Viernes, 14 de noviembre.
Tras una espera de 12 años, Jordi Skywalker volvía a los escenarios madrileños, y lo hacia con su nueva propuesta, su primer disco en solitario titulado, "Corazón de padre atómico" en la mítica sala el Sol. Lo que hacían de esta una de esas citas ineludibles, sobre todo para los que nos fuimos haciendo mayores al ritmo de los míticos conciertos que Jordi daba con su antigua banda en “El Siroco”, allá por los años noventa. Los que se esperen algo parecido a su anterior grupo, Buenas Noches Rose, se sentirán decepcionados, sin embargo los que busquen una puesta en escena diferente, un rock mestizo que bebe directamente de los primeros Mano Negra o Amparanoia, sin dejar de lado el rock y el folk de los 70, les gustará lo que hace Jordi en la actualidad.
Lo primero que nos llamó la atención a nuestra llegada a la sala, fue la disposición del escenario. Decoración con plumas, un tablado de madera dibujado seguramente por el propio Jordi, en el que posteriormente pudimos ver bailar al Pitu de Ronda, uno de los amigos que arropaban a Jordi en el escenario. A los coros Isa -su mujer-, muy aclamada por un publico cómplice que disfrutó de la actuación desde el principio.
Interpretaron al completo el disco, brillaron especialmente las canciones más movidas del mismo. "Burriquita", dedicada a ese animal al que dedica la portada del disco. Ese blues-rock que es "Héroe de mi Casa", en el que narra las aventuras de la vida diaria, o la que es sin duda una de las mejores canciones de su debut, "Muerte Súbita", con unos coros que por momentos nos recuerdan a Lou Reed.
La única versión que sonó a lo largo de la noche fue la de un desconocido grupo “Gernika”, un buen tema que calentó el ambiente para la Jam que hicieron con "Walkabout", en la que Jordi improvisó un homenaje a James Brown y su "Sex Machine". Posteriormente ya despojado de su camiseta y sin un gramo de grasa en el cuerpo, encaramos el tramo final del concierto.
Los temas en francés como "Mule" y "La Caravane”, sonaron mucho mejor que en su versión plastificada. La catarsis final llegó de la mano de "Círculo" y del que fuera primer single del disco, "Babylon", en la que crítica la vida en la gran ciudad, a la que bajó por unas horas a impregnarnos con su música campestre.
Para terminar eligió su "Canción India", en la que todos quedamos hipnotizados con los golpeos en el pecho de Jordi, acompañando el tempo de la canción.
Al final todos fueron sonrisas y abrazos con un exultante y muy contento Skywalker al que felicitamos, consiguiendo que nos firmara unos cuantos cds de su época al frente de BNR, discos que según su propio productor, un simpatiquísimo Pablo Pinilla, reeditará próximamente en vinilo.
Ojala que este sea el primero de muchos más conciertos de Skywalker y su banda en Madrid, su casa. Y es que propuestas como la suya, tan diferentes, arriesgadas y alejadas de la costumbre imperante no abundan en nuestro rock estatal.
Texto: El Giradiscos
Fotos: Jorge Bravo Crespo “El Gurú”