Igloo está de vuelta y lo cierto es que se me ocurren pocas formas mejores de regresar que habiendo grabado un trabajo como . Soy rotundo en lo que afirmo, lo sé, pero creo que con éste álbum los gallegos han marcado un antes y un después que supondrá el empujón definitivo en la carrera musical de la banda.
En “∞3” encontramos un manual de desesperanza y autoayuda. Letras que hablan de soledad, decepciones y cadenas de dependencia amorosa que no se pueden cortar. Un disco donde el hombre desnuda su alma y nos habla desde el abismo del miedo, ese con el que nos damos de bruces al enfrentarnos a los fantasmas que habitan dentro de cada uno de nosotros. Corte tras corte van apareciendo diversos temores que son los comunes a toda la humanidad en este siglo XXI. ¿Qué cuáles son?. El desarraigo y el dolor principalmente.
Las primeras frases de “Nonomédicos”, canción que abre el disco, con sus reminiscencias de pop-rock de toques oscuros, nos muestran el camino que van a tomar los distintos cortes de este viaje infinito. En ella cantan, “Dame algo que me quite esto de una vez, lo que siento es dentro de la piel”. Escapar al dolor es el fin. Conseguir el objetivo será una utopía de la que tendremos certeza más pronto que tarde.
La enérgica contundencia de “El Mundo Perfecto de Kira” sigue por ese sendero, con sentencias tan duras como, “Es mi manera de masticar cristal y miles de alfileres”. También transitan en la misma dirección “Cientos de Motivos” y “Nina Kulagina”.
Uno de los instantes claves de todo el trabajo viene de la mano de “Desastrología”, una de los mejores canciones del mismo, con un comienzo que nos hace pensar en los Jesus and Mary Chain de “Psychocandy”, un auténtico trallazo distorsionado donde uno es consciente de que las peores “heridas son las que no se ven”.
Quizás los momentos que menos destacan de todo el disco vengan proporcionados por el ritmo obsesivo de “E.L.O.”, la única interpretada en inglés, y por el reposo de la breve “∞3”, no por demerito propio sino por la calidad del resto del minutaje de ésta nueva entrega de la discografía de Igloo.
La soledad vuelve a aparecer de la mano de “Ausencia Parcial”, un corte más popero, a priori, que se abre poco a poco para romper en un millón de capas que envuelven su sonoridad. Uno de los temas más calmados e introspectivos de todo el disco es “Momentos Buenos” en ella cantan, “Tengo buenos momentos en los que hago que no me acuerdo de ti”. Otra dolorosa declaración basada en el recuerdo de una persona ausente.
La inmediatez se recupera en “Años Luz”, la cual posee unos fraseos de guitarra que me traen a la memoria el comienzo de “Days Before you Came” de Placebo. El epílogo lo pone el “noise” de “Zumo V”, es con ella con la que se da por cerrado este catálogo de introspección y soledad que nos llega desde las tierras del norte.
Al agotar sus once canciones las heridas, los miedos y la soledad siguen presentes. Miran nuestros ojos fijamente de forma altiva y arrogante, insinuando que jamás nos libraremos de ellos. Es probable que así sea. Sinceramente creo que nadie llega a exorcizar del todo sus demonios. Quizás éste “∞3” pueda servirnos para hacerles frente de manera efectiva. Los males son comunes a casi todos los mortales… y la solución… ¿La Solución?... está en “∞3” y sí no es así, siempre nos quedará aquello de “Pop will make us free”… tal y como rezaba la camiseta que un día llevaba Jesús Ordovás.
Javier González.
The Godfathers + Garbayo, arrebatado rocanrol canallesco y macarra
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