Madrid, Sala Caracol, Jueves 24 de Febrero de 2011.
El concierto de la noche del pasado Jueves sirve para que uno, que es consciente de la difícil situación por la que atraviesa la industria musical y, porque no decirlo, la economía en general, se de cuenta de que dentro de éste halo de derrotismo, victimismo y autocondescendencia en el que parece habitar cierto sector del mundillo artístico, siguen surgiendo propuestas novedosas que, luchando contra viento y marea, logran alzarse como vencedores en la lucha contra la mediocridad reinante.
Un claro ejemplo de ese triunfo de la voluntad y la calidad es el dúo formado por Ale Acosta - ex-Mojo Project- y Nita. O lo que es lo mismo, Fuel Fandango. Un dueto, ampliado a trío en directo, junto con el excepcional percusionista Carlos Sosa, de vida relativamente corta, que con un disco de reciente publicación en el mercado, el homónimo “Fuel Fandango”, parece condenado a convertirse en el grupo revelación de éste recién estrenado 2011, más si cabe a tenor de lo visto en su última visita a Madrid.
Lo que ocurrió la pasada noche es sencillo de explicar. Llegaron a nuestra ciudad, vieron y vencieron. Todo fue uno. Y es que Fuel Fandango no sólo reventó literalmente la sala Caracol -No hicieron falta las tan recurrentes listas de puerta, ni el regalo indiscriminado de entradas-, sino que además lograron meterse en el bolsillo al público capitalino desde los primeros compases de “Nothing”.
Con una escenografía cuidada hasta en el más pequeño de los detalles. Apostaron por el minimimalismo de tintes roji-negros, pero, en un acierto por su parte, alejándolo de cualquier atisbo de frialdad, al regar cada rincón del escenario con la calidez de un gran número de rosas, dotando al conjunto de una españolidad bien entendida, que se hacía patente en los quejíos y la fuerte presencia escénica de su vocalista, Nita, y que suponía un claro contraste con el sonido electrónico que, por momentos, propone la banda.
Un sencillo juego que da como resultado una maravilla fusión sonora que sabe recorrer a la perfección la delgada línea que transita entre lo genial y lo casposo, sin caer en éste último concepto en ningún caso.
Con una sala totalmente entregada, nos mostraron que con dos instrumentistas más que eficientes, ayudados, eso sí, por elementos programados, y una cantante “enjuta y resistente”, parafraseando a Vainica Doble, no hace falta más para confirmarse como un auténtico grupazo.
Durante la hora y media que duró su directo, sonaron todas las canciones de su esplendido debut e inclusive, hubo tiempo para que lo hicieran algunos de los que han quedaron finalmente descartados para el mismo.
Uno a uno fueron desgranando temazos como “Brazil”, “Uh Uh” o “Talking”, ante una audiencia que coreaba y disfrutaba a partes iguales, a pesar del calor asfixiante que reinaba en una Caracol que se quedó pequeña para la ocasión.
El momento cumbre de la noche llegó cuando el dúo “sureño” decidió enlazar, casi sin solución de continuidad, los que para un servidor son algunos de los mejores cortes de su debut. De ésta manera sonaron “Shiny soul” y “Hype”, precediendo a esa gran canción que es “I say no” -la introducción me sigue recordando inevitablemente a “A forest” de The Cure en directo, no me lo puedo callar-, para rematar semejante tanda con el sincero sentimiento de “Just”, donde la voz de Nita logró hacernos erizar el vello.
Cerraron su actuación con la interpretación de “The engine” y “Always searching”, con la que dieron por finalizada la noche, no sin antes recoger el calor en forma de cerrada ovación, de un público como el madrileño que parece más que encantado ante la propuesta de Fuel Fandango.
Antes de abandonar el recinto y perdernos en la noche, tuvimos la oportunidad de acercarnos a felicitar a la banda por su buen hacer sobre las tablas. Pese a la tensión propia del bolo, nos atendieron con la sencillez y cercanía que les caracteriza. Algo digno de elogiar y que desde aquí les agradecemos.
Lo suyo ha sido llegar y besar el santo, algunos, los menos, pensarán que es cuestión de suerte. Personalmente me reafirmo en lo dicho algo más arriba. Es cuestión de voluntad y calidad. Ellos tienen ambas cosas. Creo, sinceramente, que éste puede ser el año de Fuel Fandango. Así lo espero.
Por: Javier González.
Fotos: Iván González.
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*Texto y fotografías: J.J. Caballero.*
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