Madrid, El Sol, 29 de Enero de 2011. Público: lleno.
Fueron los de Barakaldo, los encargados de abrir una noche de rock ´n´ roll de ese que se ha dado en denominar urbano; divertida, sudorosa y cervecera. Presentaron en la capital el que es su último disco: “Porco Show” y cumplieron con esa regla no escrita que dice que los grupos de punk/rock callejero y de barrio de Euskadi siempre suenan de puta madre. Es cierto que su fórmula rockera de guitarras afiladas, con bastantes reminiscencias al trash y al hard rock, es la misma que lleva en vigor durante décadas ya no sólo en Euskadi, sino en el resto de la Península, pero también es cierto que sigue siendo resultona y eficaz. La mayor diferencia de Porco Bravo con respecto a otras bandas del mismo palo, es que ellos introducen en sus directos toda una gama de chascarrillos y bizarradas en la onda de bandas como Turbonegro, que les convierten en unos animalotes aberraos, igual de divertidos que contundentes. A destacar la labor escénica de Manu “Gallego” (voces), incansable maestro de ceremonias y de Asier y “Pulpo” a las guitarras. Sin apenas dar tregua fueron desgranando casi todos los temas de su nuevo disco siendo los momentos más álgidos del bolo los que correspondieron a las canciones “Compadre”, “La piara” y “Di que no”. Se metieron al público madrileño en el bolsillo y calentaron de cojones una sala que sobre todo esperaba ansiosa la presencia sobre las tablas de esos héroes del barrio que son Motociclón.
Robértez, alma máter de los vallecanos, me comentó el día antes del concierto que andaba algo “regulero”, porque siempre que tiene bolo se le puebla el estómago de esas mariposas cabronas que provocan con sus revoloteos un estado de nervios implacable. No obstante ya el viernes tuvo su dosis de entrenamiento, cuando subió a tocar la harmónica (por cierto, es algo que nunca ha hecho con Motociclón, pero para los que no hayáis tenido la suerte de escucharle, os diré que es uno de los grandes harmonicistas de este país, quizás sólo un peldaño por debajo del inconmensurable Ñaco Goñi) también en el escenario del Sol, invitado por el que sin duda es el mejor grupo de High Energy que hay en España, “Los Chicos”, que cumplían diez años de carrera, y que lo celebraron con un conciertazo que nos dejó a todos exhaustos.
Todas las piezas de Motociclón tienen suma importancia (Dani a la batería, Raimón al bajo y Tras a las seis cuerdas, que además en el último disco se ha desmarcado también como letrista en algunas canciones como “Antifa de pastel”), pero es indudable que el elemento aglutinador del mayor cariño de su público es Robértez que pese a decir siempre que él no es cantante, se ha desmarcado durante los últimos años como un frontman de altura, en la onda de grandes animales de escenario como Jorge de Ilegales o Julián de Siniestro Total. Gran parte de su éxito es la posesión de una energía, optimismo y buen rollo que supura a chorros y que consigue transmitir de forma brillante al público. Tímido incorregible en las distancias cortas se transmuta siempre en un monstruo enérgico y salvaje cuando se sube a las tablas. Y así, cuando sonaron los primeros acordes de “Poblao calé on fire” temazo de su último disco recientemente publicado, “Gentuza”, con el que abrieron su actuación, ya tenía a los asistentes metidos en el bolsillo. Siguiendo la estela de sus trabajos anteriores, “Gentuza” vuelve a ser un compendio de himnos inspirados en ese costumbrismo cotidiano y callejero que tan bien dominan los vallecanos y que ha revitalizado el rock urbano de la capital, del que son sin duda su máximo exponente. Pero y pese a que me jode decir esto, la inclusión de algunos temas que instrumentalmente se desmarcan hacia un heavy ochentero más melódico como “Antifa de pastel” o “Los listos”, les ha hecho perder cierta contundencia y por eso su concierto del sábado tuvo más bajones que el que por ejemplo dieron el año pasado en esta misma sala y provocó cierta frialdad en el público presente que por momentos fue perdiendo fuelle, y que como me comentó Robértez al final del bolo, él mismo intuyó y le acabó afectando como al tipo extremadamente sensible que es. No obstante he de decir y decirte (si es que llegas a leer esta crónica), primero que tus altas dosis de autocrítica te honran y te encumbran aún más y segundo, que pese a reconocer también que este no fue ni mucho menos vuestro mejor concierto, fue mucho mejor que el de la mayoría de bandas que yo haya visto subidas a un escenario. El feedback se rompió por momentos pero claro está, Motociclón tienen temas y coraje de sobra como para darle la vuelta a la tortilla y así lo hicieron cuando interpretaron las demoledoras y divertidas “Domingo katacroker”, “Comiéndote el ojal en un 127 abandonao” (la balada del año sin duda) y cómo no, su mayor himno “Crapulismo”, que acabaron por redondear un bolo con muchos más altos que bajos y que volvió a dejar un buen sabor de boca. Y es que como ellos mismos proclaman en su nuevo tema “Autofelación”, lo suyo es mucho más serio de lo que parece a simple vista y llevan haciendo méritos de sobra para que se les reconozca.
Texto: David Lorenzo
Fotos: Iván González
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Sala El Sol, Madrid. Viernes, 22 de noviembre del 2024.
*Texto y fotografías: Guillermo García Domingo*
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