul”, por citar unos ejemplos, en un recorrido que muestra bien a las claras lo que es Sex Museum hoy en día. ¿El parón creativo de la banda ha podido influir para que hayáis reposado las composiciones y por eso “Again & Again” sea uno de los mejores discos que habéis editado hasta la fecha?
Es probable que este parón, junto con el hecho de estar tocando más de la mitad de la banda constantemente con Los Coronas, haya hecho que tratemos de hacer esta vez las cosas de otra manera, o quizá esto nos ha hecho ver otra forma de hacer las cosas. Con este disco hemos tratado de mantener lo que tenemos, dándole fondo y de crecer en una dirección en la que la parte más lírica o melódica brille de formas especial. Ahí es donde la voz y el órgano han tomado más protagonismo. También hemos intentado quitar el máximo de presión en todos los niveles en los que nos movemos, especialmente al hecho de grabar un disco, pretendemos que sea algo tan natural como dar un concierto, que puedas preparar en una semana o dos y grabarlo en la siguiente para seguir en movimiento. Muchas veces perdemos tanto tiempo preparando discos que no compensa, demasiado tiempo para lo que se consigue con ellos. Eso se lo pueden permitir otro tipo de bandas con más apoyo de sus compañías o repercusión.
Humildemente creo que además en este disco habéis incluido una canción que se encuentra entre lo mejor de vuestro cancionero. Estoy hablando de “Keep Running”. ¿De dónde surge una joya como esta?
Tanto Marta como yo hacemos montones de canciones entre disco y disco, a veces para posibles proyectos paralelos y a veces para intentar utilizarlas con Sex Museum. Esta era una de las canciones que más tiempo llevaba compuesta y sin utilizarla y cuando empezamos a bajar las velocidades y a darle otro aire a algunas canciones vimos la ocasión de utilizarla. Al final nos ha costado decidir que aire o ambiente le dábamos, y según íbamos acercándonos a algo que nos gustaba, mas íbamos descubriendo el sonido y la apertura de actitudes para este disco. Una de las cosas que me gustan de Sex Museum, y más despistan a quien no nos conoce bien, es que en nuestro universo musical entra desde el proto-metal más bestia a las baladitas de teenager atormentado moñas.
Por cierto, ¿Cómo ha sido recibido en el seno de la banda el éxito que estáis teniendo algunos componentes de la misma con Los Coronas?
Genera ciertas tensiones, pero de la misma manera desde Sex Museum hacia los Coronas como de Los Coronas hacia Sex Museum. Es normal, aunque queramos evitarlo somos tan celosos y envidiosos como cualquier artista con algo de creatividad.
Suponemos que dicho éxito habrá retrasado inevitablemente algunos proyectos que iban a aparecer bajo la etiqueta Sex Museum y no sé si eso ha generado cierto malestar.
Sí, la verdad es que ha generado cierto malestar. Pero creo que a estas alturas estamos en una situación en la que no podemos vivir los unos sin los otros. Es una relación muy intensa y volátil que milagrosamente sigue adelante pese a todo.
Hace algunas semanas distéis un conciertazo en la Sala “El Sol” con un público totalmente entregado y en el que demostrasteis que pocas bandas nacionales e internacionales están a la altura de vuestro directo. ¿Os consideráis uno de los grupos de la escena alternativa con mejor directo?
Eso es algo tan relativo que no me atrevo a contestar. Nos trabajamos el directo constantemente, revisamos las canciones, miramos a ver cómo funcionan los órdenes, los grabamos y los escuchamos en la furgoneta de manera bastante crítica y eso se tiene que notar cuando tocamos. Pero en la música todo es una cuestión de gustos y estados de ánimo, y lo que a alguien le parece el mejor concierto del festival a mí me suele parecer una mierda de estafa en la que miles de personas asisten extasiadas a una nueva revisión del “Traje nuevo del emperador". Cuestión de gustos y algo muy personal.
Siempre me ha llamado mucho la atención la historia de Sex Museum, por el momento y el lugar en que aparecéis, por haber sido capaces de crear una escena con la ayuda de unos pocos grupos y por haber mantenido siempre el timón de una carrera repleta de dignidad sin haber abandonado nunca el estatus de grupo “underground”. ¿Con el paso del tiempo que recuerdos tenéis de aquella mítica segunda mitad de los ochenta en que un nuevo Madrid, alejado de las luces de la movida, comenzaba a nacer, y cuyo epicentro era el barrio de Malasaña?
Los recuerdo como tiempos salvajes y excitantes, muy intensos y en los que los vínculos que creamos entonces fueron imposibles de crear más tarde. Coincidió que era el final de una España y el principio de otra. Un período en el que ser joven era como ser invisible, nadie te prestaba atención porque todo el mundo estaba demasiado ocupado en la transición a la democracia. Con 15 años prácticamente podías vivir en la calle, en un mundo paralelo al que vivían nuestros padres, y nadie te molestaba, eso fue lo que marcó la diferencia. En Malasaña nos juntamos unos cuantos que buscábamos otro Madrid más crudo que el que había o al que nos llevaba la movida madrileña. Madrid es una ciudad muy conservadora y nos apetecía crear un poco de caos salvaje que nos protegiera de la aburrida vida de ciudad de provincias castellano-manchega que es lo que es básicamente. Malasaña nos parecía un oasis en el centro de Madrid, aislado de toda esa realidad y aquí nos refugiamos.
Sabemos que seguís frecuentando el barrio con asiduidad. ¿En qué ha cambiado, ya sea para mal o para bien, el ambiente, especialmente musical, de esa parte de nuestra ciudad?
Seguimos viviendo en él, paseando al perro en el dos de mayo, frecuentando los bares y haciendo vida social, la verdad es que me costaría vivir en Madrid si no fuera en el centro. Pese a todo ha cambiado un montón; se ha convertido definitivamente en un barrio de ocio, de borrachera de fin de semana y eso acaba con cualquier forma de desarrollo cultural de un barrio. Pese a todo hay movimiento, casas ocupadas y vida en la calle, especialmente de día. Por la noche se ha acabado convirtiendo en un barrio temático de borrachera y botellón.
En lo musical todo se ha ido diluyendo y ha acabado siendo igual que cualquier otro lugar de Madrid, con muy poco r’n’r. Y el poco que hay es más cercano a lo Porretas o a Rosendo que a nosotros. Somos una excepción, algo único, y dudo que hayamos creado ninguna escuela.
Compartíais cartel y cervezas con bandas como Los Enemigos, Pleasure Fuckers, Desperados y un largo etc… ¿A qué compañeros de viaje de aquellos años reivindicarías con más orgullo? ¿Por qué?
A los Pleasure Fuckers, sin duda. Por Kike, Norah, Mike, Barnaby... por todo. Son los únicos que tenían una visión parecida a la nuestra y los que menos han trascendido. De cualquier manera en la Malasaña que viví de mediados a final de los 80 reivindicaría a algunos personajes más que a grupos: al Macanas y Alvoroto de los Elementos, Turmix, Santi Agapo, las Sex Tatoo, Pablo de la Cruz, Lagarto, El Pali, Carlos Abraxas..., un montón de gente anónima que dieron sabor y vida a toda esa época. Los grupos éramos el escaparate de lo que ocurría hacia afuera pero lo que daba la vida y lo hacía peculiar era gente bastante interesante y creativa pero desconocida fuera de ese contexto.
¿A qué respondió el progresivo endurecimiento en las coordenadas sonoras en que os movíais?
Al empezar con el grupo y a gravitar alrededor del Agapo, pensábamos que por fin en Madrid habíamos encontrado un lugar en el que nos juntábamos gente con una visión igual de salvaje y fuera del rollo musical de la capital, de las compañías multinacionales, del mamoneo de los managers, la prensa musical... Un rollo de orgullosa independencia.
Pronto descubrimos que casi todos los grupos junto a los que estábamos no pretendían otra cosa que su trozo del pastel y que no aspiraban a otra cosa que a fichar por una compañía grande. Querían ser el siguiente escalón de algo que nosotros detestábamos, así fuimos alejándonos de casi todos nuestros compañeros de viaje iniciales y empezamos a endurecernos y radicalizarnos en nuestras posturas. Nunca hemos sido parte del juego, ni lo hemos pretendido ni nos apetece lo más mínimo.
También os hemos respetado siempre porque nos habéis parecido un grupo que siempre se ha movido a la contra. Sin enmarcarse en un rollo concreto, sin ser sectarios de ningún tipo de estilo musical, lo que en su día os granjeo problemas, y sin haber plegado velas frente a la industria musical en ningún momento. ¿Cómo se consigue permanecer más de veinte años en el mundo de la música de esta manera?
Viviendo a nuestra bola, sin tener demasiadas referencias externas, poca radio, poca tv y poca prensa musical. Cuando los ochenta explotaron con toda su plenitud nosotros nos aislamos de los pantalones bombachos, las hombreras y los colores fosforescentes. Aprendimos a hacerlo y desde entonces seguimos igual, a cientos de kilómetros de la vía principal. En nuestro mundo conviven perfectamente Black Sabbath con Camarón, o AC/DC con Adriano Celentano o Los Who con la ELO, pero a nuestro ritmo y en el momento que nos resulta atractivo.
No solemos dejar que nadie nos imponga que nos debería gustar para estar al día y sentirnos integrados en la moda de cada momento. Yo personalmente detesto sentirme en la misma onda que la masa, me hace sentirme estúpido y que no me esfuerzo suficientemente en abrir mi propio camino. Eso es realmente lo único que tengo como alguien que se dedica a alguna forma de arte: el derecho y la obligación de abrir mi propio camino y desarrollarme en él, por mediocre que pueda resultar.
¿Qué opinión os merece la crítica musical? ¿No os parece que en ocasiones se está dejando de lado el verdadero rock and roll para elevar subproductos de tercera que tienen muy poco que ver con él?
En Europa el r’n’r casi no tiene repercusión en la prensa musical especializada, a no ser que esté relacionado con una modelo, una antigua presentadora de Disney, una actriz o algo del estilo. Creo que la prensa musical se ha convertido en un asunto que tiene más que ver con la moda y las tendencias extra-musicales de cada momento que con la música en sí.
Malcolm Mclaren se supo aprovechar de la gran estafa en que se había convertido el r’n’r a mediados de los 70 para promocionar su tienda de ropa y su visión de la moda y lo consiguió gracias a la repercusión de los Sex Pistols y punk del 77 - multinacionales de por medio -, pero a cambio el r’n’r perdió toda su credibilidad y frescura y a partir de entonces se convirtió definitivamente en un negocio. Desde entonces por suerte o por desgracia no hemos tenido otra cosa que revivals, revisiones y poses postizas de tíos con problemas de autoestima y medicados por culpa de sus adicciones a las drogas o al sexo.
En el fondo no me extraña que la prensa pase del r’n’r. Hubo un momento que el grunge parecía que iba a cambiar todo esto, pero la prensa inglesa se cabreó con Mudhoney y el r’n’r volvió a las catacumbas definitivamente.
Por último y para finalizar. ¿Qué queda de aquello chicos o de aquel grupo de orientación mod que fuisteis en los principios de Sex Museum?
La música y el espíritu, los montones de amigos, toda la referencia a la música negra de los 50 y 60, y el hecho de que estemos más cerca del mundo de las Scooters que del de las Choppers. Mientras la gente a nuestro alrededor estaba entregada a Iron Maiden o a los Dire Straits, nosotros estábamos con Los Who, Small Faces, Los Creation, los Jam, o los Chords. Esto marca una diferencia para el resto de tu vida y más que por lo musical, por el compromiso y el sentimiento de unidad con otro puñado de deshubicados que sientes parte de tu familia.
Por: Javier González.
Fotos: Paola Bragado.
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