“Mis canciones son artificios hechos con un propósito: emocionar”
Hacía mucho tiempo que no teníamos noticias de José Ignacio Lapido, concretamente desde aquella lejana noche del mes de Diciembre en que acudimos a la presentación en nuestra ciudad del que hasta la fecha es su último trabajo, “De Sombras y Sueños”, en una céntrica y abarrotada sala “El Sol”. En aquel mismo instante nació una deuda con todos nuestros lectores.
Había que someter al granadino a un nuevo interrogatorio, para que nos desvelara todos los pormenores de este disco. Poco antes de que el mismo viera la luz conseguimos que nos respondiera a un breve cuestionario anticipando algunos temas. Pero ni por esas vimos saciada nuestra sed. Desde “El Giradiscos”, como los fieles correligionarios del maestro que somos, siempre tuvimos presente que sería necesario realizar una entrevista en profundidad para saber más del gran José Ignacio.
Ahora meses después podemos descansar tranquilos. Ya están aquí las respuestas que este genio granadino nos ha hecho llegar. De nuevo un mito del rock de este país en nuestras páginas. Con todos ustedes Lapido, sin duda uno de los tipos más grandes e interesante de nuestro rock. Que lo disfruten.
Hace ya algunos meses que vio la luz el que es hasta la fecha tú último álbum de estudio, “De Sombras y Sueños”. Con la perspectiva que concede el paso del tiempo y a la vez la oportunidad de haber rodado en directo las canciones. ¿Qué valoración general haces del mismo?
José Ignacio: Un disco sufre varias cribas a lo largo del tiempo. Primero, la del autor al elegir unas canciones determinadas y rechazar otras. Luego, cuando las ensayas con la banda, algunas otras se quedan en el camino. La tercera criba viene en el estudio, allí se cambian cosas, se modifican arreglos y se desechan temas también. Cuando está terminado y editado lo interpretas en directo y te das cuenta de que unas canciones funcionan mejor que otras sobre un escenario. Pasan los meses, vuelves a poner el disco en el reproductor y observas como va envejeciendo lo que grabaste no hace tanto. Dicho esto te diré que sigo tocando en directo 11 de las 13 canciones que grabé para este disco y que me da la impresión de que estos temas van a tener una buena vejez, mejor incluso que la mía. Por lo tanto estoy razonablemente satisfecho.
Debo confesar que en primera instancia no me agrado tanto como tu anterior entrega, el más que notable “Cartografía”, sin embargo a medida que van cayendo las escuchas, no tengo muy claro cuál de los dos trabajos me gusta más. ¿Crees que este es un disco de escucha más reposada qué cualquiera de tus demás álbumes?
José Ignacio: No sabría decirte si más o menos que los anteriores. Lo que sí sabía antes de que se editara es que algunas de las canciones que hay en el disco son de esas que no revelan su potencial hasta después de varias escuchas. A mí me pasa con algunos clásicos del rock. Eso no es bueno ni malo, está claro que hay melodías más fáciles y otras más oscuras. No todo tiene que ser inmediatez. El término ese tan utilizado en música pop: “frescura”, para elogiar una grabación, creo que está sobrevalorado. Fíjate en los vinos, si sólo valoráramos la frescura y la inmediatez, los crianzas, reservas y gran reservas no los querría nadie, sólo beberíamos mostos del año, que son vinos frescos. En rock pasa lo mismo. Espero que mi disco, en el futuro, se convierta en un gran reserva del 2010.
De lo que no cabe duda es de que José Ignacio Lapido ha dejado a un lado su punto más rockero e inmediato, aunque hay cortes como “Lo Creas o No” o “Algo Falla” que podrían hacernos entablar un debate sobre si esa afirmación es adecuada, para dar paso a un trabajo en el que predominan los medios tiempos. ¿A qué responde ese hecho? ¿No sé si tendrá que ver con que con el paso del tiempo dejamos la inmediatez de lado para hacernos más intensos?
José Ignacio: Me remito a la disertación enológica que te acabo de dar. En cualquier caso la intensidad es un concepto que tengo muy en cuenta en mis grabaciones. Y he de decir que no está reñida con un tempo menos acelerado. Una canción lenta puede ser incluso más intensa que una muy rápida. Lo he dicho otras veces: las canciones son muy hijas de puta y quieren que las vistas de una manera determinada, no como tú quieras sino como ellas pidan ser arregladas. Si piden guitarras acústicas, la vas a cagar si le pones eléctricas, y al contrario. Hay que saber escuchar cada canción para saber qué ropa le viene mejor.
Hay varias cuestiones que llaman la atención al enfrentarse al disco. La primera de ellas es que hayas dejado la producción en manos de Paul Grau. Supongo que en un intento de alejar el sonido del mismo de tus anteriores grabaciones. ¿Estoy en lo cierto?
José Ignacio: Pensé que había llegado el momento de dar un pequeño giro a la sonoridad de mis grabaciones. Hasta este último yo he grabado todos mis discos en solitario en el mismo estudio: Producciones Peligrosas, con los técnicos que allí hay, JASS, Carlos Díaz y Pablo Sánchez. Creía que en cierta manera había agotado las posibilidades, aunque no excluyo volver a grabar allí. Entonces mis músicos, que tienen una banda propia llamada Jean Paul, me hablaron positivamente de Paul. Yo mismo lo vi trabajar cuando colaboré en un tema de Jean Paul de su primer disco. También me hablaron bien de él mi hermano Víctor, que ha grabado allí con Lagartija y Antonio Lomas. En fin… que me decidí a poner mis canciones en manos ajenas por primera vez en un montón de años. Desde el 93, año en que grabé con 091 “Tormentas Imaginarias” no contaba con un productor. Creo que la experiencia ha sido positiva. Paul Grau es muy trabajador y tiene mucho oficio.
También te has hecho acompañar de algunos amigos todos ellos primeras figuras de la música de nuestro país como Quique González, Eva Amaral o Miguel Ríos, todos ellos fans confesos de tu música. ¿Cómo fue el proceso de seleccionar una canción para cada uno de ellos y qué se siente al estar rodeado de gente con tanto peso en la industria musical?
José Ignacio: Una vez que tuve el repertorio se nos ocurrió la idea de que hubiera colaboraciones en el disco. Llamé a algunos amigos y estos aceptaron sin saber qué canción iban a cantar, lo que dice mucho de su generosidad. Que músicos de esa talla acepten poner su talento al servicio de mis canciones merece agradecimiento por mi parte. Los llamé porque eran amigos y porque estaba convencido de que iban a aportar algo bueno al disco, como así ha sido. La selección de canciones fue fácil en el caso de Quique, creo que podría haber cantado cualquiera. Con Eva fue más complicado porque muchas canciones están escritas, como es normal, con los verbos conjugados en masculino y no queda bien que una mujer cante diciendo, por ejemplo, que está “harto” y no “harta”. Al final pensé que “Doble salto mortal” era la adecuada, y he de decir que ha hecho una gran interpretación. Juan Aguirre y yo coincidimos en nuestra pasión por los Byrds y le pedí que hiciera algo con guitarra de 12 cuerdas, que la toca muy bien. La colaboración de Quini Almendros es la tercera vez que se produce con el pedal steel. Es un virtuoso. Y con Miguel Ríos pues… era complicado darle una canción que estuviera a la altura de su leyenda. Se la pasé cantada por mí con una guitarra acústica solamente y le encantó. Menos mal. La interpretó conmigo en la presentación de disco en Granada. Fue todo un honor.
Hablando de Miguel, ¿te crees verdaderamente lo de su retirada definitiva de los escenarios?
José Ignacio: Si lo dice él, ¿por qué no habría de creérmelo? Se retira de las grandes giras programadas, pero él es músico y aunque quiera no puede dejar de serlo. Seguro que se sigue subiendo a algún escenario puntualmente parta defender alguna causa que a él le parezca justa. Y me parece bien.
Volvamos a “De Sombras y Sueños”. Es en palabras tuyas un álbum que nace del “hastío”, con una temática cercana a otros de tus trabajos, con la salvedad de que en este se empieza a ver una luz al final del camino, sin embargo me llamado la atención el corte número ocho del álbum. Estoy hablando de “Cansado”, al escucharla en tu presentación en Madrid del pasado mes de Diciembre, reparé en que la letra me parecía muy autobiográfica, como por otra parte creo que son casi todos tus textos, pero con ella me surge una duda. ¿De qué está cansado Lapido?
José Ignacio: Mis canciones no son autobiográficas, por lo menos en el sentido de guardar relación con hechos realmente sucedidos y dar fe de ellos. Mis canciones, como creo que sucede con infinidad de objetos y creaciones artísticas, son artificios, en este caso inmateriales, hechos con un propósito: emocionar. Lo he dicho otras veces: son bellas mentiras. Lo que sí es cierto es que lo que escribo en mis canciones, aunque no me haya sucedido a mí, podría suscribirlo, asumirlo y/o defenderlo. En la canción que dices, “Cansado”, el sentimiento del que se habla es real. Durante la preparación del disco llegué a un momento de bloqueo y saturación. No veía la salida a ninguna de las melodías que tenía a medio acabar y eso se traslada a tu percepción de la vida. De ahí nació “Cansado”. Cuando digo “El hastío se aferra las palabras, ya es mañana y yo vuelvo a estar… cansado”, lo digo porque así lo sentía.
Humildemente en un encuentro que tuvimos hace algún tiempo me pareció que la situación de la industria musical y de las discográficas no eran muy de tu agrado, supongo que este es un hecho motivado por la difícil situación que te has encontrado con muchos de tus trabajos en las mismas. ¿Cuál es la situación actual de Pentatonia? ¿Te has planteado editar los discos de otros artistas?
José Ignacio: Pentatonia sigue igual que antes. Fue un sello que creé en 2005 para editar mi disco “En otro tiempo, en otro lugar”. Y lo creé porque no hubo ninguna compañía que quisiera editarlo. Ante esa situación cabían dos posturas: quedarme en mi casa esperando una oferta que nunca iba a llegar o hacerlo por mi cuenta. Al final, la solución que escogí ha demostrado ser la correcta, o la menos mala, porque la industria discográfica está en proceso de liquidación. El otro día salió en la prensa que Warner ha sido vendida a un ricachón ruso. EMI es propiedad de una firma de inversores y también quieren venderla por las grandes pérdidas que tiene. En cambio Pentatonia sigue a flote, lo que no quiere decir que esté abierta a otros artistas, no porque no quiera sino porque no tengo tiempo ni dinero para hacerlo.
Hace unos meses Loquillo, en su última actuación en Granada, tuvo unas palabras de reconocimiento para tu figura, e incluso creo que te dedicó una canción de su último álbum de estudio, “Balmoral”, titulada “Memoria de Jóvenes Airados”. ¿Qué te pareció el gesto del Loco? ¿Qué opinión te merece su carrera discográfica y sobre todo, sus últimos trabajos?
José Ignacio: Sí, estuve en ese concierto: me invitó su manager, José Lapuente, un buen amigo al que conozco desde hace muchos años, cuando era cantante de los Proscritos, una gran banda de Binéfar. A Loquillo, si la memoria no me falla, lo vi por primera vez entre el público en el primer concierto que 091 dimos en Barcelona. Sería en el año 83, en el antiguo Zeleste. Ya entonces impresionaba su aspecto. En el último concierto que dimos en Barcelona, en el 95 o 96, también se pasó por los camerinos de Bikini para saludarnos y reprocharnos que nos separáramos. Nos dijo que no nos rindiéramos, pero ya era demasiado tarde. No hemos tenido mucho contacto en todos estos años, pero es de justicia reconocer en el Loco a una de las pocas estrellas de rock’n’roll que hay en este país. Como cualquier estrella concita odios y amores desmesurados. Yo me lo pasé muy bien en su concierto de Granada y para mí fue un honor que me dedicara un tema. Después del bolo me llevé a la banda al Ruido Rosa y tuve la suerte de poder charlar un poco con Jaime Stinus, que es un guitarrista cojonudo y una leyenda del rock en España. Le dije que lo vi tocar con la primera formación de la Mondragón en el año 80 u 81 y el tío flipó. También está ahí Igor Paskual, que es otro fiera del rock’n’roll.
Sin duda en un país como este es digno de admiración que haya gente como el propio Loquillo o tú que llevéis un buen puñado de años encima del escenario. ¿Cuál es la meta de gente que lleva más de veinte cinco años encima de los escenarios?
¿Meta? Ninguna. En estos momentos de la “carrera” me puedo permitir dejar de correr y sentarme a fumarme un cigarro mientras veo a los demás “corredores” pasar a mi lado. Nunca he sido muy ambicioso en ese aspecto y ahora menos. Mi ambición se reduce a que si me planteo grabar un disco quiero hacerlo lo mejor que pueda, y si tengo que dar un concierto me esforzaré para que la gente no salga decepcionada sino todo lo contrario. Pero en general, como objetivo en mi carrera profesional, no hay un fin que conseguir. Digamos más bien que se trata de un combate cuerpo a cuerpo entre mis necesidades expresivas y mi capacidad creativa. A veces consigo un buen gancho de derecha y me sale una buena canción. Otras veces los acordes deslavazados y las palabras equivocadas me pegan tal hostia que me dejan ko.
Por cierto no sé si has oído los trabajos de dos de tu ex –compañeros en 091, estoy hablando de “Zona de Conflicto”, de Lagartija Nick , y de “Preparados”, de Guerrero García, las bandas de Antonio Arias y de José Antonio García, respectivamente. ¿Qué opinión te merecen?
José Ignacio: Pues siento decirte que no he oído ninguno de los dos. Supongo que ya me los mandarán un año de estos, pero ambos tienen oficio y talento de sobra como para que, sin haberlos escuchado, esté convencido de que han hecho grandes trabajos. Seguro.
Si de algo podéis presumir lo ex miembros de los cero es de que en vuestros conciertos se percibe una atmósfera mística, casi de fervor religioso por parte de los fans. Fieles militantes de la causa. ¿Qué se siente al tener unos correligionarios como ellos?
José Ignacio: Intimidación. Son fieles pero no comulgan con ruedas de molino. Quiero decir que no se les puede engañar dándoles género de mala calidad. También se siente agradecimiento. Es conmovedor cuando ves a gente que hace muchos kilómetros para estar en un concierto tuyo. Y otros que te siguen de ciudad en ciudad. Intento estar a la altura y que el esfuerzo les merezca la pena.
Por último y para finalizar José Ignacio. ¿Qué planes de futuro tienes?
José Ignacio: Ninguno.
Por: Javier González.
Fotos: Iván González.
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*Texto y fotografía: Fran Llorente.*
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