Madrid, Sala Florida Park.
Se despedía el madrileño Quique González de su afición, pero solo momentáneamente, el mes que viene volverá con otra gira junto a Jacob “Desbandados”. Donde en formato íntimo repasará lo menos conocido de su repertorio. Pero antes había que cerrar como se merecía una gira que se estrenaba a finales del 2009 y que terminaba el sábado llenando tres días consecutivas la coqueta sala Florida Park.
Con una banda espectacular, curtida en mil batallas y comandada por el veterano Tony Jurado a la batería, y secundada por Mario Raya a la guitarra, mandolín y slide. Julián Maeso (ex-Sunday Drivers) y su fiel escudero Jacob al bajo, Quique repasó toda su trayectoria. Feliz y satisfecho el cantautor mostró su cara más rockera y demostró la gran influencia que han tenido para él los grandes grupos americanos actuales como Wilco o Band of Horses.
Cambiando los temas haciéndolos diferentes y consiguiendo que sea una experiencia única presenciar uno de sus conciertos. Así por ejemplo “Salitre” fue intercalada con unos versos de “Calles de Madrid”, “Bajo la lluvia” alargó magistralmente su final. En “Te lo dije” el Rockabilly clásico se coló en la sala del retiro.
Entre los momentos más esperados de la noche, esos “Pájaros mojados” que hace casi diez años puso a Quique en la primera división de nuestra música. Tampoco se olvidó de los maestros intercalando unos versos de “El sito de mi recreo” de Antonio Vega en “De haberlo sabido”.
En el aclamado bis, Quique solo en escena se recreó en los clásicos con “Adelita”, una canción mil veces cantada por la tuna y que en su voz toma un cariz totalmente diferente al de la original.
Con la banda ya en escena y un inconmensurable Quique, este desenfundó su armónica para “Palomas en la quinta” y dio paso a un fin de fiesta de ensueño para sus seguidores.
“Cuando éramos reyes” y “Los conserjes de la noche” de su primer disco. Y sentado en el teclado junto a Julián un “Pequeño rock´n roll” con homenaje a Calamaro y su “Paloma” incluido. Para terminar con toda la sala coreando “La luna debajo del brazo”, canción emblema de su último trabajo.
La cara de Quique lo decía todo, en sus ojos se reflejaba la satisfacción del trabajo bien hecho. Con el último telón de Daiquiri Blues echado, solo cabe esperar para volver a ver a Quique en la próxima gira que comienza el mes que viene.
Texto: Jorge Bravo “El Gurú”
Fotos: Almudena Pizarro
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