“El ser valorado me hace más feliz que el tener mucho público.”
Raül Fernández, más conocido en el mundo de la música como Refree, se acercó a la capital el pasado sábado para presentar en directo en El Sol, el que es su quinto álbum de estudio hasta la fecha, el recientemente autoediado Matilda. El compositor, productor y arreglista catalán vuelve a la carga con una nueva entrega de pop orquestal, más luminoso que su trabajo anterior Els Invertebrats (2007), pero con ese soterrado poso melancólico que parece perseguir toda su obra. En su particular y onírico universo priman las melodías pausadas de una compleja sencillez, elaboradas como homenaje a todos aquellos que gustan de la contemplación tranquila y pausada de las pequeñas o grandes cosas que nos ofrece la vida, costumbre que tan en desuso está en los veloces y estresantes tiempos que corren. No estaría de más por tanto, que siguiendo la filosofía de Refree, le robases unos minutos a tus rutinarios quehaceres diarios y leyeses esta entrevista en la que el compositor catalán charló animadamente con El Giradiscos sobre su obra, su nuevo disco y sus inquietudes tanto artísticas como vitales. Cercano, amable y simpático, para nosotros fue un placer entrevistarle, esperamos que para vosotros también sea un placer leer el resultado de este encuentro.
Como los artistas del Renacimiento, en los últimos años has tocado muchos palos: compones, produces, diriges y arreglas espectáculos como el de la Mala Rodríguez, haces bandas sonoras. ¿Con cual de estas múltiples facetas te sientes más a gusto?
En alguna ocasión me lo han preguntado y la verdad es que cuando paso un tiempo sin hacer alguna de estas cosas lo echo de menos. A lo largo de los últimos años he ido ampliando el espectro de cosas que hacía, casi sin planteármelo, por ejemplo el tema de los arreglos. Le vas pillando el gusto a diversificar, entonces cuando llevo tiempo sin hacer algo me apetece volver a hacerlo. Por ejemplo producir me agota mucho pero si llevo unos meses sin hacerlo lo echo en falta.
Y encima y por si fuera poco, ahora te has metido de lleno en el mundo de la autoedición con el colectivo Marxophone. ¿La autoedición de Matilda, te ha permitido una mayor libertad compositiva y estilística que la que tuviste en trabajos anteriores?
Tengo que decir que esto no hubiera sido posible sin Juan, Tomás Heredero o Zara Sierra. Están trabajando todos mucho. Antes de que ellos propusieran nada yo ya me había planteado la autoedición. La idea surgió de Nacho Vegas, él se lo comentó a Fernando Alfaro y él a mí. Lo cierto es que no hemos inventado nada. Lo bueno ha sido juntarnos para tener una mayor repercusión. En mi anterior sello no había tenido problemas. Hay sellos muy interesantes como “Acuarela”, lo que ocurre es que para ellos también está muy complicado el tema económico. También ha habido sellos más grandes que se han portado muy mal con el artista y en ese sentido en parte están pagando por ello.
Antes de entrar de lleno a hablar sobre tu último disco, nos gustaría que nos contases cómo fue la experiencia de trabajar con la Mala Rodríguez y con Enrique Bunbury.
Ambos fueron encargos muy distintos. El trabajo de cuerdas que hice para “El tiempo de las cerezas” estuvo bien, pero no estoy nada contento. Fui a Cádiz, apenas sin tiempo. Creo que ahora lo haría de otra manera. Me gusta el disco, pero no mi trabajo. Con la Mala fue el encargo de una escuela de Barcelona, Taller de Music, que tienen una Big Band. Me preguntaron con quién me gustaría trabajar y yo dije que con María. Hay por ahí un directo que debe estar a punto de ser editado.
Escuchando tus discos es evidente el reconocer que eres un gran compositor, pero además, es evidente también, que eres un gran poeta, creador de letras tan exquisitas como la de la canción “Eso está muy bien”, la cual nos tiene subyugados. ¿Cuál de estas dos afirmaciones crees que te define mejor: un músico que escribe o un poeta que compone?
Es indisoluble. Creo que músico que escribe, a priori. Me cuesta mucho más escribir, es un trabajo menos fluido. Música hago todo el día, letras no. Ahora mismo no me siento más una cosa que otra. Sí que creo que trabajo más como músico que como letrista.
Considerado por medios independientes como el nuestro, como una figura indispensable de la música de nuestro país, ¿te molesta que sin embargo para el gran público seas un auténtico desconocido y sin embargo sepan vida, obra y milagros de gente como Chenoa, Bisbal y compañía?
Eso es otra liga a la que no puedes entrar. Yo me siento súper valorado por prensa y por la profesión en sí. Soy un artista minoritario y tampoco nunca he empujado para cambiar las cosas. No hago discos fáciles, canto en catalán, además de en castellano. Refree no es un proyecto hecho para llegar a mucha gente, aunque claro está, cuanta más gente lo escuche mejor. Yo hago el disco que quiero y con el que me siento cómodo en ese momento. Reúno en cada disco lo que quiero expresar. Normalmente no son discos de consumo rápido, ni de una escucha. Soy consciente de ello. No pongo las cosas fáciles, además la manera de consumir música ahora no es tan reposada. Aún así estoy súper cómodo, viene gente a mis conciertos. Hay gente muy fan y el ser valorado me hace más feliz que el tener mucho público.
¿Qué se siente cuando un productor tan reputado como Brad Jones te echa piropazos tales como que tu “Els veins nudistas” es su canción favorita de todas con la que ha trabajado a lo largo de su carrera? ¿Qué ha supuesto para ti, trabajar con él?
Él conoció mi música gracias a Els Pets. El cantante, Lluís Gavaldà le puso mis discos a Brad en una de las grabaciones que hicieron. Entonces el dijo que me quería conocer y nos conocimos en el estudio, donde yo me pasé a hacer unas voces. El inicio fue muy fuerte porque el ya me dijo, “Oye, quiero trabajar contigo, me gusta mucho lo que haces”. El problema es que yo había terminado el anterior disco y no sabía cuando iba a grabar algo nuevo. Cuando empezamos a trabajar juntos, al mandarle los temas, se vino a Barcelona por su cuenta. Al principio me decía, “esta melodía es una de las mejores que he escuchado”, yo no lo creía. Luego, es cierto, que me he enterado por otra gente que decía que este disco era uno de los que más orgulloso se mostraba en años. Es un poco lo que decíamos antes, la gente de la profesión me valora bastante.
En tus trabajos manejas tanto el castellano como el catalán, ¿con qué lengua te sientes más a gusto a la hora de componer tus canciones? ¿Qué factores influyen para que unas letras las escribas en una lengua u otra?
Es mucho más sencillo…o más complicado. Yo hago una letra y normalmente sale en un idioma o en otro. En casa hemos sido cien por cien bilingües. Con mis amigos ocurre lo mismo. Yo creo que es la realidad catalana. En general se hablan los dos idiomas con mucha naturalidad e incluso se intercalan en las conversaciones. Yo quería que Refree fuera un proyecto sincero y me parecía poco honesto eliminar una de las dos lenguas. Ahora las canciones me salen de forma natural, escribo de forma muy visceral. Siempre hay gente reticente a este tipo de opciones. Hay gente muy radical, que no es mi público, y no me interesa.
Matilda rezuma un claro tono melancólico de principio a fin, que sólo se rompe de vez en cuando con la inclusión de pequeños arreglos en forma de concesión para la esperanza, como el trino de un pájaro, un triángulo brillante o un viento luminoso, ¿es esta melancolía un reflejo del estado de ánimo que tenías cuando lo compusiste? Si es así, ¿son esas pequeñas concesiones sonoras, tu forma de decir que siempre existen motivos para la esperanza, para escapar de los malos momentos?
Es algo que me ha perseguido a lo largo de mi carrera. No creo que sea melancólico. Sino más bien que tengo una idea reposada de la música. Tengo otro concepto de las intensidades. Para mí es un disco positivo en general. Tiene sentido del humor y la luz está bastante presente. El anterior es más oscuro, éste es más abierto y luminoso.
Al escuchar tu disco, nos ha dado la sensación de que tus canciones están compuestas por cientos de pequeñas pinceladas sonoras que se asemejan a la forma con la que creaban sus pinturas los maestros impresionistas, ¿te parece acertada esta comparación?
Es un disco pensado muy al detalle, se van entrecruzando instrumentos. Creo en este tipo de arreglos. Estamos acostumbrados al bajo-guitarra-voz. Mi búsqueda personal es que se crucen las melodías. Que no sea sencillo descubrir el acorde. Que prime la armonía.
En el tema “Torpe” pareces dar demasiada trascendencia a algo que no parece tan preocupante como es el hecho de que alguien sea un poco patoso, ¿sueles tomarte las cosas muy a pecho?
No es una crítica hacia nadie. Es la canción con la que más conocidos me preguntan, “¿habla de mí? Se sienten identificados con ella. Creo que todos somos un poco torpes. Hoy me decían que si era la historia del típico tío que queda con chicas y al final le acaban contando sus problemas. Es un tema que habla sobre lo que ocurre y lo que la gente tiene en su cabeza.
Tus composiciones parecen beber más de influencias mediterráneas que anglosajonas, ¿qué grupos o solistas son tus favoritos y cuáles son los que más te han podido influenciar a la hora de crear tus canciones?
Vivo en Barcelona. He pasado toda mi vida allí. Es una ciudad a orillas del Mediterráneo cercana a la frontera con Francia. Todo eso se nota. El lugar donde vives se percibe en la música que haces. Soy incapaz de definir lo que hago respecto a influencias. Está claro que la música que escuchaba mi madre debe notarse. También, de pequeño, he escuchado mucha música clásica.
El final de tu disco, de los mil y uno que seguro hubiese podido tener, es probablemente la canción más optimista y movida de las diez que lo componen, ¿es esta una pista de por donde van a ir los tiros de tus composiciones en próximos trabajos?
Es una canción sobre todo lo que nos podría pasar a lo largo del día. A veces pensamos que controlamos nuestro día a día, pero hay cosas que se nos escapan. Sobre si ese tema es un adelanto de lo que ocurrirá en un futuro, me preguntó también el otro día Julio Ruiz. Es posible que vaya por ese camino. Me gusta. Lo que te puedo decir es que tengo muchas ganas de hacer el disco nuevo.
Actualmente la escena catalana está en boca de todo el mundo, Sidonie, Love of Lesbian, Standstill…
Siempre ha habido mucha tradición. Todos ellos son grupos veteranos. No son flor de un día. Parece que ahora se hace más caso a todo lo que se hace allí. Más allá de estas bandas hay una escena muy chula.
Y por último y como final para esta entrevista, dinos: ¿Qué te depara el futuro? ¿Cuáles van a ser tus próximos conciertos y proyectos?
Hay cerradas diez o doce fechas y después queremos continuar presentando este disco. Nos está quedando muy bien el directo. Yo no soy mucho de tocar en vivo, pero con éste disco me apetece. Ahora, por otro lado, estoy terminando el disco de Fernando Álfaro que también saldrá con Marxophone en Abril y empiezo en breve con el disco de Nacho Umbert, así que ahora tocan unos meses de producción.
Por: David Lorenzo Sánchez.
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