“Hay que tener dos cojones para hacer esto” me decía una amiga, aludiendo al inconveniente de tener todo preparado y que de pronto se venga abajo, si algo nos ha enseñado Iñigo durante todo este tiempo es que los tiene y muy bien puestos, lo que unido a una confianza que asusta, son garantía de éxito en cada uno de sus directo. Además, tiene canciones para convencer a escépticos, aquellos que nunca lo han escuchado y que se quedan prendados de su propuesta.
A lo largo de su actuación sonaron temas de sus dos discos, fue impresionante el silencio que se hizo durante “Esto es lo que Parece”, de fondo solo se escuchaba el sonido de los vasos de la barra. Un momento escalofriante. No faltó a la cita, "Blues Hablando sobre el mayor fan de Bob Dylan del mundo”, un tema que por fin ha grabado después de muchos años tocándola en directo. El tema funciona como lo que es, un blues donde irónicamente se burla de la gente que sigue a un determinado artista, olvidándose de la maravillosa música que hacen otros artistas de la misma procedencia.
En el apartado de versiones, terreno con el que siempre sorprende, homenajeó a uno de sus grupos favoritos, los hoy en día casi olvidados Tahúres Zurdos, de los que cantó “Chicas fuertes”, magnifico tema que le sienta como un guante. Con la ayuda de Daniel Merino atacó “A mi aire”, uno de los mejores temas de Dani. Incluso se atrevieron con el flaco Joaquín Sabina y su “Caballo de cartón”, tema de 1984 que logró sobrecogernos a todos.
La anécdota de “Balada para una viuda” de los enormes Burning fue de lo más jugosa. Contó Iñigo que mientras la interpretaba en el metro, una chica muy joven le preguntó, “qué si era suya, que era muy bonita”, a lo que Iñigo oyó en su cabeza eso de “miéntelas, miéntelas, ellas te prefieren así” y le dijo “sí, es mía, la escribí ayer por la noche”. Qué grande este Iñigo pensé para mí.
Al finalizar la actuación abrazos con el artista. El sabor de la victoria se dibujaba en el rostro de Iñigo. Lo había conseguido. Se sobrepuso una vez más a la adversidad y salió victorioso enfundado con su guitarra, con la satisfacción del deber cumplido.
Texto y Fotos: Jorge Bravo Crespo